El Día de las Madres Judías
11 de Jeshvan
El Día de las Madres Judías
Un Mensaje de Torá para el 11 de Jeshvan el iortzait (aniversario del fallecimiento) de nuestra matriarca Rajel
El secreto judío es leer entre líneas
5782 y anteriores
AUNQUE SEA MEDIA HORA ESTAR CON MI MAMÁ
Hilulá del Padre del Rebe, Rabi Leivi Itzjak Shneerson
En ese shiur sobre el padre del Rebe, el rabino Ginsburgh contó esta historia inspiradora sobre el precepto de honrar a los padres
Estudiaremos algo del libro de las enseñanzas de Rabi Leivi Itzjak Shneersohn, padre del Rebe, con las explicaciones de su hijo, que es el Rebe de Lubavitch. Al publicar estas enseñanzas, el Rebe cumplió el mandamiento de honrar al padre, al invertir mucho esfuerzo, profundizando en las explicaciones de las palabras de su padre. Con todo lo que el Rebe estaba conectado con el Rebe anterior, era su yerno, pero también estaba muy conectado a sus padres, tanto a su padre como a su madre.
Y escuché ahora una historia muy hermosa en relación a su madre, la “eshet jail”, la mujer valerosa que también todo lo que tenemos de Rabi Leivi Itzjak es por su mérito. Ella le consiguió hojas para escribir sus enseñanzas, y también las cuidó, además de apoyarlo y estar con él en el exilio hasta el final.
¿Cuál es la historia? Fue hace aproximadamente 40 años, había una muchacha que creció en California, USA, quizás en Los Ángeles. Y repentinamente despertó a la teshuvá a edad muy temprana como judía. Pero sus padres estaban completamente alejados del judaísmo.
El padre se lo tragó, aceptó que haga lo que quiera, era su decisión. Pero en la madre eso tocó muy fuerte en la esencia de su alma (a pesar de que no sabía lo que es en realidad el alma) que su hija se haya salido de su camino, no quería que vuelva en teshuvá, y se opuso con toda su fuerza amargándole la vida.
Esto sucedió cuando todavía era adolescente, pero cuando llegó a los 18 años, cuando también de acuerdo a la ley ya es independiente, estaba más decidida a volver en teshuvá, y quiso encontrar un marco donde poder seguir. Entonces se produjo una escena en la cual la madre estalló de una manera terrible contra el retorno de su hija, y se expresaba con enojo. Y en respuesta su hija respondió a su madre: “tú no eres más mi mamá”, y abandonó la casa. Esto sucedió en Los Ángeles, y desde allí llegó a Boro Park o algún lugar de Nueva York.
Pasaron algunos años, y llegó a la edad de encontrar pareja, tenía 21 o 22 años, llegó un momento en que no lo lograba de ninguna manera. Alguien le aconsejó que vaya al Rebe de Lubavitch y se aconseje con él y le pida una bendición. Hizo eso y le dieron un turno para un día a las 4 de la madrugada después de finalizar el Shabat. Para que llegue a tiempo, le dijeron que se quede allí todo el Shabat. Era la primera vez que estaba allí, se quedó todo el Shabat, vio todo lo que sucedía allí, donde los jasidim apreciaban mucho y se anulaban frente al esplendor y la santidad del Rebe.
Llegó su turno a las 4 de la madrugada a la salida del Shabat, entró, y aparentemente le dio un “petek”, una nota con sus pedidos. Por supuesto era la época en que todavía había “iejidut”, entrevistas privadas con el Rebe. El Rebe leyó el papelito y le dijo a la muchacha “¿Estuviste aquí todo el Shabat, cierto? ¿Viste todo el honor de reyes que me prodigan? Ella dijo que sí.
Es algo muy extraño que el Rebe se exprese así, parece lo sorprendía mucho. El Rebe lo percibía y por eso también le dijo, y entonces por el contrario empezó a apartarse de todo el honor que le brindaban. Y después de apartarse de eso, se dirigió a ella y le dijo “sabe que renunciaría a todo eso por poder estar, aunque sea media hora con mi madre”. Esto fue después de la desaparición de su madre, la Rabanit Jana. No necesito todo esto en absoluto, solo estar media hora con mi mamá.
Ella salió de la iejidut, entendió el mensaje. Entonces inmediatamente, esa mañana del domingo tomó un avión hacia Los Ángeles, volvió a su casa después de bastantes años que no estaba con su madre, abrazó a su madre y le pidió perdón, también su madre le pidió perdón e hicieron shalom.
E inmediatamente después de eso encontró una pareja muy buena, se casó y formó una casa jasídica, casa de shlujim, jasidim del Rebe. Este es el final feliz de la historia. Pero es una historia que muestra la conexión entre el hijo, el rebe, y su madre y su padre. Es este libro que detalla y explica las enseñanzas de su padre, es honrar al padre. Pero honrar a la madre ya es otra cosa.
[1] Jeremías 31:14
[2] Jeremías 31:15
[3] Salmos 116: 9
[4] Maamarei Admor Hazaken, Et-halej Laznia, pág.1
[5] El Cantar de los Cantares 3:11.
[6] Proverbios 3:19
[7] Génesis 1:28
[8] Ievamot 61b
[9] Etz Jaim, Shaar 21, c.3)
[10] Baba Metzía 113b.
[11] Tikunei Zohar introducción y Zohar II, 26b.
EL CALENDARIO HEBREO
11 de Jeshvan
EL AMOR DE RAJEL
El 11 de Jeshvan conmemoramos el día del fallecimiento de nuestra matriarca, Rajel. Este día nos invita a conectarnos con su persona, conocerla y transitar en su camino. Podemos decir que este día es el Día de la Madre Judía, dedicado a la madre judía. También es el día 41 del año, que es el valor numérico de eim (madre).
La Madre de todos
Rajel es la madre de todos. Todos somos sus hijos, incluso es considerada la “madre” de los descendientes de Lea. Rajel porta un mensaje profundo de la unidad de Israel. Todos los judíos, a pesar de nuestras diferencias y la singularidad de todos y cada uno de nosotros, estamos arropados por su luz abarcadora. Todos nos agrupamos bajo su delantal, como una gran familia feliz. En las enseñanzas de la Cabalá, Rajel está asociada con el concepto denominado Kneset Israel (la Congregación de Israel), que es la raíz y fuente de todas las almas de Israel.
Rajel está particularmente conectada con la Tierra de Israel. Está enterrada en el camino, en la senda que tomaron sus descendientes cuando fueron desterrados de la Tierra. Desde su posición, llora por sus hijos perdidos: “Se escucha una voz en Ramá, un lamento y llanto amargo, Rajel llora por sus hijos, se niega a ser consolada por sus hijos porque no están”[1]. La fuerza interior de Rajel, como un gran imán, nos mantiene conectados con la Nación de Israel y la Tierra de Israel. Rajel persevera y en su mérito, regresamos a casa. “Así dice Dios: Refrena tu voz del llanto y tus ojos de las lágrimas, porque tu trabajo será recompensado… y volverán de la tierra del enemigo… y los hijos volverán a su territorio”.[2]
La naturaleza judía
Iaacov se enamoró de Rajel, literalmente un amor a primera vista, un amor tan grande que endulzó todas las dificultades del camino. La conexión entre Iaacov y Rajel no estaba en el ámbito de lo oculto u oscuro. Fue expresado abiertamente, una conexión natural y fluida, una vida de amor.
Los Patriarcas y Matriarcas son las raíces de las almas judías y su conexión con Dios. Rajel representa la naturaleza judía. Uno puede percibir el mundo del judaísmo, la Torá y los mandamientos, la oración y el servicio a Dios como algo coercitivo y artificioso – un esfuerzo consciente y artificial por comportarse de la manera prescrita. La verdad, sin embargo, es que los judíos tienen una naturaleza interior que, cuando se descubre, hace que la conexión con Dios sea la más natural y simple de las relaciones, fluida e implícita. Oramos y realizamos las mitzvot, aprendemos Torá y hacemos buenas obras con un flujo y una conciencia natural. Es como respirar aire, la fuerza de la vida misma, con alegría y tranquilidad. Esta es nuestra naturaleza judía.
La naturaleza judía solo puede revelarse plenamente en la Tierra de Israel. El amor de Iaacov por Rajel refleja su amor por la Tierra de Israel, la conexión natural de todo judío con la Tierra Santa. Rajel era hermosa y la Tierra de Israel también es hermosa. El valor numérico de Rajel es 238, mientras que el valor numérico de Eretz Israel (la Tierra de Israel) es 832, los mismos números a la inversa. Cuando Iaacov mira a Rajel ve la Tierra de Israel, las escenas de su infancia reflejándose en ella. Cuando Rajel observa su propio reflejo también ve la amada Tierra de Israel.
La Madre Rajel todavía espera a sus hijos, y la Tierra de Israel todavía espera a sus hijos – por el regreso de la totalidad de la Nación a toda la Tierra. La verdadera conexión entre ellos se completará con la redención completa, cuando nuestra naturaleza judía se revelará desde lo más profundo y nuestras vidas se llenarán de amor a Dios, como el amor de Iaacov y Rajel.
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RAJEL
Rajel es la matriarca espiritual del Pueblo Judío, que fue esparcido por el mundo.
Rajel personifica el clamor por el retorno espiritual y físico de todos los judíos.
Rajel es la que se reusa a ser reconfortada hasta que se concrete el retorno de sus hijos (Jeremías 31:14)
El 11 de Jeshvan ha sido declarado el “Día Internacional de la Unidad de la Mujer Judía”.
A continuación, ofrecemos una explicación profunda y conmovedora del simbolismo relacionado con Rajel Imeinu.
Nuestra matriarca Rajel, la esposa amada de Iacov, personifica para el pueblo judío el poder innato del alma y su devoción conciente de despertar la misericordia de Di-s para redimir a Sus hijos del exilio y traerlos a la Tierra Prometida. Esto lo hace con lágrimas y plegaria sincera.
En las Palabras del profeta Jeremías:
Así dice Di-s:
“Una voz es oída en Ramá, lamentación y amargo llanto; Rajel llora por sus hijos, se niega a ser reconfortada, por sus hijos, que no está.”
Así dice Di-s:
“Guarda tu voz del llanto, y tus ojos de las lágrimas; porque hay recompensa por tu esfuerzo, dice Di-s; y ellos volverán de la tierra del enemigo. Y hay esperanza para tu futuro, dice Di-s, y los hijos volverán a su frontera.”
Recitamos esta profecía como Haftará (lectura sabática de las escrituras a continuación de la lectura de la sección correspondiente de la Torá) del segundo día de Rosh HaShaná.
Rosh HaShaná, el “día de recordación”, es el día en que Rajel, después de haber sido estéril por muchos años, fue recordada por Di-s para tener un hijo. Treinta años después, en el mismo día de Rosh HaShaná, ese hijo Iosef fue liberado de la prisión y nombrado virrey de Egipto.
La frase de la profecía “por sus hijos, que no está”, en donde Rajel llora, se refiere en particular a su hijo Iosef , el representante espiritual de las tribus exiliadas de Israel.
En cabalá se enseña que los doce meses del año judío tienen dos rosh, “cabezas” o meses “padres”: el mes de Nisan es el “padre” de todos los meses del año, mientras que Tishrei es la madre. El shofar de Rosh HaShaná simboliza en cabalá el útero materno, y su sonido el nacimiento de un nuevo (y bendito) año.
