Parte 1, de una serie sobre la verdad detrás de las historias talmúdicas
Por Tzvi Freeman y Iehuda Shurpin [traducido del inglés de www.chabad.org]
Una vez más, Rabi Schneur Zalman apoyó la cabeza en sus brazos. Finalmente levantó la cabeza, abrió los ojos y me preguntó: “¿Cómo le explica a sus alumnos el verso “Y se estremeció Isaac con gran consternación’?”
“Lo explico según la primera explicación de Rashi:” contesté, “que Isaac estaba perplejo.”
“¿Y por qué?”, me preguntó: “¿Por qué no explicar a sus alumnos lo que Rashi en nombre del Midrash, que Isaac vio el infierno que se abrió a lo ancho debajo de él?”
“Mi opinión”, le contesté, “es que no hay que confundir las mentes débiles de los niños pequeños con historias de la agadá en general, y ciertamente no con asuntos espantosos como el infierno y similares. Sobre todo cuando el niño puede encontrar esto bastante problemático: ¿Cómo es posible que el grande y ancho infierno que está constantemente en llamas, con un fuego ardiente durante más de 5550 años, deba entrar en la habitación de Isaac, mientras que Eisav con su padre debe permanecer con vida, sin que siquiera sus ropa queden chamuscadas?”
“Entonces, ¿cómo”, preguntó, “afirma el Midrash que vio al infierno abrirse bajo sus pies?”
Me quedé en silencio y sin responder. Obviamente yo no podía contestar. ¿Era esta era la primera migaja de sin sentido que se encuentra en el Midrash y el Talmud?
Cuando vio que no tenía nada que responder, dijo: “Esaú entró a ver a Isaac, e Isaac le preguntó quién es. Esaú le dijo: Yo soy tu hijo, tu primogénito, Esaú.” Esto fue una mentira, porque él ya había vendido sus derechos de primogénito a Jacob como una venta completa, e Isaac sabía esto. En este punto, ‘Isaac tembló con un gran temblor’, por la mentira de que Esaú había dicho para anular las leyes de la Torá. Y puesto que Esaú era un mentiroso, el infierno fue verdaderamente abierto ante él.”
Una vez que hubo terminado de hablar, se inclinó una vez más sobre sus brazos, como al principio. Luego levantó la cabeza de nuevo, abrió los ojos y tomó una de las dos lámparas que estaba de pie sobre la mesa. . . Levantó la lámpara, me miró y dijo: “Cuando un hombre es un residente de Vilna y dice que es de Zamut, cuando pasa a niños por sobre el fuego de Molej del “iluminismo” y dice que él es un maestro, entonces el infierno se abre bajo sus pies.
“¿Cuántas almas has destruido? ¡Y todavía continúas en tu rebelión! Sí, tú has sido atrapado en tu herejía, y todos los que llegan a este punto nunca retornarán!”
Del informe de Shimon ha-Kofer, [Simón el hereje] según lo dicho por Rabi Iosef Itzjak Schneersohn
Los Cuatro Departamentos de la Torá
La Torá, como toda sabiduría, tiene departamentos. Eso es importante saberlo. No se puede estudiar literatura de la misma manera que se estudia biología, y no se puede criticar la poesía como se lo haría con el periodismo. Así también, no se puede estudiar un departamento de la Torá de la misma forma que se estudiar cualquier otro.
Hay más de una manera de dividir esos departamentos. Una forma es hablar de aproximaciones al texto.
En un departamento de la Torá, determinamos el significado literal del texto de los Cinco Libros de Moisés y el resto de la Biblia hebrea. Aquí, los comentaristas básicos como Rashi, Rambán, Rashbam y Ibn Ezra están ocupados suavizando los choques tanto como sea posible. A eso le llamamos pshat -lo que significa hacer las cosas tan sencillas, suaves y simples como sea posible.
Pero no tan simple. Algunos textos nunca se rendirán sus encontronazos. Están prácticamente gritando que tienen más que decir aparte de su significado sencillo. Y realmente, todos los textos de la Torá tiene infinitamente más que decir que su significado textual. Por lo tanto, otro departamento analiza los significados más profundos a los que estos textos pueden estar apuntando. Incluso los comentaristas que trabajan con todas sus fuerzas para mantener las cosas lo más simple posibles, no pueden evitar entrar en este departamento de vez en cuando.
