“Y el canaaneo, el rey de Arad, que moraba en el Neguev, oyó que Israel venía por el camino de Atarim, y peleó con Israel y capturó cautivos. E Israel prometió un voto a Di-s, diciendo: “Si Tú me das esta nación en mis manos, yo destruiré por completo sus ciudades. Y Di-s escuchó la voz de Israel y les dio a los cananeos y los destruyeron por completo (vaiajarem) a ellos y a sus ciudades y él llamó el nombre del lugar Hormá”.[Bamidvar-Números 21:1]
וַיִּשְׁמַע הַכְּנַעֲנִי מֶלֶךְ עֲרָד יֹשֵׁב הַנֶּגֶב כִּי בָּא יִשְׂרָאֵל דֶּרֶךְ הָאֲתָרִים וַיִּלָּחֶם בְּיִשְׂרָאֵל וַיִּשְׁבְּ מִמֶּנּוּ שֶׁבִי. וַיִּדַּר יִשְׂרָאֵל נֶדֶר לַה’ וַיֹּאמַר אִם נָתֹן תִּתֵּן אֶת הָעָם הַזֶּה בְּיָדִי וְהַחֲרַמְתִּי אֶת עָרֵיהֶם. וַיִּשְׁמַע ה’ בְּקוֹל יִשְׂרָאֵל וַיִּתֵּן אֶת הַכְּנַעֲנִי וַיַּחֲרֵם אֶתְהֶם וְאֶת עָרֵיהֶם וַיִּקְרָא שֵׁם הַמָּקוֹם חָרְמָה”.
“Vaishmá hacnaaní melej Arad haNeguev k iba Israel derej HaAtarim, vailajem beIsrael, vaishev minenu shevi. Vaidar Israel neder laHashem, vaiomer im natón titén et haam hazé beiadí vehajaramti et areihem. Vaishmá Hashem bekol Israel, vaitén et hacnaaní vaiajarem ethem ve et areihem, vaikrá shem hamakom Jaramá.”
Esta pequeña porción de la Torá recuerda el pecado de los Ma’apilim, que intentaron ir a la Tierra de Israel en contra del mandato de Di-s, luego del pecado de los espías. El ‘Camino de Atarim’ es el camino tomado por los espías cuando llegaron a espiar/latur (afín a ‘atarim’) la Tierra. Los espías también comenzaron su viaje en el Negev, donde vivía Amalek (“Amalek vivía en la tierra del Neguev”). Cuando los Maapilim intentaron llegar a Israel el final fue “Y el amalekita y el canaaneo que vivían en esa montaña descendieron y los golpearon hasta Hormá”. Aquí parece ser el mismo lugar, Hormá, pero ahora los Bnei Israel destruyeron (hejerimu-destruyeron, afín a Hormá) por completo a los cananeos.
Aprendimos que el pecado de Maapilim fue la osadía negativa de “mi fuerza y el poder de mi mano me dieron la victoria” (lo opuesto al pecado de los espías, que no creían que podían triunfar). ¿Y qué pasó ahora? Por un lado, hay una similitud en el atrevido avance hacia la guerra. Aquí, a su vez, Moshé no es mencionado (¡y parece que irán a la guerra sin él)! Pero hay una diferencia esencial: aquí hay un sentimiento de amargura y necesidad por el temor de que permanezcamos en el desierto nuevamente. Pero este sentimiento no genera la sensación soberbia de “mi fuerza y el poder de mi mano”, sino más bien un profundo pedido de salvación a Di-s, al tiempo que elimina cualquier consideración personal. “Y los destruiré por completo a ellos y a sus ciudades”, una destrucción que no está relacionado con ningún beneficio personal. Otra diferencia es que los maapilim lucharon por propia necesidad, en cambio aquí daban su vida para rescatar a los cautivos. Cuando esta es la razón motivadora para ir a la guerra, viene una respuesta inmediata de manera excepcional: “Y Di-s oyó la voz de Israel”. Di-s oye a aquellos que lo llaman de verdad.
[Del libro de Rabi Ginsburgh, Rujó shel Mashíaj, El Espíritu d