El valor numérico de Rosh HaShaná, 861, equivale a la suma de todos los números del 1 al 41 (denominado matemáticamente el “triángulo” de 41), siendo el número 41 el valor numérico de la palabra em (“madre”). 861 es también el valor de beit hamikdash (“el Templo Sagrado”), que para la mujer, la madre, simboliza la casa y la construcción de un santuario sagrado para su familia.
Antes de hacer sonar el shofar en Rosh HaShaná, meditamos sobre el nombre de Di-s de 22 letras, cuyo valor numérico es 1681, el cuadrado de 41. Este es el Nombre que está codificado en la bendición sacerdotal, la fuente de toda bendición para un año bueno y dulce.
El Iortzait (aniversario del falecimiento) de nuestra matriarca Rajel cae el 11 de Jeshvan, el mes que sigue a Tishrei, y como este siempre posee 30 días, esta fecha es el día 41 desde el comienzo del año, por eso es el iom haem (día de la madre).
Este período completo de cuarenta y un días puede entonces ser entendido como una continuación y extensión del servicio espiritual de Rosh HaShaná (que es la suma del 1 al 41 como ya dijimos). El iortzait de Rajel es la consumación del nacimiento del año desde el útero materno. En este mismo día da a luz a su segundo hijo, Biniamín, devolviendo en el parto su alma al Creador.
Enseñan nuestros sabios que “los portales de las lágrimas nunca se cierran”; en la plegaria de la medianoche, conocida como tikun Rajel (“la rectificación de Rajel”), reflexionamos que el nombre “Rajel” equivale a 238, que es igual a 2 x 119, siendo 119 el valor numérico de la palabra dimá, “lágrima”.
Así, nuestra madre Rajel personifica las dos lágrimas “cósmicas” de la Shejiná (la presencia inmanente y revelada de Di-s en nuestro mundo), que brotan de sus ojos y despiertan la misericordia sobre el pueblo de Israel.
Estas dos lágrimas corresponden a los dos días de Rosh HaShaná (la haftará de Rajel se lee en el segundo día, cuando ambas lágrimas ya han sido derramadas).
La palabra “lágrima”, 119, equivale numéricamente a la palabra meat (“pequeño” o “poco”). Di-s prometió al pueblo judío que va a expulsar a nuestros enemigos de nuestra tierra, que vamos a heredar y asentarnos en ella “poco a poco” (meat meat). A pesar de que la Torá declara explícitamente que esto significa “no en un año…”, el proceso puede acelerarse por cierto de acuerdo a nuestros méritos.
El proceso que condujo a la redención de Iosef, el hijo de Rajel, no tomó un año sino dos, y cada uno de ellos pueden verse como correspondiendo a una de las lágrimas de Rajel.
Por otro lado, la frase “poco a poco” en si alude al servicio espiritual que ayuda a acelerar nuestra redención y heredar nuestra tierra, según la amplitud con que el alma judía (como pueblo, los hijos de Rajel) reconoce su “pequeñez” existencial y ´por ende su anulación frente a Di-s. Al recibir Su bendición, entonces El contestará rápidamente nuestras plegarias y nos reunirá con nuestra tierra natal, para cumplir nuestro destino y Su propósito de la creación.
Así encontramos que Di-s nos ama y nos elige porque “tu eres la más pequeña (meat) de todas las naciones”, que nuestros sabios interpretan como: “ustedes se consideran pequeños”.
Aprendemos también en jasidut [Igueret HaKodesh 21, al final] que a través de repetidos actos de caridad la Shejiná (personificada por Rajel) “nos sacude el polvo del exilio” meat meat, y nos eleva a nuestra completa estatura espiritual.
La palabra “sacudir” (mitnaer) puede leerse como “ser rejuvenecido” (la raíz naar significa “joven” y la forma gramatical reflexiva mitnaer significa “volverse joven nuevamente”). Al derramar dos lágrimas y experimentar pequeñez espiritual, rejuvenecemos personalmente y a nivel de pueblo.
Encontramos en el Zohar: “Aquel que es pequeño es [verdaderamente] grande”. Cuanto más pequeños somos a nuestros ojos, más grande aparecemos a los ojos de Di-s (y de hecho, a los ojos de las otras naciones).
Cada lágrima de nuestra madre Rajel alimenta en la conciencia de sus hijos el sentido de meat. Alimenta nuestra conciencia con sus lágrimas y nos lava, limpiándonos de nuestras imperfecciones espirituales.
La palabra “madre” (em) se escribe igual que “si” (im). El profeta Isaias dice: “Si (im) Di-s ha lavado la suciedad de las hijas de Zion…”, dando a entender que es el principio “madre” (personificado por nuestra matriarca Rajel, que en particular es conocida en cabalá como “la madre inferior”, la sefirá de maljut, cuyo Nombre Divino es Adnut, el Nombre de Di-s que aparece en ese versículo) que lava y limpia la suciedad de las hijas de Zion, las almas de sus hijos.
Ahora podemos visualizar a una de las dos lágrimas de Rajel como nutriendo nuestra conciencia desde adentro, y la segunda lavando nuestras almas desde afuera. Cada una corresponde a un estado de pequeñez, la primera al estado de nuestra pequeñez existencial innata frente al Todopoderoso infinito, y la segunda al reconocimiento de nuestro distanciamiento de Di-s (el más alejado, el más pequeño) debido a nuestras propias iniquidades.
Cuando este estado de conciencia completo y rectificado y reconocimiento es integrado dentro de nuestras almas, la palabra meat se invierte para transformarse en taam (“sabor”), el buen “sabor” de los secretos de la Torá, que son revelados por el Mashíaj, sea Su voluntad que venga y nos redima pronto en nuestros días. Amen.
RAJEL: ¿POR QUÉ EL DÍA DE LA MADRE?
Este año 5774, el Día de la madre judía es el 15 de octubre 2013
En la Cabalá, los números impares son considerados relativamente masculinos, mientras que los números pares son relativamente femeninos. Por lo tanto, podemos clasificar los meses del año como relativamente masculinos o femeninos en base a su orden en el año. De esta manera, nos encontramos con que hay tres pares de meses masculinos y femeninos en el invierno, y tres pares en el verano.
Los pares del invierno son:
• Tishrei (masculino) y Jeshvan (femenino)
• Kislev (masculino) y Tevet (femenino)
• Shevat (masculino) y Adar (femenino)
Los pares de verano son:
• Nisan (masculino) y Iyar (femenino)
• Sivan (masculino) y Tamuz (femenino)
• Av (masculino) y Elul (femenino)
Podemos entender mejor lo que representa cada mes si vemos los tres pares del invierno y el verano, representando cada uno a tres generaciones de padre y madre, hijo e hija y nieto y nieta. Con esta correspondencia, Tishrei y Jeshvan representan a un padre y una madre. Que Tishrei es un padre está sugerido por la primera palabra de la Torá, בראשית que permuta para deletrear תשרי אב , “Tishrei [es] un padre.”
Al pensar en nuestro padre usualmente nos sugiere una figura imponente y dominante, al igual que el mes de Tishrei está llena de preceptos (Rosh Hashaná, los diez días de arrepentimiento, Iom Kipur, Sucot, las cuatro especies, etc.) del Todopoderoso, nuestro Padre, que alteran nuestra agenda diaria por su duración.
Pero, en el ojo de nuestra mente, nuestra madre por lo general sugiere una figura comprensiva y más suave, cuyas instrucciones encajan en nuestra rutina diaria y nos guía en el perfeccionamiento de nuestro carácter y nuestras vidas. Del mismo modo, el mes de Jeshvan carece de días festivos o preceptos especiales. En cambio, su atención se centra en retomar el ritmo normal de la vida y refinarlo.
De hecho, uno de los días más importantes en el mes de Jeshvan es el 11, que conmemora el día del fallecimiento de nuestra matriarca Rajel. Rajel era la esposa más amada de Iaacov y la principal en su casa, por lo tanto, la principal de toda la casa de Israel. Contando desde el primer día del año, el 1 de Tishrei, el día 11 de Jeshván es el día 41. 41 es el valor numérico de la palabra hebrea אם , em, que significa “madre”, por lo tanto el 11 de Jeshván es verdaderamente el Día de la Madre Judía.
La figura de nuestra matriarca Rajel es la que más se asocia en Cabalá con la construcción de la naturaleza judía, el carácter innato de una persona que anda de buena voluntad y de forma natural en el camino de Dios. El carácter y la naturaleza judíos –cuyo mejor ejemplo son nuestros patriarcas y matriarcas- le piden a una persona llevar a cabo la voluntad de Dios por propia voluntad, un estado descrito por los sabios como “actuar sin el dictado [de lo Alto].” Así como nuestra matriarca Javá, “la madre de toda vida”, es la madre de la naturaleza humana, por lo que nuestra matriarca Rajel es la madre de nuestra especial naturaleza judía. El mes de Jeshván es entonces el momento de volver a seguir la guía de nuestra madre y de reconstruir la naturaleza y el carácter judíos.
La Madre y el Límite
“Raquel llora por sus hijos, no se consuela….” Rajel lleva luto constantemente por el exilio de sus hijos, el pueblo judío, y el Todopoderoso la reconforta con estas palabras: “Refrena tu voz del llanto, y tus ojos se lagrimear, porque hay una recompensa por tus acciones… y los hijos volverán a su frontera.” Literalmente, “volver a la frontera” se refiere al retorno del pueblo judío a la Tierra de Israel.
Pero, más profundamente, se refiere al retorno de nuestro pueblo a nuestros entornos espirituales naturales: el judaísmo y nuestra ancestral naturaleza judía. Estas son las fronteras que circunscriben verdaderamente la singularidad de nuestro pueblo. Sorprendentemente, numéricamente el valor de la palabra hebrea para “frontera” (גבול , gvul) es exactamente el mismo que el valor de la palabra “madre” (אם , em), ambos son iguales a 41. Cuánto más hermosas suenan ahora las palabras del profeta que prometen el regreso a nuestra frontera, a nuestro Rajel madre.
La madre define y protege la singularidad del pueblo judío, tanto física como espiritualmente: físicamente, porque nuestra nacionalidad como judío pasa a través de la propia madre, y espiritualmente, porque la cultura, el ambiente y la naturaleza del ser judío se nutren de la judía madre. Nuestra capacidad de retornar, defender y mantener nuestras fronteras físicas, es decir, a la Tierra de Israel, depende de nuestro éxito en volver a las fronteras reales y espirituales de nuestro pueblo. Por lo tanto, el día de la madre judía es también el día para reclamar judaísmo. El mes de Jeshvan es entonces el mes para regresar a nuestro territorio religioso, cultural y espiritual y las fronteras físicas de nuestro territorio físico, la Tierra de Israel.
La Belleza de la Mujer
Vamos a agregar ideas significativas al mes de Jeshvan y el día de la madre judía, haciendo algunas observaciones numéricas. En hebreo, Jeshvan se escribe con cuatro letras: חשון . Las fronteras (la primera y la última letra) de Jeshvan son ח y ן , que juntas forman la palabra חן , jen, uno de los sinónimos de “belleza”. La palabra חן “belleza” es igual a 58. El día 58 del año es el día 28 de Jeshván.
