CLASE 6: ¿DIOS JUEGA A LOS DADOS CON EL UNIVERSO?

La primera línea sobre el pizarrón contiene las primeras palabras de la porción de esta semana de la Torá:

אדם כי יקריב מכם קרבן לי-ה ו-ה,

Adam ki iakriv mikem korbán laHavaiá,

“Un hombre que ofrende de ustedes una ofrenda a Dios”.

Dicen los sabios que la palabra “hombre” (adam) alude a la rectificación de Adam, el primer hombre. Como se explica en Jasidut, la palabra “de ustedes” significa que el sacrificio tiene que provenir de uno mismo, y el Alter Rebe dice que para traer un sacrificio correctamente, primero tienes que tener la intención de que te estás trayendo a ti mismo (es decir a tu propia alma animal) y sacrificar, y sólo entonces puedes traer un sacrificio animal real para colocarlo en el altar, donde el animal entonces viene a ser como un sustituto de su propia alma animal. Esto es similar al segundo nivel de amor,  “con toda tu alma”, que discutimos en la clase anterior.

En Cabalá, cuando se considera la simetría de palabras o frases, primero contamos el número de letras. Cuando hay un número impar de letras, hay una letra en el medio que puede ser vista como el eje de simetría, y decimos que esta palabra o frase tiene una simetría masculina. Pero, si hay un número par de letras no hay letra intermedia que pueda servir como eje de simetría, por tanto la simetría de la palabra o frase se refleja alrededor de un eje de simetría imaginario (entre las dos letras intermedias). Decimos entonces que una palabra o frase que comprende un número par de letras presenta una simetría femenina.

Esta primera frase que citamos tiene 6 palabras. De estas 6, cuatro tienen un número impar de letras, entonces cuatro de ellas tienen letra intermedia. En Cabalá, muchas veces cuando hay letras intermedias nos centramos en ellas para obtener una alusión.

La letra intermedia de אדם, adam es ד, de יקריב, iakriv es ר, de מכם, es כ, y finalmente de ליהוה, laHavaiá es una ה.

Juntas forman la palabra: דרכה, darcá, que significa “su camino”, en femenino”.

En el lenguaje de los sabios esta palabra aparece con frecuencia, especialmente en el contexto de “el camino de la Torá”. Pero, es interesante notar que esta palabra aparece sólo una vez en toda la Biblia, en un verso del capítulo 28 de Iob. Este es un capítulo único e importante que los sabios lo llaman con un nombre especial (no hay otro capítulo en la Biblia que ellos lo llamen por un nombre): “el capítulo de la sabiduría”. Sabiduría obviamente se refiere a la sabiduría de la creación, como vemos en otro verso: “Creaste todo con sabiduría”. 48 Incluso en la primera palabra de la Torá “En el principio”, alude a la sabiduría, como en el verso “El principio de la sabiduría….”

Uno de los versos más importantes y famosos de este capítulo es: החכמה מאין תמצה ואי זה מקום בינה, hajojmá meain timatzé, veí zé macom biná. ”La sabiduría de la nada se hallará y dónde está el lugar del entendimiento”.

Hacia el final de este capítulo encontramos el verso que como dijimos aparece una única vez en la Biblia la palabra דרכה.

Este verso es: “Dios [y sólo Dios] entiende su sendero [de la sabiduría, en hebreo es femenina], y Él [y sólo Él] conoce su ubicación”.

Hay un verso que describe la sabiduría como nuestra hermana, “Di a la sabiduría tú eres mi hermana”, o sea que debemos relacionarnos con la sabiduría como lo hacemos con una hermana, de una manera íntima y muy cercana. Incluso la propia esposa a veces es llamada hermana.

Otra vez, llegamos a este verso debido a las letras intermedias, las letras que actúan como los ejes de simetría de la frase de apertura de la parashá Vaikrá.

Veamos sólo por un momento una alusión numérica muy bella. El valor de toda la frase “Un hombre que ofrende de ustedes una ofrenda a Dios [Havaiá]” (אדם כי יקריב מכם קרבן לי-הו-ה) es 905. Si restamos las letras de los ejes de simetría que forman הכרד, vemos que el valor numérico de las letras restantes es igual a 676, que es 262. 26 es por supuesto el valor de Havaiá, el Nombre esencial de Dios.

