En el libro “Or Hameir” de Rabí Ze’ev de Zhitomir, el discípulo del Maguid de Mezritch, está escrito que una vez los discípulos del Ba’al Shem Tov necesitaban saber acerca de algo en un lugar distante de Mezhibuz en donde estaban ubicados.
El Baal Shem Tov abrió el Zohar que estaba sobre la mesa, lo estudió y les dijo lo que sucedería en ese lugar distante. Los discípulos preguntaron cómo había visto algo en un lugar distante al mirar el Zohar.
“Con la luz que Dios creó el primer día de la creación, Adam podía ver de un extremo al otro del mundo”, explicó el Baal Shem Tov. “Esto significa desde el fin del Mundo Oculto desde arriba hacia abajo hasta el fin del Mundo Revelado desde abajo hacia arriba. Dios vio que el mundo no era digno de usar esta luz y la guardó. ¿Dónde lo guardó? En la Torá. Si una persona estudia en aras de la Torá ésta le ilumina el mundo de un extremo al otro”.
En diversas ocasiones el Baal Shem Tov explicó cómo al mirar en el Zohar podía ver cosas distantes.
Unificación de lo oculto y lo revelado
El océano, que alude al Mundo Venidero, es llamado “Mundo Oculto” porque está escondido bajo el agua. La tierra seca alude a este mundo, el Mundo Revelado. La frontera entre el océano y la tierra firme es el extremo del Mundo Oculto de arriba hacia abajo y también el extremo del Mundo Revelado de abajo hacia arriba. Esta es una explicación en Jasidut para “de un extremo al otro del mundo”. El Ba’al Shem Tov revela que la luz de la Creación une lo oculto y lo revelado, el Mundo Venidero con este mundo.
Moshé vio de un extremo al otro del mundo y su rostro quedó iluminado por esa luz oculta, por eso cubrió su rostro con un מסוה (velo). En consecuencia, las primeras letras de la palabra מסוה son un acrónimo de “מסוף העולם ועד סופו” (de un extremo al otro del mundo). En guematria, מסוה es igual a אל”ף, elef (1000), que es una permutación de la palabra pele, פלא (maravilla) que precedió a la creación del mundo. Si una persona estudia Torá לשמה (lishmá, en aras de la Torá), el mundo se ilumina para él de un extremo al otro, como con משה (Moshé, una permutación de לשמה, lishmá).
La Torá es luz, como está escrito: “Y la Torá es luz”.[1] Los sabios explican que la luz oculta de la Torá no es la misma luz, sino más bien una luz doble adicional, además de la luz de la Torá en sí.
Rabí Meir, cuyo nombre también significa “iluminar”, dijo: “Todos aquellos que se ocupan de la Torá en aras de ella merecen muchas cosas”.[2] Una de esas cosas es que “le revelen los secretos de la Torá”. En esta historia aprendemos que uno merece no sólo los secretos de la Torá, sino también la capacidad de ver de un extremo al otro del mundo.
Foto por Eike Wilkens desde Pixabay
[1] Proverbios 6:23
[2] Pirkei Avot 6:1