El valor numérico de las dos letras centrales, שו , shin vav, es igual a אשה , ishá, que significa “mujer”. Por lo tanto, el nombre mismo del mes hace alusión a la gracia especial y única conque las mujeres están dotadas. El rey Shlomó dice que la belleza exterior en sí misma es engañosa. Si la belleza externa es todo lo que busca una mujer, entonces el nombre del mes se convierte en Marcheshvan, que significa Amargo-Jeshvan. Se trata de una mujer como dice el rey Shlomó dice: “Encuentro a la mujer más amarga que la muerte”
Pero de la verdadera belleza, la belleza de una mujer judía que emana de su interior, dice el más sabio de los hombres: “La mujer de belleza fomentará el honor.” Esta verdadera belleza nos fue dada al pueblo judío a través de la Torá, porque “no hay verdad sino la Torá” y “no hay honor sino la Torá”. Rajel fue la primera dotada con esta belleza verdadera. Rajel se describe como la mujer más bella de la Torá: “Era de hermoso rostro y de figura hermosa.” Por lo tanto, Rajel era la personificación del verso: “Una mujer temerosa de Dios, ella será alabada”, un elogió a su gracia y a su verdadera belleza.
La belleza verdadera elimina la duda
La belleza de la mujer judía no es sólo un representante pasivo de la espiritualidad. Los sabios enseñan que la descendencia de Eisav y su nieto Amalec pueden ser derrotado sólo por los hijos de Rajel.
¿Quién encarna el espíritu de Amalek en nuestra época? En hebreo, las palabras “Amalek” (עמלק ) y “duda” (ספק ) tienen el mismo valor numérico. Por lo tanto, el espíritu de Amalek que continúa afectando a todos y cada uno de los judíos es la duda, la duda en nuestra fe, la duda en nuestra Torá, y la duda en nosotros mismos y la justificación moral de nuestro camino.
Sin embargo, a veces el espíritu de Amalec se vuelve más audaz y captura a un judío (ya sea una persona privada o una figura política) hasta el punto de conducirlo a la odiarse a sí mismo, consciente o inconscientemente. Esto puede resultar en la cooperación de un judío con los enemigos de nuestro pueblo.
Por último, están los descendientes espirituales directos de Amalec: estos enemigos que amenazan la vida de los judíos y el retorno a la Tierra de Israel.
Los sabios dicen que la belleza es el arma de la mujer. Con todo lo que hemos dicho acerca de Rajel, su papel como nuestra matriarca, como progenitora de la naturaleza judía y de su belleza, ahora debe estar claro que nuestra arma para derrotar a Amalec es la especial belleza y la gracia de la madre judía. Iosef el tzadik heredó la belleza de su madre Rajel y también es dice que tuvo un bello rostro y una figura hermosa. Por eso el profeta dice que “la casa de Iaacov será fuego, y la casa de Iosef su llama y la casa de Eisav paja, y juntos lo encenderán y lo consumirán, y no habrá remanente de la casa de Esaú”.
Sin embargo, la belleza no es un arma común. La verdadera gracia y belleza actúa atrayendo a las chispas de santidad que están unidas dentro del enemigo. Estas chispas son la voluntad de Dios de que todavía existan los enemigos. Sin embargo, cuando son redimidas por su atracción por la belleza verdadera, escapan a las garras del enemigo, dejándolo vacío de toda fuente Divina y causando su muerte. La verdadera belleza y gracia judía destruyen al enemigo indirectamente dejándolo vacío de cualquier belleza o gracia, haciéndolo irrelevante e impotente.
La batalla contra Amalec en nuestra generación debe llevarse a cabo principalmente con nuestra capacidad de comunicar a todos los que nos rodean la verdadera naturaleza de la belleza y la gracia judías. A esta belleza de la naturaleza y el carácter judíos al cual que volvemos en el mes de Jeshvan volviendo a conectarnos con nuestra matriarca Rajel, con nuestra propia naturaleza judía, y con nosotros mismos.
RAJEL Y LA BIPOLARIDAD: Curar el trastorno bipolar o doble personalidad
Shiur del Rav en el Kever Rajel 5774
El verso de Irmiahu nos dice: “Por cierto he oído la queja de Efraím”.1 El jasidismo explica que alguien se queja porque ha encontrado en sus psiquis dos impulsos opuestos. Los más simples de tales impulsos son conocidos como la buena y la mala inclinación. Incluso cuando uno estudia el Tania, y lee que tiene un alma Divina y un alma animal, no puede internalizar el hecho de que esto no está describiendo una situación teórica, ¡sino que así es realmente cómo es su mente! Sin embargo, a medida que una persona madura en su entendimiento del Jasidut, ve cada vez más que está verdaderamente en un sube y baja psicológico; alternando entre dos personalidades.
Irmiahu afirma: “Por cierto he oído (שָׁמוֹעַ שָׁמַעְתִּי , shamoa shamati)”, que significa literalmente, “Oir, he oído.” Una explicación para el uso del doble verbo es que Irmiahu, a veces oye que Efraím va en una dirección, y en ocasiones escucha que va en la dirección opuesta. Este es el preludio de la teshuvá de Efraím (volver a Dios y Su Torá).2
Individuo y Sociedad
Si estas dos personalidades son algo que todos tenemos ¿por qué se trajo a Efraím (אֶפְרָיִם , Efraim) como un ejemplo tan importante? Podemos encontrar la respuesta al ver las letras de su propio nombre. Con respecto a las tres primeras letras, פר indica que el individuo (como en la palabra “individuo” פְּרָט , prat), mientras que la primera letra א simboliza la unicidad del Omnipotente.
El hecho de que la segunda y tercera letras siguen o son “atraídos” hacia la primera, simboliza la forma en que cada miembro del pueblo judío es conducido a la unidad de Dios y la unicidad, representada por la letra alef (א )3 Pero las tres primeras letras también son atraídas hacia la cuarta y quinta letras del nombre de Efraím, la iud y mem (ים ). En la gramática hebrea, estas dos letras son un sufijo que denota pluralidad.
Esto significa que existe una pluralidad (ים ), incluso dentro de un individuo (פר ). En impulso por concretar todos nuestros potenciales, también tenemos que aprender a equilibrar entre el alma animal, por un lado, y el alma Divina en el otro. Cuando cada uno de nosotros puede manifestar sus capacidades al máximo, estamos también confiriendo el más alto nivel de vida -o el pináculo de todos nuestros esfuerzos- nuestra conexión con a alef (א ), o la unicidad de Dios.4
Esta es una posible explicación de lo que significa “quejarse” (מִתְנוֹדֵד ), y por qué Efraím (אֶפְרָיִם ) se debate más que otros entre estos dos extremos. Considerando que el alma animal sólo se preocupa por sus propios deseos y búsquedas individuales, el alma Divina busca conectarse y unificarse con la unidad Divina que se manifiesta en todo.
Expresando nuestra Singularidad
En la literatura rabínica, un deseo de expresar la singularidad se conoce como: “Lo general que requiere lo individual.” Cada persona quiere revelar sus poderes latentes y capacidades, y esa es una de las razones por las cuales las personas desean tener hijos, porque al tener descendencia revelan su potencial. Este concepto se refiere sin duda a Efraím (אֶפְרָיִם ), ya que su nombre es una conjugación del verbo “ser fructífero” (פְּרוּ ).
La Ansiedad Saludable
La forma de ansiedad que siente una persona cuando se ve a sí misma como teniendo una doble personalidad es potencialmente algo más positiva. Una persona que abriga falsas creencias, o adora ídolos (al igual que Efraím), se pone muy ansiosa y nerviosa por ello.5 La mejor manera de curar esas falsas angustias es redirigirlas de una manera adecuada y positiva. Una persona que fluctúa entre dos impulsos, o que está confundida por sus dos personalidades, también tiene la capacidad de tomar la audaz decisión de “no tener nada más que ver con los ídolos”.6
Como se explica en nuestro próximo artículo sobre la Madre Rajel, Efraín es también el hijo por el cual Raquel más llora. A pesar de que la situación parecía desesperada, al final fue llamado el hijo “más preciado”.7
Cada miembro del pueblo judío experimenta esta “doble personalidad”, o se siente rechazado o apreciado. Aunque la Madre Rajel sigue llorando, a ella también Dios le ha prometido que esos hijos que parecen estar lejos del redil del judaísmo, eventualmente volverán y al final de los días serán considerados los hijos “más preciados” de Dios.
Adaptado de la clase del rabino Ginsburgh, Raanana, 6 de Tishrei 5774
NOTAS
1 Irmiahu 31:17.
2 Como se explicó anteriormente en la shiur, en relación con el verso en que “Efraín [ dice ] no tengo nada más que ver con los ídolos” (אפרים מה לי עוד לעצבים ). Oshea 14:9.
3 De valor numérico 1.
4 Este párrafo, por supuesto, resume la formación del nombre de Efraim (אֶפְרָיִם ).
5 La palabra para ídolos en el verso “no tengo nada más que ver con los ídolos” (אפרים מה לי עוד לעצבים ), es עצבים , atzavim, que también se utiliza para designar a los “nervios”, o que tiene una tendencia al nerviosismo o ansiedad. De esto podemos aprender que todo el que tiene falsas creencias, de forma similar a lo que fue la idolatría, es propensa a sufrir de ansiedad o tensión nerviosa.
6 Oshea 14:9.
7 “Mi precioso hijo Efraín…” (הֲבֵן יַקִּיר לִי אֶפְרָיִם ). Irmiahu 31:19.
RECONSTRUYENDO A RAJEL
UN RETORNO A NUESTRA NATURALEZA JUDÍA ORIGINAL.
El 11º del mes hebreo de Jeshvan es el Iortzait (“día del fallecimiento”) de nuestra Matriarca Rajel, y ha sido declarado día de la Madre Judía. Rajel representa la promesa del retorno de pueblo judío a la Tierra de Israel y a su verdadera naturaleza.
RETORNO A LA NATURALEZA DE LA NACIÓN JUDÍA
La Cabalá nos enseña que nuestra Matriarca Rajel (esposa de nuestro Patriarca Iaacov), simboliza al pueblo judío. El exilio del pueblo judío es llamado en Cabalá el exilio de Rajel. Rabi Itzik de Homil, el más profundo filósofo de Jabad, explica que el regreso del exilio del pueblo judío a la Tierra de Israel es la reconstrucción de la figura espiritual de Rajel, porque en el exilio es incapaz de manifestarse. Retorna al estado de un punto y es vulnerable a la destrucción. En la Tierra de Israel, este punto se expande a una línea y después a un área completa, que es la figura reconstruida de Rajel, llamada en hebreo binián partzuf Rajel , “construcción del perfil de Rajel”.
Las últimas dos palabras del libro de la Creación (Génesis 2:3) en el relato de la Torá son:
Asher bara Elokim laasot,
“que creó Dios para hacer”
Los sabios explican que “para hacer” significa “para rectificar”. Dios dejó la rectificación esencial de la creación para nosotros; por lo tanto, nosotros podemos hacer de este mundo Su morada. El valor numérico de laasot es 806, el mismo de binián partzuf Rajel. Incluido en las últimas palabras del relato de la creación están las instrucciones de Dios para su perpetuación. Debemos reconstruir la figura de Rajel a nivel personal, comunitario y universal.