Aquí podríamos descubrir algunos tesoros a los que el texto está aludiendo por el uso de una redacción similar en dos frases claves diferentes, una palabra de más, un fraseo peculiar u otros matices. A menudo, este tipo de alusiones le permiten al sabio talmúdico determinar la aplicación de esas palabras en la práctica, conocida como halajá o algún otro significado que complementa la interpretación literal del texto.
A veces una pista indirecta es provista la guematria, el valor numérico de las palabras. Este enfoque de alusiones y matices de interpretación se denomina remez.
Encontrar un significado más profundo y lecciones para la vida es otro departamento que llamamos derush o Midrash, y nuestros comentaristas básicos se volverán a encontrar también en estas salas. El Midrash a menudo incluye historias, llamadas agadá, algunas alegóricas, algunas anécdóticas, algunas que van mucho más allá de lo que entendemos que es posible en nuestro mundo. El Midrash se encuentra esparcido por todo el Talmud, y en muchas antologías compiladas contemporáneamente al Talmud o posteriormente. La colección más grande y más conocida se llama Midrash Rabá.
Muchos de los midrashim más jugosos son recogidos en el comentario clásico de Rashi. Esto a pesar de la insistencia repetida de Rashi que “vengo sólo a explicar el significado literal del texto.” Debido a que el texto bulle en significados, a menudo desafiando la aplanadora del estricto literalista, exige a cada paso una interpretación más profunda.
Luego está el significado secreto, la interpretación que nunca se conoce a menos que sea revelada. A eso le llamamos el sod, también conocido como la Cábala.
Aquí también encontrarás a aquellos mismos maestros de la simplicidad. El Rambán fue probablemente el primero en revelar en su comentario estos secretos para el lector general. El comentarista Or ha-Jaim del rabino Jaim ibn Atar revela mucho más, y aun así en un lenguaje accesible para el lector general. En el comentario de Rashi también podrá encontrar tales secretos, sólo que tendrás que buscar mucho para desenterrarlos de allí. De hecho, muy pocos de los comentarios clásicos tienen referencias frecuentes a “la sabiduría oculta”, ya sea en forma abierta o entre líneas.
El Huerto de la Torá
Rabí Itzjak Luria, el Ari, construyó un acrónimo de estos cuatro departamentos, disciplinas o niveles de peshat, remez, derush y sod: pardes , “el huerto”. Enseñó que cada alma debe ahondar en las cuatro capas de la Torá, y debe continuar volviendo a este mundo hasta haberlo hecho.
Departamento Hebreo Revela el… Pertenece al mundo de
Peshat פשט Significados simples Acción
Remez רמז Significados aludidos Formación
Derush דרוש Significados profundos Creación
Sod סוד Significados secretos Emanación
El Ari explica cuán vital es esta obligación:
Sabe que la totalidad de las almas es 600.000 y no más. [El Ari está hablando de las almas en general, que incluye en su interior muchas más almas.] Ahora, la Torá es la raíz de todas las almas judías, porque desde allí son labradas y dentro de ella tienen sus raíces. Por lo tanto, en la Torá hay 600.000 explicaciones, todas ellas de acuerdo con el peshat. También hay 600 mil explicaciones en remez, 600.000 en derush y 600.000 en sod. Así, encontramos que por cada explicación de los 600.000 explicaciones, llega un alma judía viene a la existencia.
En el tiempo por venir, cada judío captará toda la Torá de acuerdo con la explicación que coincide con la raíz de su alma -como hemos dicho, fue a partir de esta explicación que esta alma fue creada y traída a la existencia.
