EL DÉCIMO Y EL PRIMERO

Parashat Miketz es la décima parashá en la Torá. Hay un verso que dice: “El décimo es consagrado a Hashem”. Respecto a las sefirot, dice el Sefer Ietziráh : “el final [la décima sefiráh ] está insertado [incluido] en el comienzo [la primera sefirá ]”. Este es un principio general aplicable a todo grupo ordenado o enumerado en la Torá, el décimo siempre se vuelve a conectar con el primero. De esta manera, encontramos una serie de ejemplos que conectan claramente nuestra parashá con Bereshit , la primera.

La primera similitud digna de destacar es el número de versos, ¡ambas tienen 146!

Si observamos un jumash , encontraremos que al final de cada parashá hay una guematria correspondiente a la cantidad de versos que contiene. Estas guematriot son de antigua data y se remontan a los Baalei Hamesorah , “los poseedores de la tradición”, los sabios que finalizaron el texto de la Biblia (específicamente ketuvim , Crónicas) en los siglos IX y X.

Para la parashá Bereshit nos presentan dos guematriot de valor 146: Amatziah , אמציה , y Iejizkiahu , יחזקיהו . Para la parashat Miketz presentan tres, las citadas de Bereshit y además otra: “Será mi sirviente”, יהיה לי עבד , ihieh li eved . ¿Por qué agrega otra guematria? La explicación es que cuando podían encontrar una palabra acorde, preferían seleccionar aquellas que aparecen en el texto mismo de la parashah . En el caso de Miketz , estas palabras aparecen en el último verso. (1)

El principio del rey es su reinado

En el resto de la Biblia la palabra bereshit , “en el principio”, aparece en referencia a la soberanía de un rey, por ejemplo: “En el principio del reinado de Iehoiakim …” y “En el principio del reinado de Tzidkiiahu ”. ¿Qué aporta esto a nuestro entendimiento del primer bereshit de la Torah: “En el principio Hashem creó los cielos y la tierra”?

En el Talmud encontramos que Rabí Simón bar Iojai ( Rashbi ) dice que en la época de aquellos reyes, Hashem quiso regresar el universo al caos por dos motivos. En la época de Iehoiakim , él mismo provocó la ira de Hashem, pero, dice Rashi, el Todopoderoso posó su mirada sobre su generación, es decir, sobre el pueblo y por su mérito se calmó, como si fuera. En el tiempo de Tzidkiahu la cosa fue a la inversa, la ira Divina fue instigada por la gente de la generación, pero en mérito de su rey Hashem se pacificó.

Vemos entonces que hay una conexión intrínseca entre la palabra bereshit y el reinado de un rey y su pueblo. El nexo entre el pueblo y el rey está descripto en el adagio de los sabios “no hay rey sin un pueblo”. En otras palabras, un rey no es rey sin un reino, es decir, sin subordinados.

Ahora se ve más claramente la conexión con la parashah Bereshit . El mundo, cuya creación se ocupa la parashah Bereshit , es el dominio o el reino del Todopoderoso. Hashem creó el mundo para que sirva como Su dominio. Por cierto, de acuerdo con los sabios, (3) esta es una de las razones para que se haya producido la creación, porque sin un reino, sin subordinados, el Creador no habría podido revelar Su Majestad. El objetivo final de la creación está enunciado en el verso de Zejariah : “Y Hashem será el Rey sobre toda la tierra y en ese día, Havaiah será uno y Su nombre uno”.

La (re)Creación da fuerza y decisión

Amatziahu Iejizkiahu fueron reyes de la Casa de David. Ellos nos recuerdan la bendición que Hashem le dio a Ieoshúa , el primer rey judío que reinó en la Tierra de Israel: חזק ואמץ , jazak veematz , “Se fuerte (de la misma raíz que Iejizkiahu ) y decidido (de la misma raíz que Amatziahu ). Estas son cualidades que todo rey debe tener, especialmente los de la Casa de David, porque todos son descendientes de ese gran rey.