Rabi Itzjak de Homil explica que la reconstrucción de Rajel es nuestro regreso a la naturaleza judía. En el exilio esta naturaleza está oculta, desconocida aun para nosotros, ha regresado a un punto, sin expansión. Cuando regresamos a Israel también regresamos a nuestra verdadera identidad. La naturaleza judía es mucho más que la observación de los mandamientos. Es un regreso a nuestra naturaleza, el estado judío de consciencia – donde toda nuestra identidad es motivada por nuestra conexión con Dios.
EL SISTEMA INMUNE Y LA CRISIS DE IDENTIDAD
La tarea más básica del sistema inmune es identificarse a sí mismo –el cuerpo. Una vez que lo ha hecho puede avanzar y distinguir entre amigo y enemigo, permitiendo la integración de los elementos positivos en el cuerpo, y expeliendo los negativos.
Este modelo básico se aplica a la nación de Israel también. El problema fundamental que aflige hoy al pueblo de Israel es la carencia de identidad. Porque estamos muy lejos de nuestra naturaleza judía, estamos lejos de saber quiénes somos, y por lo tanto de quién es nuestro amigo y quién nuestro enemigo.
Esta es una enfermedad inmune, causante de todas las otras enfermedades que el pueblo judío en Israel y en la diáspora enfrenta hoy.
La Cabalá explica que el sistema inmune en el cuerpo corresponde a la sefiráh de Hod. Al rectificar el atributo de Hod en nuestras vidas personales y nacionales, podemos acercarnos a la naturaleza judía, reconstruyendo la figura de Rajel para nosotros mismos, para nuestro pueblo y para el mundo entero.
LOS CINCO SIGNIFICADOS DE LA SEFIRÁ DEL RECONOCIMIENTO
A fin de entender cómo rectificar nuestra sefiráh del reconocimiento, debemos entender qué significa.
Cada sefiráh tiene cinco niveles que corresponden a las cuatro letras del Nombre esencial de Dios, Havaiáh , y la corona supra racional por encima suyo. Estos cinco significados son el secreto de la figura esencial de Diós cada sefiráh dada.
Exploremos ahora los cinco significados de Hod.
1) Esplendor: Este es el nivel de Keter , “corona”. Existen ocho sinónimos en hebreo para belleza, cada uno con un sutil significado propio. Belleza esplendorosa implica un aura, como un aura rodeando la cabeza.
2) Confesión: Este es el nivel de la iud del Nombre de Dios, que corresponde a Jojmáh, “sabiduría”. Espiritualmente es el atributo de bitul , “auto anulación”. En relación a Hod es la capacidad para confesar que uno ha estado equivocado y solicita perdón.
3) Reconocimiento: Es el nivel de la primer hei del Nombre de Dios, que corresponde a Bináh, “entendimiento”. En relación a Hod , es la habilidad para reconocer que antes uno no entendió nada. Ahora entiende, confiesa que estuvo mal y reconoce que la otra persona o el otro concepto eran correctos.
4) Gratitud: Este es el nivel de la vav en el Nombre de Dios, que corresponde a las seis emociones del corazón. En relación a Hod es la capacidad de agradecer, que es la naturaleza judía rectificada. El gran libro de ética judía “Los Deberes del Corazón”, explica que el primer principio ético que uno debe rectificar en su alma es la habilidad de dar las gracias. De otra manera uno puede ser ingrato, que es la fuente para todas las cualidades erróneas en el alma. El agradecimiento es la emoción que sigue al entendimiento del reconocimiento.
5) Eco: Es el nivel de la última hey del Nombre de Dios, que corresponde a Maljut , “el reinado”. Espiritualmente el atributo del reino es la verdadera humildad y modestia. En relación a Hod , esta modestia se manifiesta como un eco. Es nuestra habilidad para darnos cuenta de que todo lo que hemos realizado en este mundo es simplemente un eco de la energía que viene de Dios. En Crónicas I 29:14, el rey David le dijo a Dios: “De Ti es todo y de Tu mano yo lo regreso a Ti”. Este sentido de devolver a Dios todo lo que es Suyo es el eco. Esto tiene un profundo componente de confesión y reconocimiento. Dar las gracias de forma natural y sincera es también un eco, es proyectar la energía de regreso desde el que recibe hacia el que da. Así, vemos que como es típico de Maljut , este significado de Hod refleja todos los significados anteriores del concepto.
APLICANDO LOS VARIOS SIGNIFICADOS DE HOD EN EL NIVEL NACIONAL
Esplendor Nacional – El Orgullo Judío
La primera tarea del sistema inmune es la identificación de uno mismo – su cuerpo. Esta auto identificación es el orgullo judío. Como aprendimos en el capítulo anterior, el Esplendor, el nivel de Hod en la Corona del Nombre de Dios ( Keter) , en un aura. El principio de esplendor es el aura del orgullo judío, que no es chauvinismo ni ego, sino la conexión esencial con Dios. Estar orgulloso de ser judío significa aceptar que Dios eligió al pueblo judío para tomar la responsabilidad de llevar Su luz a todo el mundo. Este sentimiento innato de que es bueno ser judío, no obstante las privaciones que esto conlleva, es el esplendor del judaísmo. Es el aura que hay alrededor de cada judío y alrededor del pueblo judío.
En el nivel de Keter , un sistema inmunológico sano podrá identificar quiénes somos, y enorgullecerse de ser judío.
Confesión – Tomando la responsabilidad por los errores.
El sistema inmune debe identificar a las fuerzas negativas que amenazan al cuerpo. A nivel nacional, estas fuerzas negativas son las consignas erróneas como resultado de una falta de orgullo judío. Nuestra conexión esencial con Dios genera el coraje para confesar que hemos errado y nos descarriamos de nuestra responsabilidad de traer la luz de Dios al mundo. La incapacidad de confesar indica un sistema inmune auto destructivo. A nivel de Jojmáh , una sistema inmune saludable identificará aquellas fuerzas que destruyen el cuerpo desde adentro y afuera, tomando responsabilidad sobre ellos y expulsándolos.
Reconocimiento – Identificar Fuerzas Positivas
Este sistema debe identificar las fuerzas amigas. Este es el rasgo de reconocer. El reconocimiento viene después de la confesión de los errores. Es la admisión de que “estuve equivocado, tú tenías razón y en verdad eras una fuerza positiva”.
Otro aspecto del reconocimiento en la naturaleza judía es la capacidad de reconocer los milagros que Dios lleva a cabo en cada momento de la existencia. Viviendo como si todo fuera natural, es antinatural para el judío. Si una persona no tiene una naturaleza judía, tiene miedo de los milagros, y los puede ver como una amenaza. En realidad, tiene miedo de ser judío. A nivel de bináh, un saludable sistema inmune nacional reconocerá que aquellos que nos previnieron acerca del error estaban en lo cierto, reconociendo a la vez el milagro de la existencia del Pueblo Judío, y la infinidad de milagros que se entretejen en tramado de la vida diaria en Israel.
Agradecimiento – la Gratitud hacia Dios y hacia los otros
Después de que el sistema inmune identifica las fuerzas amistosas debe integrarlas al cuerpo. Este es el nivel de agradecimiento. A nivel de las seis emociones del corazón, un sistema inmune nacional sano mostrará gratitud a todos aquellos factores que ayudan a prosperar y a estar sano, integrándolos al sistema nacional. Más importante, un sano sistema inmune nacional muestra gratitud a Dios, Quien da una vida milagrosa a la nación.
Eco – Reflejando una vida de Torá
Ahora que el sistema inmune se ha identificado a sí mismo, expulsó las fuerzas negativas e integró las positivas, el cuerpo está sano. A nivel de maljut , un sano sistema nacional inmune reflejará la conexión de la nación con Dios en todos los niveles de su ser. Como la Torá es la verdad de Dios y Sus instrucciones al pueblo judío, entonces reflejará la verdad de la Torá en cada aspecto de la vida nacional. Este eco estará basado en el reconocimiento total de que el orgullo judío, la salud, y la existencia milagrosa de Israel es un regalo de Dios, al que reconocemos con gratitud, al esforzarnos por esparcir Su Luz en toda la creación.
Siete caminos en el Servicio de Dios
Del Baal Shem Tov aprendemos que existen siete senderos en el servicio a Dios, correspondientes a las siete sefirot desde jesed a maljut . El Baal Shem Tov delinea tres tipos básicos de personas que no van en el camino de Dios, porque nunca aprendieron sobre Dios o porque han caído desde un nivel más alto de servicio Divino. Cada uno de estos tres tipos reacciona a su situación de una manera diferente.
La persona que no se conduce en el camino de Dios, pero que no siente que algo está mal.
La persona que sabe que no está yendo en el camino de Dios, pero que continúa en su camino y no reza por una intervención Divina que le ayude a enmendar sus pasos.
La persona que no camina en el camino de Dios, pero ruega a Dios con todo su corazón para que le ayude.
Alegre Autoengaño
La primera clase de persona descrita se encuentra en el peor de todos los caminos. Además de no estar consciente de que sus sendas son negativas, está bastante satisfecha con su vida y sus actos, convencida de que su modalidad ha probado ser la correcta. Inmersa en la maldad, esta persona está también concentrada en sí misma, y orgullosa de que, quizá, haya desarrollado teorías para explicar cómo su comportamiento es realmente verdadero y racional.
Desesperanza Natural
La segunda clase de persona sabe que sus caminos están mal, pero perdió la esperanza de cualquier posibilidad de cambio o rectificación. Cree que la vida no cambia y es inflexible –lo que fue en el pasado será en el futuro– y que uno tiene poco o nulo poder para hacer cambios. Esta persona no necesariamente es infeliz, y no necesariamente se siente desesperada por un cambio. Está consciente que debería mejorar sus caminos, pero es arrastrado por la marea natural de su vida, convencido de que el verdadero cambio o la mejora están más allá de la esfera de sus capacidades.
El Luchador
La tercera clase de persona sabe que sus caminos están equivocados y realmente desea cambiar. Esta persona tampoco cree que es capaz de cambiar sus sendas, pero a diferencia de la segunda, no ha perdido la esperanza. Cuando falla su propia fuerza de voluntad, se dirige a Dios rogandoLe que lo saque de sus apuros. Aunque sus actos siguen siendo no positivos, el Ba’al Shem Tov dijo que está a un nivel espiritual en el que efectúa unificaciones (de las cuales es inconciente). De los tres tipos que no van en el camino de Dios, esta persona es la que está en el nivel más alto.
LOS TIPOS, LAS SEFIROT, Y LOS EJES.
Ahora que tenemos un entendimiento básico de los tres tipos, podemos entender cómo encajan en el modelo básico de las sefirot y cómo encajarán las otras clases. Común a los tres tipos de personas que el Ba’al Shem Tov describió, está el hecho de que aun no sirven a Dios de forma consciente. Así, ellas corresponden al nivel más bajo, al más vulnerable trío en la estructura de las sefirot – netzaj, hod y iesod.
Cada una de estas tres sefirot está ubicada en un eje diferente dentro de la estructura de las sefirot; derecha, izquierda y centro, respectivamente. Es importante entender por qué cada clase corresponde a su sefiráh particular, por qué cada sefiráh está ubicada en su eje particular y qué implicancias encierra esto en nuestro servicio a Dios.