Es raro que la Cabalá tenga un impacto directo en la halajá, pero el Ari fue también una experta autoridad en la ley judía, y es a menudo la excepción en este sentido. Este es un ejemplo. En sus Leyes del estudio de la Torá, Rabi Schneur Zalman de Liadi codificó como ley esta obligación de profundizar en los cuatro niveles de la Torá. Después de delinear exactamente lo que está incluido en la obligación de cada judío de estudiar y de enseñar a su hijo “toda la Torá”, concluye:
“Los sabios de la Verdad [la Cábalá] dicen además, que cada alma, por su tikún, debe profundizar en todo el Pardes de acuerdo a lo que sea capaz de comprender. Todo aquel que es capaz de comprender y saber mucho, pero por su propia pereza capta pero poco, tiene que volver a través del ciclo de la reencarnación hasta que capte y sepa todo lo que su alma le permita captar del conocimiento de la Torá, ya sea el significado simple de las leyes, ya sea las alusiones, el drush y los secretos.
Esto se debe a que todo lo que su alma es capaz de comprender y saber del conocimiento de la Torá es un tikun de su integridad. Sin este conocimiento no es posible que se repare a sí mismo y se perfeccione en su vínculo de vida con Dios, en el origen mismo de donde fue formado.
Es por eso que los sabios dijeron acerca del mundo por venir, “Afortunado el que viene aquí y su aprendizaje está en su mano”, porque entonces no tendrá que volver de nuevo a través del ciclo de vida a este mundo.
La saludable dieta de la Torá
El mensaje del Ari no es tan esotérico como puede parecer: Al igual que nuestros cuerpos no viven de carbohidratos solamente, también nuestras almas necesitan una dieta mixta. Para ser un judío completo abrazando a una Torá completa y sana, no puede satisfacer sus necesidades estudiando en un solo departamento. Es necesario un plan de estudios bien redondeado en los cuatro niveles.
Tu base firme es tu conocimiento del texto básico del pueblo judío con los comentarios tradicionales de Rashi, Rambán, Rashbam, Ibn Ezra y otros que explican su significado más simple. Mantienes tu vida diaria conectado a esa base con una buena comprensión de los harás y no harás de la halajá, y no sólo lo que son, sino también en dónde se encuentran sus raíces.
Y los cuentos midráshicos y los secretos de la Torá son igual de vitales. ¿Por qué? Debido a que la Torá es tanto lo que sabes y lo que haces, como la forma en que piensas y lo que sientes. Por más magnífica que sea el edificio que has construido por ti mismo, sin luz y calor nadie va a vivir allí demasiado tiempo. Esa es como funciona la vida: sin las chispas encendiendo, el motor deja de funcionar.
El Midrash es tu puerta de entrada para conectarte con el autor de la Torá. “Si quieres conocer a Aquel que formó el universo”, los sabios talmúdicos aconsejan, “aprende agadá.” La agadá, los cuentos midráshicos esparcidos por la literatura de la Torá, se dice que contiene “la mayor parte de los secretos de la Torá.”
Pero los secretos son velados, como escribe Maimónides (vamos a llegar a eso en breve), por lo que sólo aquellos que son aptos para recibirlos los descubrirán allí. El Zohar ofrece una parábola para explicar por qué la Torá debe hablar en parábolas:
“Ella era hermosa en apariencia, hermosa en su forma, y se escondió dentro de los secretos de su palacio.
Sólo tenía un amante. Nadie sabía de su amor. Nadie más que ella, oculta en su apartado palacio.
Impulsado por su amor, su amante fue llevado a la puerta de su casa, sus ojos iban explorando el edificio al pasar, examinando cada esquina, en busca de ella allí, sólo por una fugaz visión de ella.
Y ella sabía que él estaba allí. Pero ¿qué podía hacer para que sólo él la encontrara, y nadie más?
Entonces ella abrió una pequeña ventana de ese lugar secreto donde estaba escondida dentro de su palacio, y sólo por un breve momento le reveló su rostro. Y luego volvió y se escondió de nuevo.
Ninguno de los que estaban allí junto a su amante la vio. Ninguno se preocupó por mirar. Sólo vio a su amante. Y sus entrañas, su corazón y su alma fueron atraídos hacia ella. Porque él sabía que debido a su amor por él ella se había revelado por un momento, para despertar su amor.”
Hasta ahora, parece que estos secretos son sólo para el amante comprometido que tiene la sabiduría para captar la primera insinuación. Pero en el siguiente pasaje, el Zohar habla de aquellos que tienen amor, pero deben dar unos cuantos pasos más para adquirir sabiduría.