Ya que esta palabra הכרד aparece aquí de una forma muy interesante, en nuestra meditación buscaremos en qué lugar la Torá se refiere a este verso y cómo eso nos ayuda a entender mejor su significado. Hay un principio básico que no hay nada que no esté aludido en la Torá. Veremos, esta palabra הכרד que aparece sólo una vez en toda la Biblia, la encontramos en el clímax del capítulo de la sabiduría en Job. Veamos ahora este verso. ¿Qué es lo primero que viene a la mente cuando se relaciona con nuestro tema de la ciencia moderna y su relación con nuestro servicio a Dios? 

La mecánica cuántica postula que es imposible conocer simultáneamente la trayectoria (que implica el momento y la velocidad) y la posición de una partícula. A esto se le llama el principio de incertidumbre, el más profundo de la mecánica cuántica y fundamento de toda esta teoría. En la clase anterior explicamos que este no es sólo un problema debido a las capacidades de medida del observador, sino que es algo inherente a la naturaleza. Es simplemente imposible conocer tanto la trayectoria que implica el momento y la velocidad de vector de una partícula y su posición.

Ahora, ¿Qué está diciendo este verso? Exactamente lo que Einstein dijo cuando escuchó que el principio de incertidumbre era de algún modo inherente a la naturaleza: “Dios no juega a los dados con el universo”. No le convencía que Dios no puede ver más allá del principio de incertidumbre. Por supuesto no sabía Einstein que tenía un verso en la Biblia que apoya su intuición de que Dios sí sabe. Este es el verso cumbre del capítulo de la sabiduría que declara exactamente lo que él sintió. Por cierto, dice que Dios sabe, y ciertamente Dios es el único que sabe tanto la “trayectoria” y el “lugar” o localización. 

Ahora, en este verso Dios es mencionado con el Nombre de Elokim, que nosotros sabemos se refiere a la naturaleza, y es el Nombre utilizado en la historia de la creación en Génesis. Elokim se refiere a la Divinidad inherente en la naturaleza. Y lo que este verso dice es que Elokim, y sólo Elokim, entiende la trayectoria y conoce la posición de la sabiduría (cada partícula elemental de la naturaleza es un punto de sabiduría Divina) simultáneamente.

Digamos algo más acerca de las implicaciones de Elokim conociendo la trayectoria y la posición simultáneamente. Antes del pecado primordial Adam era semejante a Elokim. La Humanidad estaba destinada a alcanzar el nivel de conciencia de Elokim, como lo declara el verso en los Salmos: “Yo dije [deseo] que tu [ser humano] seas Elokim”. Pero, debido a que comiste del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal prematuramente, caíste al nivel de ser sólo un hombre mortal. Si tan sólo hubieras esperado tres horas hasta el inicio del Shabat Kodesh, entonces habrías tenido el permiso de comer del Árbol del Conocimiento. 

Así se explica en Cabalá. Entonces habría sido un “óneg Shabat” (el placer especial de Shabat) comer del Árbol del Conocimiento. (A pesar de que ahora en el Shulján Aruj está dicho que hay una mitzvá especial de probar los platos antes de Shabat, respecto al Árbol del Conocimiento Dios prohíbe esto explícitamente.) Pero debido a que el hombre (Adam y Javá) comió del árbol prematuramente, se produjo la caída de la humanidad. La continuación del mismo verso de los Salmos, que se refiere a esta caída dice: “Aunque, como hombre debes ser mortal”. Dándonos a entender otra vez que Dios tenía en mente que debemos alcanzar el nivel de Elokim, pero debido al pecado nos convertimos en mortales. Esto en referencia a la condición humana.

Ahora, Heisenberg dijo que la incapacidad para conocer la trayectoria y la velocidad de una partícula elemental no es sólo un problema del observador, de la “condición humana” si deseas decirlo así, sino que es una limitación de la naturaleza misma. En Cabalá aprendemos que cuando Adam cayó de su estado original, no sólo hizo que cayera su psique humana sino que se produjo un descenso de toda la realidad, toda la naturaleza se colapsó y descendió 14 niveles. Es como si hubiera habido un colapso de roda la realidad, que introdujo la conciencia de la mortalidad en la naturaleza, que no permite que la trayectoria y la posición sean conocidas a la vez. Otra vez, originalmente, antes del pecado original, la naturaleza no limitaba la observación de la trayectoria y la posición simultánea de una partícula.