La Tríada Superior
Las tres clases enumeradas por el Ba’al Shem Tov, pueden ser clasificadas como dos que tienen una conciencia de sus caminos negativos, y una que es ignorante o está orgullosa de sus caminos negativos. De las dos clases que están conscientes, una está deseosa de aceptar su situación actual, y la otra busca mejorarse a sí mismo. En la tríada de clases más alta podemos también esperar encontrar dos tipos con conciencia similar a su situación – una con tendencia a desesperanzarse y la otra a rezar – y un tercer tipo con mayor una conciencia más orgullosa.
El “Tzadik” Arrogante
Paralelo al primer tipo descrito por el Ba’al Shem Tov en las sefirot inferiores, el primer tipo en las s efirot superiores también sufre de una conciencia orgullosa. Como este tipo está en la triada más elevada de las sefirot , sirve a Dios –cumpliendo Sus preceptos, estudiando Torá, y haciendo buenos actos. Sin embargo, está repleto de orgullo de su “recta” naturaleza, seguro de que todos sus actos encuentran favor a los ojos de Dios, y que nadie es más recto que él.
El Servicio a Dios Rutinario
Paralelo a la persona que perdió la esperanza en mejorar de la triada inferior, el segundo tipo en la triada superior también vive desesperanzado. A diferencia del primer tipo, esta persona cumple con los mandamientos de Dios sin sentimiento de orgullo, son su segunda naturaleza. Esta sensación especial de “segunda naturaleza” le impide “despegarse” de ella y ascender a un nivel más elevado, un nivel de servicio Divino más sincero. Como su contraparte en las sefirot inferiores, está convencido de que es incapaz de alcanzar mayor estatura y de llenar su servicio Divino con un significado más profundo.
El Rezador Infatigable
Como la persona que busca mejorar sus caminos en la triada inferior, el tercer tipo está en lucha eterna contra lo que ve que es su naturaleza básica. Aunque está involucrado activamente en cumplir con la voluntad de Dios, sabe que existe mucho para mejorar y trata constantemente de hacerlo. Esta persona es consciente de que todo lo bueno que hace no es natural en él. Batalla con su inclinación al mal y sabe que sin la intervención Divina no tiene chance de salir victorioso. Constantemente reza a Dios para que lo ayude a vencer su natural inclinación al mal. En su conciencia está eternamente agradecido por que Dios le ayuda a sobreponerse a su maldad, y a la vez reza a Dios para que lo siga ayudando a acercarse más a Él. Esta persona es el proverbial “intermedio” ( beinoni) del libro del Tania – un nivel espiritual que todos debemos tratar de alcanzar.
UN ENTENDIMIENTO MÁS PROFUNDO: RELACIONANDO LOS TIPOS A LAS SEFIROT
El Eje derecho: Fluyendo con la Marea Natural.
Quien vive de forma natural, “fluyendo” con las cosas porque no tienen esperanza de cambiar sus caminos, está localizada en el eje derecho de la estructura de las sefirot, el eje del flujo y la expansión naturales. El movimiento del eje derecho es el sentido natural del agua, deslizándose sin esfuerzo de arriba hacia abajo. Es el eje del amor. Cuando una persona es motivada por el amor (un amor acuoso y no fogoso, que está caracterizado por acciones que están sobre y por encima de nuestras inclinaciones naturales), sus acciones son naturales y fluyen.
Cuando esta naturaleza fluye sin rectificación conduce a la desesperanza. La naturaleza está definida por la perpetuación de una realidad dada y la creencia subyacente en el ciclo natural de la vida. Servir a Dios dentro del marco de la naturaleza, es hacerlo sin esforzarse por ser más que “cualquier otro”, incapaz de cambiar el curso de la realidad eterna. A un nivel más profundo, la mayor fuerza que actúa en un flujo natural no rectificado y sin motivación es la ley de la entropía. Aunque a primera vista los “tipos naturales” pueden parecer estar fluyendo libres y sin trabas, en realidad existen dentro de límites y canales estrechos de los que no pueden escapar.
En tiempos pasados, la ley de la entropía – la implacable desintegración de la realidad – fue terriblemente personificada por el sumo sacerdote egipcio. (La palabra hebrea para “Egipto” Mitzraim , es semejante a la palabra hebrea para “estrecho/apuro”, meitzarim ). Esta creencia alcanza su punto más alto en la desesperanza de la religión occidental ante la posibilidad de que el hombre pueda cambiar para mejorar. El flujo no rectificado de la naturaleza hacia la desintegración es la religión de Egipto – la fuente religiosa de todo lo que limita y encierra al hombre en su estado presente.
El Eje Derecho Inferior: Netzaj
La persona en la triada inferior del eje derecho, no tiene esperanza de cambiar para mejorar. Este es un defecto en el poder emotivo de Netzaj , cuya dimensión interior es la confianza. El arquetipo rectificado de Netzaj está personificado en Moshéh. Su sagrado rasgo de Netzaj se conecta a la realidad inalterable y eterna de Dios, que está por encima de la siempre cambiante realidad humana. El rasgo rectificado de Netzaj en el Mundo de la Acción es el poder de luchar contra la desesperanza, de doblegar la desintegración de la entropía e iniciar un cambio y rectificación. La personalidad que más ejemplifica la lucha con la Netzaj no rectificada es Rabi Najman de Breslov, cuyo nombre, Najman es igual a Netzaj en guematria (148). Entre sus enseñanzas más famosas está: “No hay desesperanza en lo absoluto en el mundo” y “si crees que se puede destruir, cree que se puede arreglar”.
El Eje Derecho Superior: Jesed
La persona en la más alta triada del eje de la derecha, corresponde al poder emocional de jesed. Superficialmente no parecería que una persona que sirve a Dios con la fría falta de esperanza en ascender a grandes alturas espirituales encaje en la definición de jesed, que expresa el dar y el amor. El Jasidut explica que a pesar de toda la voluntad de dar y expandir tipificado por el poder emotivo de jesed , es fluir pero de forma débil. El dar de jesed sólo (sin la adición de guevuráh , “poder”), es un dar que se ha convertido en una segunda naturaleza, vacía de la fuerza del propósito de sobreponerse a los obstáculos, y de dar siempre más.
El Eje Izquierdo: El Esfuerzo Antinatural.
Una persona que vive de forma no natural, que no fluye con la corriente natural de las cosas, y busca sobreponerse a su naturaleza y ascender a alturas más elevadas, es parte del eje izquierdo de la estructura de las sefirot . Este es el eje conectado a ghevurá , “poder” o rigor. El movimiento del eje izquierdo es ascendente, como el fuego que aspira a subir en un intento por liberarse de la mecha que lo confina a permanecer dentro de la realidad de la naturaleza. La persona en el eje izquierdo está motivada por el entendimiento de que debe realizar un esfuerzo para liberarse de los confines de su estado natural.
Es interesante notar que los tipos de personalidades que están en el eje izquierdo, como ejemplos de una forma rectificada por el temor del Cielo, son considerados los más positivos. Cuando una persona tiene el básico temor del Cielo, está más abierta a mejorar constantemente su “flujo natural.” Este es el camino más directo al verdadero servicio a Dios.
El Eje Inferior Izquierdo: Hod
La persona en la triada inferior del eje izquierdo –cuyos actos no son positivos, pero reza a Dios para que lo saque de sus limitaciones– corresponde al poder emotivo de hod. Una personalidad hod está llena de agradecimiento mientras admite que ha errado. No acepta su realidad presente como una conclusión preestablecida. Como uno de los rasgos del carácter de hod es la pasividad, esta persona no iniciará acción para desenredarse de la realidad presente, más bien le bastará con rezar a Dios. El movimiento ascendente del eje izquierdo está expresado en el poder emotivo de hod, como el inconformismo su nuestra realidad actual.
El Eje Superior Izquierdo: Guevuráh
La persona en la triada más elevada del eje izquierdo es el beinoni (“intermedio”) del libro del Tania. Sirve a Dios en contra de su naturaleza. Por esta razón está constantemente en estado de agradecimiento y rezo a Dios. Esto corresponde al poder emotivo de guevurá . En guevurá la no complacencia con el nuestro estado actual es expresada con tomar la iniciativa. Esta persona constantemente busca sobreponerse a su inclinación al mal, y como es consciente de que no es natural para él sobreponerse a su inclinación al mal, está en un estado constante de sobrecogimiento, de temor (la dimensión interior de la guevurá ), temeroso de la posibilidad de que pueda caer de su presente estado de servicio Divino. Esto lo lleva a rezar sincera y honestamente a Dios para que siempre lo ayude a ascender a grandes alturas.
Entendiendo el Eje Central: El Eje de la Auto–Consciencia
El eje central, cuya raíz es la sefirá de Daat (“conocimiento”), es el eje de la auto-consciencia. En contraste con jojmá y biná, cuyo enfoque está en el escrutinio objetivo de la materia que está siendo analizada, daat está relacionado con asuntos subjetivos –a través del prisma de su propia experiencia. La naturaleza inicial y no rectificada del eje central es una excesiva auto-consciencia.
Conforme a principio, los sabios dicen que Adam y Javá alcanzaron la auto-consciencia específicamente después de comer del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. El principio del eje central es en la sefirá de daat –la esencia de la auto-consciencia. Luego se extiende a lo largo del eje hasta tiferet , en el que la persona si no se ha rectificado se enorgullece de sus buenas acciones. El final del eje central es la sefirá de iesod , en la que la persona que no se ha rectificado se enorgullece de sus malos actos.
El Eje Central Inferior: Iesod
En el eje central inferior, correspondiente a la sefirá de iesod , está la persona orgullosa de sus actos negativos, e incluso los glorifica como si fueran positivos. El atributo rectificado de iesod es la concreción del potencial positivo a través de ser fiel a la verdad. En su estado no rectificado iesod se vuelve el “el pacto mancillado”. En lugar de fidelidad y conexión absoluta a los valores y principios, la persona que ha mancillado el poder de iesod se enfocará completamente en su propio bienestar y placer como valor absoluto. Totalmente concentrada en sí misma, su capacidad para tomar decisiones sanas y objetivas es deformada hasta el punto de lo insano.
El Eje Central Superior: Tiferet.
En el eje superior central, correspondiente a la sefirá de tiferet, está la persona que exalta sus buenos actos. Esta persona no distorsiona o falsea los hechos, porque realmente ha hecho muchas buenas acciones, pero su excesiva apreciación de sus acciones positivas, mancilla severamente su carácter, lo que finalmente le impedirá cualquier otra futura acción positiva. Se vuelve tan obsesivo con las buenas obras que ha hecho, relatándolas constantemente a sí mismo o a los demás, que pierde la capacidad de enfocarse en cualquier otra acción positiva adicional.
MALJUT: RECTIFICACIÓN DE LA NATURALEZA JUDÍA
En la Búsqueda de la Naturaleza Judía
Los seis caminos del servicio a Dios discutidos en nuestros capítulos anteriores, parecieran no arrojar luz acerca de nuestra búsqueda de servicio a Dios con naturaleza judía. Incluso el nivel de guevurá del “tipo intermedio” del libro del Tania parece incompleto. Su Divino servicio es desempeñado con un esfuerzo antinatural –aparentemente opuesto a la naturaleza judía que buscamos. La sefirá final en la que podemos buscar la naturaleza judía es maljut (“reinado”).
Integrado las Sefirot Superior a Maljut.