“¡. . . Pasa y mira! Este es el camino de la Torá: Al principio ella se permite revelarse a la gente, insinuándose a ellos en el destello de un instante. El que sabe, sabe. El que no, ella le da la espalda y lo llama tonto.
Y entonces la Torá dice a esta persona a la que le está dando su espalda: “Dile a ese tonto que vino aquí que voy a hablar con él.”
Esto es lo que significa el versículo (Proverbios 9:4) “¿Quién es el tonto que se dirige aquí, falto de corazón? Ella le habla a él.
Él se acerca a ella. Ella se permite para hablar con él, pero desde detrás de una cortina. Ella dice palabras acordes a su entendimiento, hasta que él empieza a ver poco a poco.”
Esto es el midrash.
“Después, ella habla con él desde detrás de un fino velo. Ella habla con acertijos.”
Esto es la agadá.
“El Zohar ve al midrash como el portal a los secretos de la Torá.”
Los que no aman la Torá no son aptos para recibir sus secretos, por lo que la Torá debe hablar con acertijos y sugerencias. Los que tienen amor y sabiduría en sus corazones captan el secreto de inmediato. Los que tienen amor, pero carecen de sabiduría, se abren camino a la verdad paso a paso. Pero los que no tienen amor ni sabiduría simplemente no tienen ni idea de lo que está pasando.
Pero la parábola del Zohar no termina ahí. Con el tiempo, este amante de la Torá se convierte en un “amo de la casa” en matrimonio consumado con la Torá:
“Eventualmente él se familiariza con ella, y ella misma se revela a él cara a cara. Ella le dice todos sus secretos ocultos, revelando los caminos ocultos que había en su corazón, escondido desde los primeros días.”
“Esta persona que ha alcanzado la plenitud, que se ha convertido en el esposo de la Torá, es ahora sin dudas un amo de la casa. Porque todos sus secretos le son revelados. Ella ya no se distancia ni se esconde de él en absoluto.
Ella le dice: “¿Ves las misteriosas palabras que te he insinuado al principio? ¿Ves cuántos secretos había allí? Ahora te diré lo que querían decir.”
La Ropa de la Emperatriz
Presta atención a estas últimas líneas: Incluso una vez que el amante de la Torá ha dominado todos sus secretos, ella todavía lo recuerda las “palabras misteriosas” del Midrash y su agadá. ¿Pero por qué es eso? Si ya capta los secretos que esas historias esconden ¿por qué no puede desechar el envoltorio en el que llegaron?
Al parecer, las historias y las misteriosas palabras son más que un envoltorio. Después de todo, como dice la parábola del Zohar, desde el interior del manto de estas parábolas habla el alma interior de la Torá. Tal vez deberíamos pensar en estas historias como ropa de alta costura para la sabiduría de Dios. Ellos son la ropa fina y las alhajas que permiten la expresión de la sabiduría más interior de la Torá, como un guardarropa de buen gusto deja traslucir la belleza que de otro modo podría eludir los sentidos.
Tan apropiado, tan magnífico es ese vestuario que transporta los secretos de la Torá incluso para el niño más pequeño. En cierto modo, le transmite al simple niño mucho más que al adulto más sofisticado. Para el adulto, la ropa es diferente del significado que contiene; la analogía y su análogo viven en dos mundos diferentes. El niño, cuando se aferra a la ropa, se aferra al cuerpo caliente y al alma que respira dentro. Todos ellos son uno y el mismo. En su sencilla comprensión de la historia, toca a Di-s.
Para entender mejor cómo es esto así, tendremos que examinar el midrash un poco más en profundidad. Tenemos que preguntarnos: ¿las historias del Midrash son verdad o ficción? Si son verdad, ¿cómo es que tan a menudo entran en conflicto entre sí? Y ¿cómo sabemos cuándo el Talmud nos cuenta una anécdota histórica y cuándo se está hablando en parábolas?
Para responder a esas preguntas vamos a ver algunas de las controversias que rodearon los cuentos midráshicos históricamente, y cómo el más brillante de los rabinos trata esas controversias. Todo esto en las próximas entregas.