Revelan nuestros sabios que el Rey David no tenía asignado años de vida, por el contrario, se supone que había de nacer muerto durante un mal parto. Pero Adam y los tres patriarcas le aportaron años de sus propias vidas. El primero hombre le dio 70 años de su propia existencia física (tenía que haber vivido 1000 años y murió a los 930). Entre todos los patriarcas, con Iosef tomando el lugar de Itzjak, le dieron a David 70 años de sus vidas espirituales: Abraham le dio 5 años, Iaacov 28 Iosef 37.

Por cierto, la diferencia entre los 180 años que vivió Itzjak y los 110 de Iosef es exactamente la vida de David, insinuando que la vida de Iosef se acortó cuando ascendió al trono de Egipto.

Entonces, para que pueda sobrevivir un rey de la Casa de David, y en especial el Mashíaj, quien como su ancestro es llamado un “niño abortado”, debe ser constantemente fuerte y firme, o en otras palabras renaciendo constantemente, como la creación del mundo ex nihilo , algo de la nada, a cada momento.

Sabiduría Divina y sabiduría natural

La palabra más simple cuya guematria es 146 y que más obviamente se relaciona con la parashat Bereshit es עולם , olam , “mundo”, que a su vez es 2 veces “sabiduría”, חכמה , “ jojmah ”. Entonces esto alude a los dos versos “Tú has creado todo con sabiduría” y “ Havaiah con sabiduría fundó la tierra”, donde “con sabiduría” se escribe bejojmah bet jojmah , “2 sabidurías”.

En Cabalá y Jasidut estas dos sabidurías se refieren a una superior, la sabiduría Divina de la Torá y a una inferior, la sabiduría de la naturaleza también conocida como la Sabiduría del Rey Shlomoh.

La sabiduría inferior describe los procesos de la creación y las leyes naturales, mientras que la sabiduría Divina superior de la Torá describe la manera en que la realidad puede ser rectificada.

De manera similar, la palabra bereshit puede ser dividida en bet reshit , o sea “dos principios”, donde reshit alude a la sabiduría como en el verso: “el principio de la sabiduría es el temor a Hashem”. Estas dos sabidurías, la Divina y la natural, se unen para cumplir el propósito de la creación: establecer para Hashem un reino aquí abajo. Esto está discutido en extenso en las explicaciones jasídicas sobre el verso: “La sabiduría cantará en el exterior”, jojmah bajutz terunah .

Encontrando a Hashem en el exilio

Sin embargo, aunque se necesitan ambas sabidurías para construir un reino para el Todopoderoso ( olam , los 146 versos de la creación), como la sabiduría de la naturaleza trae al mundo a la existencia y la Divina lo sostiene y rectifica, ambas se unifican verdaderamente en nuestra parashah cuando Iosef logra interpretar los sueños del faraón.

El olam de 146 versos de nuestra parashah Miketz es un mundo de ocultamiento (que en hebreo proviene de “oculto”, עלום , alum ), donde los sueños del faraón son una metáfora de la naturaleza, con el Creador permaneciendo oculto dentro de ella. Al interpretar los sueños correctamente Iosef demuestra su habilidad única heredada por nosotros: interpretar correctamente el significado de la naturaleza de tal manera que pueda comprenderse como un instrumento y recipiente para la Divinidad.

Los sueños del faraón son también una metáfora para el estado de exilio; las dos palabras ופרעה חלם , veparoh jalam , “y el faraón soñaba”, tiene el mismo valor numérico de la palabra “exilio”, גלות , galut !!

De esta manera, la interpretación de Iosef simboliza la capacidad de encontrar la Omnipresencia de Hashem incluso dentro del estado más profundo de exilio. Por cierto, el exilio es descripto como un estado de dormir, “estoy durmiendo [en exilio]” y el rey David describe el exilio como un estado de sueño: “Somos como soñadores [en exilio]…”.

Entonces, mientras que en Bereshit Hashem se oculta en el mundo físico, nuestra parashah comienza con el Creador totalmente oculto dentro del exilio.

NOTAS

1. Génesis 44:17.

2. Sanhedrín 103ª.

3. Pirkei deRabí Eliézer , cap. 3.

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