Ahora, es todavía más interesante que este verso nos está diciendo no sólo que existe un estado potencial de conciencia donde sí se puede conocer la trayectoria y la posición simultáneamente, sino que también nos dice cómo alcanzarlo. Como explicaremos en un momento, la simetría juega un un papel clave en alcanzar este estado de conciencia. Si uno es perfectamente simétrico, viene a ser como Elokim (como Dios lo pretendió inicialmente). 

Para ver esto primero tenemos que ver la nota masorética (lit. de la tradición) sobre este verso, que nos dejaron los últimos editores de la Biblia que vivieron en la Tierra de Israel hace unos 1200 años, en el tiempo de los Gueonim. A ellos se les conocía como baalei hamesorá, “los maestros de la tradición Masorética”. Ellos completaron la Biblia en cuanto a la vocalización de cada palabra (nikud, en hebreo) y los signos melódicos (trope en idish, o taamim, en hebreo) de acuerdo a la tradición que habían recibido de la antigüedad. Estos sabios también escribieron anotaciones respecto al texto mismo de la Biblia. Estas notas son mayormente sobre la frecuencia de las palabras raras en la Biblia. Pero, en unas cuantas ocasiones nos alertan acerca de algunos fenómenos únicos en la Biblia, que nadie hubiera pensado destacar. 

Un ejemplo, tal vez el más hermoso, se encuentra en este verso. Los sabios masoretas notaron que hay un fenómeno en este verso que se repite tres veces en la Biblia, una vez en cada parte de la Biblia: una en los Cinco Libros de Moshé, una en los ocho libros de los profetas y una vez en los once libros de las Crónicas. ¿Cuál es ese fenómeno especial? Que estos tres versos contienen 7 palabras cada uno y los tres son simétricos alrededor de la misma palabra central “y él” (והוא, vehú). Entonces la estructura de estos tres versos es

“palabra1 palabra2 palabra3 אוהו palabra5 palabra6 palabra7”

Estos tres versos representan ejemplos de una perfecta simetría. El verso que hemos estado estudiando hasta ahora es el último de las Crónicas.

En los Profetas el verso es:

“Y el generoso aconseja donaciones y con su donaciones se levantará”

ונדיב נדיבות יעץ והוא על נדיבות יקום

Venadiv nedivot iaatz vehú al nedivot iakum

“El generoso” se refiere a una persona que dona para la construcción del Tabernáculo. Este verso contiene otro raro fenómeno: la raíz para “generosidad” (בדו) aparece tres veces. Una persona que es generosa da a otros el consejo de que también deben ser generosos. La raíz para la palabra “consejo” (יעץ) se relaciona a la palabra para “árbol” (עץ, etz).

Ahora, el Mashiaj es llamado consejero maravilloso (פלא יועץ, pele ioetz). La gente siempre está buscando consejos. Hoy en día el consejero es llamado “coach” (entrenador).  El propósito de un buen consejero es rectificar tu árbol. La palabra para “orientar” o “aconsejar” en hebreo viene de la palabra para “árbol”. El consejo más maravilloso, el consejo al estilo Mashíaj es ser generoso. El único que puede dar este tipo de consejo es alguien esencialmente altruista y generoso. Toda persona debe tener hoy un consejero, que en Jasidut es llamado un mashpía, y además tratar de ser uno mismo un mashpía

Para ser un consejero se debe tener un alma generosa. Y es mejor tener abundancia tanto física como espiritual con lo cual ser generoso. En cualquier caso, en virtud de su generosidad y de aconsejar a otros que también sean generosos, el generoso se levantará. “Levantarse” (la traducción literaria de iakum es “pararse”) aquí también alude a la resurrección de los muertos (תחית המתים, tjiat hameitim). Rashi dice “levantarse” es nuestra habilidad para “levantarse” en el sentido nacional, todos los Judíos se levantarán (ואולך אתכם קוממיות, veolej itjem komemiut).

Es interesante notar que en el hebreo moderno “universo” es יקום (iekum), como la última palabra de este verso, mientras que “mundo” está traducido como “עולם” (olam). Debido a que iekum viene de la palabra קיים, kaiam, que significa “existe”, entonces “universo” significaría “todo lo que existe”. Cuando Adam pecó cayó y se levantará a la vida eterna en virtud de la generosidad. Entonces este es el verso de los Profetas.

