Rabi Menajem Mendel de Vurke:

CUANDO LLEGUE A LOS CINCUENTA

Rabí Mordejai Menajem Mendel Kalisch, ‘el Rebe Silencioso’ de Vurke (Warka, Polonia), nació en 5579 (1819) siendo su padre el Rebe Israel Itzjak, fundador de la dinastía Vurke y discípulo del Rebe Simjá Bunim de Peshisja. Mientras aún vivía su padre, el Rebe Menajem Mendel dirigió a un pequeño grupo de jasidim de Vurke, entre ellos algunos grandes del Jasidut, a quienes guio con su enfoque único en el servicio a Dios. El Rebe Menajem Mendel sintetizó la cálida corriente Vurke del Jasidut con la áspera vertiente del Jasidut de Kotzk. Su grupo fue denominado “El Grupo de los Leones”. Tras el fallecimiento de su padre el 22 de Siván de 5608 (1848), el Rebe Menajem Mendel se negó a aceptar el encargo del liderazgo. En su lugar, se nombró al Rebe Shraga Feivel de Gritza (Grójec, Polonia). Este Rebe, sin embargo, falleció medio año después, en Sucot 5609 (1849). Fue solo entonces, con la indicación del Rebe Menajem Mendel de Kotzk, que aceptó suceder a su padre como Rebe de Vurke.

El Rebe Menajem Mendel usó las palabras con moderación. Incluso sus palabras de la Torá fueron sucintas. En Pesaj 5628 (1868) enfermó. Después de Shavuot fue llevado a Varsovia, donde falleció unos días después, el 16 de Siván.

Rabí Menajem Mendel era conocido como un hombre maravilloso y se dedicaba al comercio con los cosacos. Su padre, el santo Rabi de Vurke, estipuló durante sus negociaciones matrimoniales con su suegro, Reb Hirsch Leib, que le proporcionaría a su yerno cualquier cantidad de dinero que solicitara, y el suegro estuvo de acuerdo. Una vez, Rabí Menajem Mendel hizo un trato con un cosaco por el que le azotaría con cincuenta latigazos, y por cada latigazo, le pagaría al cosaco una moneda de plata.

En plena noche, fue a la casa de su suegro y le pidió la suma de monedas que debía al cosaco. Sin más remedio, su suegro se levantó de la cama y le entregó cincuenta monedas. Entonces despertó de nuevo a su suegro y le dijo que se había acordado entre él y el cosaco que, puesto que ni el cosaco ni él serían capaces de contar correctamente el número de golpes, quería que su suegro contara el número previsto de latigazos…

 

En esta historia, que es a la vez divertida y escalofriante, se revela un aspecto único y contundente de la personalidad de Rabi Mendel. Como si su experiencia de liderazgo poco convencional no fuera suficiente (¡¿cuándo fue la última vez que oíste hablar de un rabino haciendo negocios con cosacos?!), Rabi Menajem Mendel también se mantuvo firme en el cumplimiento del acuerdo entre sus padres y su suegro, incluso haciendo que su suegro fuera testigo de cómo su dinero estaba siendo pagado a un cosaco a cambio de nada.

Curiosamente, aunque Rabí Menajem Mendel generalmente se oponía a la autoflagelación, aquí parece tener un interés especial en ella. Probablemente representaba lo que el Rebe de Lubavitch describió como itkafia, un acto de auto-coerción externa que en última instancia conduce a una profunda transformación interior (ithapja). ¿Qué transformación buscaba el justo Rabi que requería cincuenta latigazos? No podemos saberlo con certeza, ya que “el rabino silencioso” guardaba celosamente sus secretos. Sin embargo, una manifestación que hizo en otro contexto podría arrojar algo de luz sobre el asunto.

Rabí Menajem Mendel dijo de sí mismo: “Cuando llegue a la letra nun, todos sabrán quién soy…”. Sin embargo, no llegó a la edad de cincuenta años, el valor de la letra nun, ya que falleció cuando aún tenía cuarenta y nueve años. ¿Qué se suponía que iba a suceder cuando Rabí Menajem Mendel llegara a los cincuenta? ¿Y por qué no sucedió durante los cuarenta y nueve años que lo precedieron? Obsérvese el lenguaje de Rabí Mendel: “Cuando llegue a los cincuenta (nun), todo el mundo sabrá quién soy…”

La meta a la que aspiraba Rabí Menajem Mendel no es simplemente un número respetable de años. La nun representa algo más. Alude al Portal Nun (50) que se encuentra más allá de la comprensión humana. Ni siquiera Moisés lo logró, como lo insinúa el versículo: “Y le has hecho un poco menor que lo Divino”…

El Portal Nun pertenece a la sefirá de corona (keter), cuyo aspecto profundo y oculto es conocido en el Zohar como la cabeza incognoscible que no se conoce a sí misma (reisha delo iada – la cabeza desconocida que no se conoce a sí misma – y lo itiada – no será conocida por los demás-“. Esto revela una dimensión sorprendente de este portal, que en cierto sentido incluso se contradice a sí misma: la persona que conoce lo que no se puede conocer merece que todos sepan quién es. Pero, ¿cuál es la conexión entre el reconocimiento público y el Portal Interior de los cincuenta, que ni siquiera es conocido por uno mismo?

Parece que cada persona justa tiene su propio “Quincuagésimo Portal ” que se alza sobre todo lo que su alma puede lograr y revelar en este mundo. La expresión “logros o percepciones superiores”, hasagot elionot (הֲשָּׂגוֹת עֶלְיוֹנוֹת) suele percibirse como la comprensión de algo externo a la persona, pero, de hecho, las almas de Israel son una parte inseparable de su Padre Celestial. Por lo tanto, la percepción Divina más elevada de cualquier judío es en realidad una parte de su personalidad, encapsulada en la frase “nuestra porción en Tu Torá”. Sin embargo, el Quincuagésimo Portal personal no es sólo la forma en que el alma de un judío en particular entiende a su Creador, sino también algo con lo que debe infundir al mundo entero. Se explica que dentro del alma de cada judío reposa una chispa del Mashíaj, esperando ser revelada y redimir la parte del mundo que le pertenece. Cuando esta chispa se revela por completo, nadie permanece indiferente a ella.

Por supuesto, para reconocer a alguien de esa manera, es requisito previo que la persona primero se reconozca a sí misma. Este es el significado de la esperanza de Rabí Menajem Mendel de alcanzar un estado en el que todo el mundo le conociera. Sin embargo, este profundo reconocimiento no es una tarea sencilla, especialmente para un gran tzadik cuya infinitud está tan presente. Está dicho que el Baal Shem Tov, justo antes de fallecer, declaró: “Sólo ahora sé por qué vine a este mundo”. A veces, el reconocimiento de uno mismo llega solo en el último momento. También está escrito que Moisés alcanzó el Portal número 50 sólo en el momento de su fallecimiento.

Cabe suponer que el Rabi de Vurke tenía una intuición sobre su esencia y la esencia de su quincuagésimo Portal personal, pero para que los demás también la reconociesen, necesitaba entenderla completamente él mismo. Sin embargo, como en la mayoría de los asuntos relacionados con el Mashíaj, Dios tiene otros planes. El Rabi de Vurke falleció a los cuarenta y nueve años, sin convertir la fe más esquiva en conocimiento. Sólo se puede suponer que existe una conexión entre el deseo de Rabí Menajem Mendel de alcanzar la edad de cincuenta años y el trato que hizo con el cosaco. Tal vez esto es lo que pretendía cuando compró los cincuenta latigazos.

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