Aunque el origen de maljut es más excelso que las sefirot que le preceden, es la sefirá más baja y “no tiene nada de ella misma”. Maljut es como un recipiente vacío, esperando ser llenado por los atributos y poderes que están sobre ella. Debemos entender cómo las seis sefirot que están incompletas en su naturaleza judía, pueden unirse en la sefirá de maljut para crear un nuevo y comprensivo camino de servicio Divino, desde el cual brille la naturaleza judía.
Lo incompleto de los seis tipos previos, proviene del hecho de que cada uno de ellos sólo es una fracción de la imagen total. Esta parcialidad se vuelve un defecto esencial en cada uno de los tipos. Sin embargo, cuando los tres ejes están integrados en el recipiente de maljut en el orden apropiado, se crea una naturaleza judía única y completa.
El Eje Izquierdo en Maljut: Creando un Recipiente
La Cabalá explica que un reinado ( maljut) fuerte está supeditado al aporte, primero y principal, del eje izquierdo. La meta principal del eje izquierdo en la construcción de maljut, formar de ella un verdadero recipiente. El esfuerzo para, primeramente, vencer nuestra naturaleza negativa, construye un transparente y verdadero deseo de recibir la luz Divina de una fuente más alta de la que en principio era posible. El eje izquierdo –el esfuerzo para vencer nuestra naturaleza y andar en el camino de Dios– crea un recipiente que está abierto y equipado para recibir la verdadera luz Divina.
El Eje Derecho en Maljut. Llenando el Recipiente
La vasija de maljut, creada inicialmente por el esfuerzo que la izquierda hace por anular su naturaleza, puede ahora ser llenado con la Luz del eje de la derecha– el flujo natural. Sin la energía y el esfuerzo del eje izquierdo, la naturaleza de la derecha es mancillada e inmadura –incapaz del inconformismo y de aspirar a alcanzar nuevas alturas. Sin embargo, después de la introducción del eje izquierdo en el alma, la luz del eje derecho fluye naturalmente en el camino de Dios y el cumplimiento de Sus mandamientos. El eje de la derecha re enfoca a la persona en el hecho de que, su servicio a Dios es su verdadera naturaleza. Es más, esta ha sido siempre su naturaleza y siempre le ha correspondido. Hasta ahora su verdadera naturaleza ha estado simplemente obscurecida por una gruesa coraza de exilio. El esfuerzo y la presión del eje izquierdo fue, simplemente, el método de remover la coraza para revelar y redimir su verdadera naturaleza judía.
EL EJE CENTRAL EN MALJUT: DESCUBRIENDO LA NATURALEZA JUDÍA
Hasta ahora hemos explicado cómo los ejes derecho e izquierdo se unifican en el recipiente de maljut para crear la naturaleza judía rectificada. Sin embargo, lo que más se busca después de la unificación es la unificación de los dos componentes masculinos del eje central – tiferet y iesod – las sefirot de la auto-consciencia, con la sefirá femenina de maljut . En el proceso de su servicio natural a Dios rectificado, la persona está bastante inconsciente de sí misma. La unificación con el eje central –de la auto-consciencia– le da una conciencia rectificada y equilibrada de sus acciones. En la superficie parecería que esta conciencia podría empujarlo otra vez a las profundidades del orgullo, como fue descrito en los capítulos anteriores. Sin embargo, después de la construcción apropiada de la naturaleza judía, este conocimiento ya no es negativo y dañoso. Al contrario, perfecciona sus acciones, revelando su completa y única naturaleza judía.
Todo proviene de Dios
Cuando la naturaleza judía está construida apropiadamente, su consciencia subyacente es la del eje izquierdo: ir por el camino de Dios no es natural, y uno debe ejercer un esfuerzo para lograrlo. Sabiendo esto y con el flujo natural del eje derecho llenando el recipiente de Maljut , uno entiende que la especial naturaleza por la que se esfuerza es un regalo de Dios. Por esta razón, su consciencia de sí mismo no puede causarle un sentimiento de orgullo. Más bien, percibirá ahora la bondad de Dios que fluye a través suyo, despertándole un sincero y honesto sentimiento de agradecer al Creador.
En Crónicas A 29:14 el rey David, el ejemplo de Maljut rectificado, dice:
“Porque de Ti es todo y de Tu mano te hemos dado a Ti”.
El rey David dio una completa expresión a su comprensión de que acciones no fueron suyas en lo absoluto –sino al contrario, fueron un regalo de Dios. La auto-consciencia rectificada de la naturaleza del judío desprecia toda consciencia de “yo mismo” y “mis” buenos actos, al contrario, todo lo refiere completamente a Dios.
La sefirá de Maljut unifica e integra todos los caminos del servicio Divino, rectificando y elevándolos para cristalizarlos en la verdadera naturaleza judía. Que tengamos el mérito de alcanzar esta naturaleza y la reconstrucción de Rajel a nivel nacional y personal.
Basado en una lectura dada en Chicago, Kislev 5764 (Diciembre 2004)
RAJEL LLORA POR SUS HIJOS
Extraído de la clase del rabino Ginsburgh, Raanana, 6 Tishrei 5774
Este artículo se publica en conmemoración del Día de la madre judía el 11 de Jeshvan, el día de la muerte de la madre Rajel. Este año, esa fecha en el calendario hebreo corresponde al 15 de octubre de 2013 en el calendario civil. Para uno de nuestros artículos seminales sobre el tema, por favor lee “¿Por qué el Día de la madre judía?”
“Se oye una voz en Ramá, lamento, llanto amargo, Raquel que lamenta por sus hijos; no se consuela por sus hijos, porque ellos no están.
Así dice Dios: “Deten tu voz del llanto, y tus ojos de caer lágrimas, hay una recompensa por sus actos, dice Dios, ellos retornarán del país de sus enemigos.
Hay esperanza para tu destino, dice Dios, y los hijos volverán a sus fronteras”.1
La Madre Rajel
En realidad, Rajel es la madre de sólo dos de las doce tribus de Israel, Iosef2 y Biniamín. Sin embargo, en los versos anteriores Rajel es considerada como la madre de todo el pueblo judío. Cada vez que necesitamos algo viajamos a su tumba en Beit Lejem (Betlejem) para suplicar a Dios allí. Hay muchas historias de oraciones que han sido contestadas allí, todo ello en mérito de la madre Rajel.3
Mientras Rajel llora por todos sus hijos, hay un niño en particular por el que reza más. Él es el hijo que se considera ausente, o el más distanciado del redil del pueblo judío.
Este hijo es el mismo que se menciona en el artículo La Madre Rajel y el Trastorno Bipolar, Efraim el nieto de Rajel. Él está destinado a ser llamado el “hijo preciado”, pero a la vez es también el hijo que en principio está “ausente”. Pero, como hemos explicado allí, el hecho de que Irmiahu oyó a Efraím quejarse era también la señal de su eventual arrepentimiento. Efraím se quejaba porque estaba empezando a tener dudas. A pesar de que empieza siendo adicto total a la idolatría,4 al final se arrepiente de su comportamiento y deshecha sus ídolos.
Orar por la Mayoría
Hoy en día, Efraím representa a la mayoría judía “secular” (חלוֹני, jiloní).5 Por lo tanto, todo lo que hemos dicho sobre que Efraím es amado a pesar de su adicción a la idolatría, y sin embargo, al final, él mismo dice que no tiene parte en ella, se refiere al llamado judío “secular”.
Vemos que la mayoría de los profetas profetizaron acerca de Efraím. Lo que significa que a pesar de sus pecados, es el hijo que Dios más ama, y también el que merece la mayor atención. Dios quiere a estos judíos “Efraím” más que a nadie en el pueblo judío. A pesar de que la situación en un principio parece sin esperanza, todos están destinados a ser llamados los hijos “más preciados” al final de los días.
Tres miradas sobre la realidad
Hoy en día tendemos a clasificar a los judíos en dos categorías principales: los “frum” o judíos religiosos y los judíos seculares. Aunque podríamos pensar que el Mashíaj entre en la primera categoría, el Mashíaj está en una clase especial, él es un judío “creyente”. Este tercer punto de vista no se adscribe ni a la religión ni a las clasificaciones seculares. En efecto, el creyente cree que hay algo Divino en cada judío. Como explica el Baal Shem Tov, cada judío tiene una parte de Dios en lo Alto, y por esta razón es amado por Dios.
¿Cuándo debemos tener esto en mente? Cuando decimos que la declaración esencial de la fe judía es: “Escucha, Israel, Havaiá es nuestro Dios, Havaiá es Uno”, (שמע ישראֵל הוי’ אֱלֹקינוּ הוי’ אֶחָד ). La meditación sobre tres perspectivas viene de la última palabra en esta declaración, “Uno” (אחד , ejad). La dalet (ד ) es la letra inicial de religioso, “frum” (דָּתִי , datí), la jet (ח ) es la letra inicial de “secular” (חלוֹני , jiloní) y la alef (א ) es la letra inicial de “creyente” (אמוני , emuní) . Sólo cuando los tres puntos de vista sobre la realidad están unidos, los judíos pueden llegan al estado de ser “uno” (אֶחָד ).
La Madre de la fe
Con su poderosa fe en el eventual retorno de sus hijos a Dios y a su patria, madre Rajel trae estos tres tipos de niños cerca. Desde el más “secular “, para el creyente más devoto en cada uno de nosotros, en última instancia, todos vamos a unirnos como una nación en la Tierra Santa.
NOTAS
1 Irmiahu 31:14-16. Leer en la Haftará del segundo día de Rosh Hashaná.
2 Quién fue el padre de dos tribus de Efraím y Menashé.
3 [Nota editorial: Uno de los relatos más famosos de los últimos años es que la Madre de Rajel salvó las vidas de los soldados judíos. Los interesados pueden leer la historia aquí.]
4 Oshea 4:17.
5 Como se indica en la clase , Iehudá representa a la minoría frum . A pesar de que el Rebe de Lubavitch no le gustaba la palabra “secular” (חִלּוֹנִי , jiloní), lo usamos para asegurarnos de que todo el mundo entiende de lo que estamos hablando.
El Rebe y su madre en París
El Calendario Hebreo y el Rebe
LA CORONA DEL REBE POR EL MÉRITO DE SU MADRE
Por el rabino Itzjak Ginsburgh
¡Un Mensaje para el día de la Madre Judía – El aniversario de Rajel Imeinu el 11 de Jeshvan, día 41 del año de guematria אם, em, Madre!
Aprendiendo del Rebe
El Rebe de Lubavitch era muy meticuloso al honrar a su madre, la Rebetzin Jana Schneerson. Cuando iba a visitarla, tenía cuidado de despedirse de ella con la cara hacia ella, caminando hacia atrás para no darle la espalda. Una vez, un amigo de la Rebetzin notó la conducta del Rebe y le preguntó con asombro: “¡Qué hermoso cómo te honra tu hijo!”
“Desde su Bar Mitzvá”, respondió la Rebetzin “¡No he visto su espalda!”
“Caminaré delante de Dios”
Profundicemos en no dar la espalda: hay un libro de enseñanzas del Alter Rebe llamado así por el comienzo de la primera enseñanza, el verso que el Rey David dijo en los capítulos del Halel: “ Caminaré (et-halej) delante de Dios en las tierras de los vivos”.[3] El Rebe Alter explica[4] que la palabra et-halej no se refiere a caminar con regularidad directamente al destino, sino que es algo así como correr y regresar, acercándose y retrocediendo, un movimiento que siempre está presente en nuestro servicio a Dios. Hay momentos en los que nos acercamos a Dios, momentos de conciencia expandida cuando sentimos un ascenso en nuestro servicio al Creador. Pero también hay momentos en los que caemos, tiempos de conciencia contraída y distanciamiento.