El verso de los Cinco Libros de Moshé que muestra esta simetría es: “De Asher, su barba es  gruesa, y él dará sus manjares al rey”, מאשר שמנה לחמו והוא יתן מעדני מלך, MeAsher shmená lajmó vehú iten maadanei melej. El Rebe de Lubavitch estaba muy apegado a este verso debido a que nació el día en que el principe de la tribu de Asher, que significa “felicidad”, trajo su sacrificio comunitario al Tabernáculo del Desierto (el día 11 de Nisan). Explicó que el nombre Asher se relaciona específicamente a “comprometido con la felicidad”, que aceptar el yugo del cielo nos lleva a la más grande felicidad. Antes de morir, Iaacov bendijo a sus hijos. Este verso es la bendición que le dio a su hijo Asher: “de Asher es Israel = מאשר ישראל, meAsher Israel, entonces este nombre refleja  todo el pueblo judío. Shmená = Neshamá. La segunda shmená tiene las mismas letras que neshamá, “alma”. Este es el verso en el cual Iaacov bendijo a su hijo Asher y que corresponde en el orden de las tribus al 11 de Nisan. 

Observación numérica: El eje de la palabra es “y él”, que suma 18 = והוא

Pero qué sucede si calculamos el valor de las cuatro letras de esta palabra según el mispar kidmi, que literalmente significa el “número primordial”, es la suma de todos los números hasta el número en cuestión. En la teoría numérica esto es llamado un “numero triangular.” El número triangular de n es la suma de sus integrantes desde 1 a n. Para calcular el mispar kidmi de una palabra completa encontramos la suma de los valores triangulares de cada una de sus letras. Así en este caso:

ו = 6 y el triangulo de 6, escrito tri6 = 21;

ה = 5 y tri5 = 15;

ו = 6 y tri6 = 21;

א = 1 y tri1 = 1

La suma de todos los valores triangulares es: 21 + 15 + 21 + 1 = 58. Como dijimos es la guematria de la palabra para “simetría” en hebreo es חן, jen! Entonces el valor numérico del eje de simetría de estos tres únicos versos simétricos en la Biblia es el mismo que el valor numérico para la palabra “simetría” en hebreo. Tenemos una bella alusión y auto-referencia, a la simetría inherente en estos tres versos.

Profundizando, podemos observar la correspondencia de estos tres con los tres tipos generales simetría de que hemos hablado en las lecturas previas.

Uno de los 72 Nombres de tres letras del Todopoderoso es אום.

Estas son las letras iniciales de nuestros tres versos. Entonces esta meditación es una expansión de ese Nombre. Entonces podemos decir ahora que este Nombre especial es una alusión a los tres diferentes tipos de simetría. 

Mentalidad de trayectoria, mentalidad de posición 

La Divinidad dentro de la naturaleza sabe simultáneamente la posición y la trayectoria de una partícula elemental. Éste es el estado rectificado del Árbol del Conocimiento. ¿Qué significa que haya un Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal? ¿Por qué Adam deseó este árbol? Literalmente da a entender que si comes de este árbol puedes conocer el bien y el mal, simultáneamente. Como explicaremos luego, conocer el bien y el mal simultáneamente abre un tercer tipo de dimensión de la cual la ciencia todavía no ha tomado conciencia.  Si lo estuviera seria más probable resolver muchos, sino todos los problemas preminentes de la ciencia.

Pero para nuestros propósitos aquí ¿Cuál es la diferencia entre la trayectoria que algo está tomando (una partícula o la sabiduría) y su posición? La trayectoria implica velocidad y momento y el lugar implica posición. Antes hablamos acerca de la diferencia entre conciencia mensajera y conciencia material, de si eres un fermión o un bosón. Ahora aplicaremos esto a algo similar. Hay una persona cuya conciencia en su vida se enfoca en la trayectoria, siempre está ocupado en ir tras algún objetivo. 

Es un “caminador”. Un alma judía se supone es un “caminante” que siempre se está moviendo hacia una meta determinada. Esta es una de las razones de que la Halajá es llamada con este nombre, debido a que por más que la ley parece ser un estatuto fijo, siempre hay alguna flexibilidad inherente dentro de ella debido a que una ley no es estática. Entonces este es un tipo de mentalidad que tiene la gente, estar yendo y moviéndose hacia una meta.

