Meditación diaria de Rab Itzjak Ginsburgh
Mishpatim: “Las Ordenanzas”
Jueves 23 de Shevat 5778 – 8 de Febrero 2018
“Y no tomarás soborno, porque el soborno ciega los ojos de los inteligentes (pikeaj) y pervierte las palabras de los justos”.
“וְשֹׁחַד לֹא תִקָּח כִּי הַשֹּׁחַד יְעַוֵּר פִּקְחִים וִיסַלֵּף דִּבְרֵי צַדִּיקִים”
“Veshojad lo tikaj, ki hashojad ieaver pikjim veisalef dibrei tzadikim”
De este versículo vemos cuán importante es ser inteligente. El Baal Shem Tov dijo que ser inteligente, sabio (a kluguer en idish) es como una mitzvá de la Torá, y ser tonto es como un pecado de la Torá.
Ser inteligente y sabio significa, principalmente, no engañarse a sí mismo. No pienses que eres completamente justo, que todo acerca de ti es perfecto, que has logrado anular tu inclinación al mal y que eres el ejemplo consumado de la virtud. Abre (pkaj) tus ojos y mírate tal como eres.
¿Cuál es el soborno que hace que las personas pierdan su astucia? Todos los que te rodean te dicen que eres un tzadik, te lloverán los elogios. ¡Cuidado! No aceptes el soborno, no creas demasiado los cumplidos. Esta es solo otra prueba que debes pasar con éxito. Después de todo, ya te conoces por dentro y por fuera. Esta es una sentencia clara en la Guemará: “Incluso si todo el mundo te dice que eres un tzadik, deberías ser ante tus ojos como un malvado”. Como explica el Tania en el primer capítulo.
La porción de la Torá de Mishpatim brinda los medios para desarrollar la inteligencia judía, como dijeron los Sabios: “El que quiera ser inteligente debe ahondar en las leyes monetarias”. No es coincidencia que la raíz de la palabra Mishpatim, shin, pei, tet, שפט** tenga el orden inverso de tipesh, טפש’tonto’.