El Rey David dice, como explica el Alter Rebe, que no importa cuál sea la condición de nuestro et-halej, no importa cómo caminamos, tanto cuando nos acercamos como cuando retrocedemos, seguimos estando “ante Dios”. Cuando nos acercamos, volvemos nuestra cara a Dios, pero también cuando caemos y retrocedemos, seguimos volviendo nuestra cara a Dios. Incluso, dice el Rebe Alter, cuando estamos en un período de conciencia contraída, cuando hemos caído y retrocedido, todavía pensamos en Dios.
Este es el secreto de honrar a los padres. El Rebe tuvo cuidado de no darle la espalda a su madre. Tanto cuando se acercaba como cuando retrocedía, su relación con ella seguía siendo “cara a cara”. Seguía pensando en ella y mantenía la vista fija en ella.
“Con la corona que su madre lo coronó”
Podemos suponer que el Rebe fue meticuloso al honrar a sus padres, pero como por Divina Providencia esta historia es específicamente sobre su madre, veámosla en profundidad. Se sabe que antes de concluir el shiduj, el acuerdo prenupcial del Rebe con la Rebetzin Jaia Mushka, la hija del Rebe anterior de Lubavitcher, el Rebe Iosef Itzjak Schneerson, la Rebetzin Jana insinuó, y más que insinuó, que para el shiduj quedaba entendido que su hijo sería el sucesor del Rebe Raiatz como Rebe de Lubavitch. El Rebe Raiatz no quería comprometerse explícitamente con eso, por lo que dijo: “Los jasidim son inteligentes y elegirán a la persona adecuada…” La Rebetzin Jana entendió esto como él que estaba de acuerdo con su solicitud, y el shiduj fue concluido.
Si es así, podemos decir que, en gran medida, fue la madre del Rebe, Rebetzin Jana, quien se aseguró de coronar a su hijo con la corona de liderazgo (desde su comprensión interna y esencial de que él era realmente la persona digna de ser el líder de Israel) También podemos decir que por esta razón el Rebe fue tan meticuloso en su honor por ella…
De esta historia, vemos que en muchos aspectos, es la madre, más que el padre, quien se encarga de la “corona” de su hijo. La madre es sensible al gran potencial de su hijo y se asegura de que lo concrete por completo para cumplir su misión en la vida. Aprendemos que la madre es quien corona a su hijo, de un verso explícito en el Cantar de los Cantares, “Con la corona que su madre lo coronó el día de su boda”[5] (como vemos con la historia del Rebe).
En el versículo sobre la creación del mundo, “Havaiá con sabiduría fundó la tierra, con entendimiento fundó los cielos”[6] hay cuatro elementos: sabiduría, entendimiento, cielo y tierra. Estos cuatro elementos son paralelos a las cuatro letras del Nombre esencial de Dios Havaiá. Sabiduría y el Entendimiento son paralelas a la iud y la hei del Nombre de Dios, y son conocidas como los principios padre y madre en Cabalá. El cielo y la tierra son paralelos a la vav y la hei del Nombre de Dios Havaiá. Son como el hijo y la hija del padre y la madre.[7] Ambos juntos representan el cumplimiento de la mitzvá “ser fructífero y multiplicarse”[8]
Así, el núcleo familiar está compuesto por el padre, la madre, el hijo y la hija. El versículo dice que “Havaiá con sabiduría fundó la tierra”, es la sabiduría la que funda la tierra, específicamente el padre que está conectado con su hija, que representa a Maljut (reinado). El padre se preocupa por su hija de la misma manera que la madre se preocupa por su hijo. Por el contrario, “con entendimiento fundó los cielos”, los cielos, la vav del Nombre Havaiá, el Pequeño Rostro-Zeir Anpin que alude a los atributos del corazón, son establecidos y alimentados por la madre, que representa el Entendimiento.
La Madre y el Padre del Rebe
La Corona del Hijo proviene de la Madre
Sobre esta base el Arizal explicó[9] que la corona-Keter del Pequeño Rostro, la corona del hijo, de los atributos del corazón, está hecha del tiferet (la belleza) del principio de la madre. El fundamento-Iesod de la madre se convierte en el corazón del hijo, pero la corona del hijo proviene de tiferet de la madre. La Rebetzin Jana tenía tiferet, y con eso, se aseguró de coronar a su hijo con la corona que le asentaba mejor.
Cada hijo tiene la corona que le sienta bien, “Todo Israel son hijos de reyes”[10] (en el Zohar dice: “Todo Israel son reyes”[11]), que es el contexto con el cual cada persona debe liderar (en su hogar y en su misión vital). La madre tiene la sensibilidad de identificar la corona y cuida que se concrete en la realidad.
El Rebe sabía que su Corona provenía de su madre (desde el momento en que estuvo completo su daat (la conciencia que conecta el pensamiento con las emociones) cuando se convirtió en bar-mitzvá, antes de que concluyera el shiduj con la hija del Rebe Raiatz. Desde entonces su madre no vio su espalda). El Rebe estaba agradecido con su madre y tuvo cuidado de siempre de mantener su relación con ella cara a cara, volviéndole la cara a su madre y recibiendo inspiración de ella para el cumplimiento de su papel de liderazgo.
La madre prepara la corona de su hijo. Ella le da un sentimiento que está por encima de la razón y la conciencia (también conocida como la corona supra consciente), que le dice de qué cosas debe volver atrás y en qué dirección debe ir. Esa es una buena razón para no darle la espalda a nuestra madre, para recibir inspiración de ellas en cuanto a qué dirección avanzar en la vida, incluida la dirección que finalmente nos llevará a nuestra verdadera y apropiada corona.
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¿CUÁL ES LA CONEXIÓN ENTRE RAJEL Y EL HABLA? ¿Y POR QUÉ ESTÁ CALLADA?
Respuesta: El poder del habla corresponde a la sefirá de maljut, reinado. En el exilio, al pueblo judío le resulta difícil expresarse. Este es el secreto del versículo, “Como Rajel (que también significa oveja) ella guarda silencio ante los trasquiladores “. Rajel corresponde a maljut, el poder del habla, así como a Israel y la Presencia Divina, la Shejiná. En este versículo, Rajel la “portavoz” de la Shejiná no puede hablar, y en particular no puede orar por la redención de la Shejiná, porque está en el exilio.
Sin embargo, como sabemos, todos los ríos fluyen hacia el mar, y todos los poderes del alma fluyen hacia el mar de Maljut, el habla. Cualquier otro poder del alma en el que una persona trabaja y toma conciencia (como la bondad) también fluirá y encontrará expresión en su discurso: maljut.
DÍA DE LA MADRE JUDÍA
RAJEL: ENTENDER LA INFERTILIDAD (PARTE 1 Y 2)
Aunque la Torá nos enseña que hay cuatro matriarcas, Sará, Rivká, Rajel y Leá, hay un adagio que dice: “Madre hay una sola”, y hasta cierto punto esto es cierto para nuestra matriarca Rajel, que es la única madre del pueblo judía. Es una costumbre conmemorar el 11º de Jeshvan como su día de fallecimiento. Si meditamos por un momento en esta fecha, descubrimos que es exactamente el día 41 del año desde Rosh Hashaná. Y 41 es el valor numérico de “madre” (אֵם, em), lo que hace que esta fecha sea más especial para todas las madres judías: “el Día de la Madre Judía”.
En el camino principal
¿Por qué nos identificamos con Rajel en particular? Sará, Rivká y Leá están enterradas serenamente en la Cueva de Majpelá con los tres Patriarcas. Allí, en el portal del Jardín del Edén, los Patriarcas y Matriarcas acogen amorosamente a sus descendientes cuando cumplen ciento veinte años, camino al Mundo Venidero. Solo Rajel fue enterrada en el camino, y ella llora por sus hijos en este mundo mientras espera que regresen: “Se oye una voz en Ramá, lamentación, llanto amargo, Rajel llora por sus hijos; no se consolará por sus hijos porque no están”. [1]
Y los niños judíos en la escuela primaria aprenden de memoria la interpretación de Rashi sobre las palabras de Iaacov a Iosef con una melodía especial: “Y yo, cuando vine de Padán, Rajel se me murió en la Tierra de Canaán en el camino… y la enterré allí de camino a Efrat, que es Bet Lejem” [2] Sé que estás molesto conmigo. Pero debes saber que la enterré allí por decreto divino, para que ayude a sus hijos cuando Nabujadnetzar los exilie y pasen por el camino, entonces Rajel saldrá de su tumba y llorará y pedirá compasión por ellos. Y el Todopoderoso responde: “Así dice Dios: Reprime el llanto de tu voz, y las lágrimas tus ojos, porque hay recompensa por tus actos, dice Dios, volverán del país de sus enemigos. Hay esperanza para tu destino, dice Dios, y los hijos regresarán a sus fronteras”. “Por ti, Rajel, voy a hacer retornar al pueblo judío a su lugar”. [3]
Esta ilustrativa descripción de Rajel, que no puede descansar en paz y “sale de su tumba”, suplicando compasión por sus hijos y esperando su regreso, nos recuerda la personalidad de Rajel cuando todavía estaba viva: pidiendo compasión y esperando tener hijos. Durante siete años Iaacov esperó a Rajel y ella lo esperó a él. Pero después de su matrimonio, ella pasó por años de infertilidad con una esperanza inquebrantable hasta que finalmente nació Iosef. Sin embargo, una vez que nació Iosef ella continuó con la esperanza, diciendo “Que Dios me añada otro hijo”. [4] Pero murió mientras daba a luz a Biniamín, después de una vida llena de oración y optimismo.
Así como la Torá enfatiza la esterilidad característica de Rajel en su vida, y su eventual mérito de tener hijos, así también, después de su muerte ella representa la esterilidad de todo el Pueblo Judío, quienes mientras están en el exilio son comparados con una mujer infértil. Y Rajel no se rendirá hasta que el pueblo judío sea bendecido con niños que regresen a sus fronteras. Es por eso que nos identificamos con Rajel, tanto en su dolor personal como en su dolor colectivo, y su lugar de sepultura se ha convertido en un lugar de oración para todas las generaciones, donde venimos a orar y suplicar a Dios que tenga compasión de nosotros y nos bendiga. en el mérito de Rajel.
Oramos de todo corazón, con completa fe y alegría que este año, 5775 (תשע”ה), que deletrea las iniciales de la frase, “Que este sea el año del pilar del hogar” (lit .: “la mujer estéril del hogar ”; תְּהֵא שְׁנַת עֲקֶרֶת הַבָּיִת), todas las mujeres infértiles sean bendecidas con la fertilidad y el Pueblo de Israel “dará a luz” a sus hijos, convirtiéndose en una verdadera ama de casa que nutre a sus hijos y el pilar del hogar – “La madre con los hijos es feliz”.