Hay una mentalidad diferente que es estar estático, tener un espacio. Una persona quiere tener su espacio y está feliz en él. El Rebe Rashab explicó que si una persona quiere que nadie más entre en su espacio, este tipo de mentalidad deriva en el odio gratuito (שנאת חינם, sinat jinam), razón por la cual permanecemos en el exilio.

Entonces aquí tenemos una forma simple de entender por qué el movimiento y el espacio no van juntos. Cuando una persona se está moviendo, está yendo realmente, no se pregunta en dónde está. O estás en movimiento o estás parado. Esta es una forma muy simple de entender el principio de incertidumbre. Pensar dónde estoy requiere un sentido del yo, sentir el ego. Cuando una persona está en movimiento no puede preguntarse “dónde estoy”. Entonces no puedes estar verdaderamente en movimiento y preguntarte al mismo tiempo: “¿Dónde estoy?” 

Sólo Dios tiene ambas posturas al mismo tiempo, que en realidad son lo mismo que el “bien” y el “mal”. El bien es “un buen camino”, ser “bueno” es estar en el camino, yendo a algún lado. Si realmente estás en el camino, no estas realmente en un lugar en particular. Tan pronto como estás en “algún lugar” te has detenido. Esta es la “buena noticia” del primer lado del principio de incertidumbre. Si estás en el camino, no sabes donde estás. Entonces el no tener lugar es realmente una cosa buena. 

Pero si estás preocupado por el lugar en dónde te encuentras ya no te estás moviendo, no estás en el camino y no sabes a dónde vas. Has perdido la conciencia de tu trayectoria. Conocer tu camino es bueno, saber dónde estás es malo. Entonces, en este sentido, el árbol primordial se refiere a conocer el “bien” y el “mal”, conociendo donde estás y a la vez sabiendo a dónde vas.

El Arizal explica que si Adam hubiera esperado tres horas antes de comer del Árbol del Conocimiento ya habría sido Shabat, y se le hubiera permitido comer este árbol, habría sido una mitzvá, debido a que en Shabat tenemos conciencia Divina y saber dónde estás (estoy aquí, pero no todavía donde debería estar) realmente te da un momento adicional para seguir tu trayectoria en la vida. En este estado, el mal se vuelve un asiento, un fundamento para el bien.

Dimensiones de tiempo enruladas

Discutamos ahora el hecho de que los tres versos simétricos que mencionamos antes contienen cada uno 7 palabras. Lo primero que viene a la mente cuando observamos el número 7 en el contexto de la física moderna y todas nuestras consideraciones de tiempo y espacio, es que la mayoría de la raza humana ha establecido la semana de 7 días por alguna razón aparentemente arbitraria. Arbitrariamente, ya que nadie realmente se imagina que la naturaleza posee alguna clase de fenómeno que corresponda a este ciclo de siete días que conforma cada semana. 

El año corresponde a un fenómeno determinado del mundo natural (una vuelta de la tierra alrededor del sol), entonces no es arbitrario. Pero yendo un paso más allá, incluso el año está arbitrariamente hecho por el hombre, ya que es un ciclo que tiene un significado sólo en nuestro sistema solar. Fuera de la tierra, si vivieras en Júpiter por ejemplo, una vuelta alrededor del sol toma un periodo mucho más largo de tiempo. Entonces para sintetizar, podemos generalizar que todos nuestros ciclos de tiempo, días, semanas, meses y años no son considerados por los científicos como ciclos inherentes en la dimensión del tiempo, sino que registran otros fenómenos como el movimiento de la tierra, etc. 

Antes, notamos que cuando los teóricos de la cuerda añaden dimensiones para unificar las fuerzas en la naturaleza, sólo añaden la dimensión espacial. Nadie sostiene hoy en día la noción de añadir dimensiones de tiempo. Por cierto, notemos que en la Torá encontramos un tercer tipo de dimensión. Si la ciencia pudiera considerar la existencia de esta dimensión, todos los problemas con la teoría del campo de la unificación podrían ser igualmente resueltos. Lo que la ciencia sabe con seguridad es que en nuestro mundo hay tres dimensiones de espacio y una dimensión de tiempo.