Haz que tu voz se escuche
Rajel no es la única mujer infértil en la Torá. La precedieron su suegra Rivká y su abuela Sará, como si hubiera una “tradición” familiar de infertilidad. Solo Leá es inmediatamente bendecida con hijos. Sin embargo, la Torá señala: “Y vio Dios que Lea era odiada y abrió su vientre, y Rajel era estéril”. [5] Esto sugiere que Lea también debería haber sido estéril, pero Dios abrió su útero para compensar el hecho de que ella era menos amada que Rajel. El Midrash incluso cuenta a Lea como una de las siete mujeres estériles bíblicas: Sará, Rivká, Leá, Rajel, Janá, la esposa de Manoaj y Zion. [6]
Hay una razón profunda que hace que nuestras matriarcas sean infértiles. Cuando entendemos la razón podemos sanarnos. Los sabios dicen: “¿Y por qué eran estériles las matriarcas? Porque el Santo Bendito Sea desea sus oraciones y desea su comunicación. [7] La mujer infértil reza y vuelve a rezar, año tras año. Esto es lo que Dios quiere de ella: escuchar su voz, la comunicación más profunda de su alma. Cuanto mayor es el alma, más profundo es el nivel de comunicación que se requiere, por lo tanto, son específicamente las mujeres más grandes de la herencia judía las que eran infértiles.
Cuando la oración alcanza su cúspide la infertilidad logra su objetivo final. Dios escucha la voz de Su amada hija y dice, por así decirlo: “Esto es lo que quería”. Es entonces cuando está lista para la maternidad.
Corre… y vuelve
En un nivel más profundo (como explica Jasidut), la infertilidad de las matriarcas es el resultado de una característica del alma muy profunda. Por naturaleza la mujer es apasionada, como si un imán poderoso atrajera todo su ser hacia un destino deseado. La mayor pasión de nuestras matriarcas era Dios. El alma asciende y busca ser abarcada en su fuente. Incluso la palabra hebrea para ‘novia’ (calá) se refiere a clot hanefesh (aspiración del alma de elevarse hacia arriba hacia su fuente), mientras que la palabra hebrea para ‘mujer’ (ishá) está relacionada con fuego (esh) que también asciende a su fuente.
Sin embargo, este ascenso hacia arriba, con todo el ser de la mujer buscando ser anulado en su fuente Divina, ¡causa infertilidad! Dar a luz es un tipo de realización personal positiva. La mujer se vuelve hacia la realidad que está fuera de ella y entrega desde su interior lo más precioso del mundo: un alma nueva. Pero ¿cómo puede una mujer que está preocupada por encontrar su placer en Dios, que anula su alma como la llama de una vela que se anula en una gran llama, descender a la realidad y traer un hijo al mundo?
Nuestra misión es traer más y más vida al mundo. Al hombre se le ordenó que fructificara y se multiplicara. La infertilidad es el caos. La Cabalá describe el Mundo del Caos como un mundo en el que las sefirot no se conectan entre sí, y como consecuencia no hay matrimonio ni descendencia. El Mundo de la Rectificación, por el contrario, es el mundo de la conexión y el acoplamiento entre las sefirot. [8] En nuestro mundo un hombre y una mujer se encuentran, establecen una relación de lealtad y surgen las voces de los niños jugando llenan el aire.
Hay un elemento de caos en la descripción del anhelo interminable por Dios. Dios quiere llenar el mundo de almas dentro de los cuerpos, con más y más niños nacidos a imagen de Dios. Por lo tanto, necesitamos un movimiento equilibrado, llamado “correr y regresar”. La ‘carrera’ es un ascenso hacia el cielo, para ser anulado en la fuente Divina. Pero esa es solo la primera etapa, la segunda etapa complementaria es el ‘regreso’: regresar a este mundo y su realidad y cumplir la voluntad de Dios. Más específicamente, incluso mientras estamos en la etapa de “correr”, debemos ser conscientes del hecho de que tenemos que regresar. Entonces, estos dos movimientos se fusionan en el pulso de la vida: correr y regresar, correr y regresar.
Continuará…
Notas
[1] Irmiahu 31:14.
[2] Bereshit 48: 7.
[3] Eijá Rabá 24.
[4] Bereshit 34:24.
[5 Bereshit 29:31.
[6] Pesikta DeRav Kahana (Mandelbaum) 20. Agadat Bereshit cap. 53.
[7] Bereshit Rabá 45:4.
[8] El Mundo del Caos se menciona en la Torá con respecto a los reyes de Edom (Bereshit 36:31 en adelante). Allí no se mencionan a las esposas de estos reyes, con la excepción del rey final, Hadar, que alude al Mundo de la Rectificación.
SHEMÁ ISRAEL (PARTE 3)
Los sabios enseñan que el remedio para la infertilidad de las matriarcas era la oración, ya que la oración es un movimiento de retorno después de el correr del alma y el ascenso a Dios.
Es cierto que en la oración nos enfocamos hacia arriba y volvemos nuestro corazón hacia nuestro Padre Celestial. Los grandes tzadikim y jasidim incluso alcanzan un estado de despojo físico en su oración. [1] Sin embargo, la oración no es solo un ascenso del alma hacia arriba para ser incluido en lo Divino. No se trata solo de melodías celestiales etéreas. Son palabras reales las que formulan solicitudes bien definidas. Oramos por lo que nos falta ahora, incluso por los problemas más pequeños. Por esta razón, la oración se llama “la vida del momento” (a diferencia de la Torá, que se llama “la vida eterna”). Nos volvemos a Dios y le rogamos que derrame Su abundancia en nuestra simple realidad terrenal.
En las oraciones matutinas y vespertinas, decimos la oración Shemá y las bendiciones que la acompañan antes de la oración silenciosa. La definición precisa y contraída de plegaria es la oración silenciosa, sola, sin el Shemá. La oración Shemá expresa el ascenso a Dios. Declaramos que “Dios es Uno” mientras cerramos los ojos como si buscáramos anular el mundo en una Fuente Única. La oración del Shemá es la declaración del autosacrificio. Nos comprometemos a amar a Dios con toda nuestra alma y los sabios explican que esto significa “Incluso si Él toma tu alma”. [2]
El autosacrificio es la expresión más fuerte del ascenso a Dios. Podemos imaginar a las mujeres justas que eran infértiles diciendo la oración Shemá al unísono, aferrándose a Dios mientras se preparan para sacrificar sus vidas por la Unidad de Dios. Es como si se olvidaran de abrir los ojos y volver a la realidad. Por eso son infértiles (la Cabalá explica que la intención interior de cubrirse los ojos cuando se dice el Shemá es el secreto de la “la buena doncella que no tiene ojos”. Esto se refiere particularmente al alma de Rajel [3] ). Bellamente, el gematria de los nombres de las mujeres que la Torá dice específicamente que eran infértiles: Sarai, Rivká Rajel Jana = Shema Israel Havaiá Elo-heinu Havaia Ejad (Escucha de Israel, Havaiá es nuestro Dios, Havaiá es Uno). [4]
Nosotros, sin embargo, no nos bastamos con el Shemá. Inmediatamente después, nos paramos en oración en silencio. Le susurramos dulces secretos a Dios. Le derramamos nuestro corazón y le rogamos que descienda y se una a nuestra realidad tal como es, aquí en este mundo. Este es un movimiento rectificado de “retorno”. No dejamos a Dios y nos volvemos a nuestros asuntos. En cambio hablamos con Él y le decimos exactamente lo que nos falta. Es como si estuviéramos viendo la situación junto con Él: Perdónanos… cúranos… escucha nuestras voces…
Por supuesto, la futura madre infértil ofrece su sincera oración para ser bendecida con hijos. No es casualidad que las principales leyes de la oración fueron aprendidas de Jana, quien oró con amargura y detalló su pedido: “Y ella estaba amargada de alma y oró a Dios y clamó y lloró… Si verás la pobreza de Tu sierva y te acordarás de mí y no te olvidarás de tu sierva y darás a tu sierva simiente de hombre. [5] La oración de Jana perfora todos los cielos y anula el decreto de infertilidad.
Este es el significado de “Dios desea la oración de las mujeres justas”. Es un deseo que creará la realización de la oración, el nacimiento de hijos e hijas. Entonces se cumplirá el deseo primordial de Dios: “El Santo, Bendito sea, deseaba una morada en los reinos inferiores”. [6] Dios quiere una morada en hogares judíos felices en los que descanse la Presencia Divina.
Creer es dar a luz.
Junto con la oración, que ocupa un lugar central en el proceso que conduce al embarazo en las mujeres infértiles, la fe también es un componente importante. Por lo general, existe una razón para la infertilidad relacionada con la salud. Pero creemos que la Divina Providencia de Dios anula los decretos de la naturaleza o el “destino” predestinado. Incluso anula los diagnósticos de profesores expertos.
Sará fue la primera mujer infértil de la Torá. Pero Abraham también era infértil. [7] No sabemos acerca de las oraciones de Sará, pero sí sabemos que Abraham mantuvo una conversación con Dios acerca de su promesa de descendencia. Al final “y él creyó en Dios”. Abraham tenía fe pura en que Dios es capaz de todo, que está interesado en el mundo y está involucrado en el mundo, y que toda otra sabiduría es limitada y está abierta al cambio. La fe de Abraham no es solo su respuesta a la promesa de Dios, también hace que la promesa se haga realidad. La fe ensancha las fronteras de lo posible. “Ein mazal leIsrael” (el mazal de Israel es la nada) [8] porque la nada Divina es el verdadero mazal de Israel, como lo explica el Ba’al Shem Tov. [9] Es la nada a partir de la cual se crea una nueva realidad, algo de la nada.
Cuando se trata de infertilidad, la fe es fundamental. El creyente sabe que todo lo que le sucede es para su completo bien. El creyente sabe que incluso a lo largo de los largos años de expectativa, incluso a través de toda la tensión y frustración, Dios nunca se va. El creyente sabe que toda la tristeza y el dolor tienen un papel importante. Y el creyente sabe que nunca debe desesperarse y, a pesar de todo el pesimismo que lo rodea, la salvación de Dios seguramente puede aparecer. En el mérito de esta fe, la salvación realmente se materializa. Por supuesto, esto se aplica no solo a la infertilidad, sino a todas las situaciones difíciles a largo plazo. A veces, lo mejor que podemos hacer es esperar pacientemente y anticiparnos, con gran fe, al mismo tiempo que suplicamos a Dios por Su salvación.
Las mujeres están más predispuestas a la fe que los hombres. El hombre busca la verdad, mientras que la mujer busca la fe (que, en su fuente celestial, está por encima de la verdad y la incluye). Ésta es la naturaleza especial de la mujer y de la madre judía. De hecho, emuná (fe, אמונה) y em (madre, אם) se escriben con las mismas dos primeras letras. (Las letras restantes en emuná, vav, nun, hei son igual a ain, nada, la nada del mazal de Israel). La principal expresión de la fe es cuando no permanece enclaustrada en el pensamiento, sino que se convierte en parte del discurso de la oración: “Creo como hablo”. [10]
NOTAS
[1] Tur Oraj Jaim 98.
[2] Rashi sobre Deuteronomio 6:4.
[3] Arizal, Shaar Hakavanot, Drushei Kriat Shema, Drush 5.
[4] La Torá también dice que la esposa de Manoaj era infértil, pero no da su nombre (que era Tzlalfonit).
[5] Shmuel I: 1:10-11. Y vea la Brajot 31a sobre las leyes de la oración aprendidas de Jana.
[6] Midrash Tanjuma 16.
[7] Bereshit Rabá 38:6.
[8] Shabat 109a.
[9] Maor Einaim Likutim .
[10] Salmos 116:10.