Ahora, ¿por que los científicos no añaden dimensiones del tiempo, sólo las espaciales? Por cierto hay un texto que cuestiona incluso esta suposición, y pregunta por que no añadir las dimensiones de tiempo. La respuesta simple es que tratar de imaginar otra dimensión de tiempo es muy contra intuitiva —mucho más que imaginarse dimensiones espaciales adicionales. ¡Como tenemos tres dimensiones de espacio, no es tan terrible añadir unas cuantas más! Para explicar por qué no experimentamos más que tres dimensiones espaciales, los científicos de la teoría de la cuerda argumentan que las dimensiones adicionales están enruladas. 

Hay una analogía simple dada en los libros sobre la teoría de las cuerdas para ayudarnos a imaginar cómo puede ser una dimensión enrollada. Es llamada la analogía de la manguera de jardín. Imagine una manguera de jardín que está tendida entre dos edificios. Si la vemos a gran distancia, parece como una línea unidimensional. Pero, desde la perspectiva de una hormiga caminando sobre la manguera, hay por supuesto una dimensión circular sobre la cual puede caminar. Ahora, ¿Qué sucede si la hormiga decide caminar alrededor de la manguera? Desde mi perspectiva, desde lejos, la hormiga parecería desaparecer de pronto; es como si ya no existiera, ya que no puedo ver que la manguera tiene otra dimensión. Esta es la forma conceptual en que se describen las dimensiones enroscadas. Esta es una explicación balebateshe (en idish “laico”). 

Pero ahora pensemos en nuestra manguera del jardin como una dimensión de tiempo, no de espacio. ¿Qué significaría tener una dimensión de tiempo enroscada? Significaría que hay algún ciclo inherente que está corriendo alrededor (o dentro) de la coordenada recta del tiempo. Tal vez este es el ciclo de la semana, el secreto de Shabat.

Es interesante que el Arizal no habla explícitamente de dimensiones espaciales adicionales. Sin embargo, en escritos cabalísticos posteriores del Rashash (que vivió en el siglo XVIII), explica que para resolver algunas contradicciones inherentes, que son contradicciones espaciales en los escritos del Arizal, tienes que asumir que hay efectivamente más de tres dimensiones espaciales. Entonces el Rashash dice explícitamente que tenemos que añadir dimensiones espaciales a la Cabala del Arizal para poder entenderla. Pero sobre las dimensiones de tiempo el Rashash no dice esto explícitamente, aunque en realidad añadir las dimensiones de tiempo al sistema del Arizal es mucho más obvio y natural, ya que el propio Arizal explicó que hay diferentes ciclos de tiempo, que en los mundos superiores están representados por partzufim (personajes) totalmente diferentes [y sólo es natural atribuir una dimensión separada de tiempo a cada uno de estos ciclos].

Hagamos hincapié que en cierto sentido es mucho más fácil entender que las dimensiones enroscadas requeridas por la teoría de las cuerdas son dimensiones de tiempo y no dimensiones espaciales. Otra vez, de acuerdo a la teoría de las cuerdas hay tres dimensiones espaciales que experimentamos normalmente, y 6 dimensiones enrolladas adicionales. Pero es muy difícil de entender lo que significa que estas dimensiones enroscadas son espaciales. Es tan pequeño que no se puede detectar, y por eso se introduce la analogía de la manguera del jardín.

Lo más importante sobre el tiempo es que hay ciclos de 7; por ejemplo los siete días de la semana, los siete años del ciclo de la Shmitá, etc. Todo esto fue entre paréntesis respecto a nuestro tema principal, y podríamos haber dedicado una clase completa a este tema de las dimensiones enrolladas de tiempo adicionales. Puede significaría algo muy obvio: que hay ciclos de tiempo inherentes, no simplemente hechas por el hombre, el más importante de los cuales es el Shabat, que es como el mundo fue creado. Así que hay algo en el tiempo que está basado en el número 7.

Usualmente el Shabat es considerado el séptimo día. A veces es considerado como el primero de siete días, desde cuya santidad todos los otros días de la semana son bendecidos. Pero, más frecuente en los escritos del Arizal, el Shabat es considerado el cuarto día de la semana. ¿Cómo es esto? De miércoles a viernes ascendemos del mundo de la Acción, al mundo de la Formación al Mundo de la Creación. Finalmente, en Shabat ascendemos al Mundo de la Emanación, el más alto plano de conciencia (conciencia Divina pura). Luego de domingo a martes traemos la conciencia Divina del mundo de la Emanación (conciencia de Shabat) de regreso a la realidad. Entonces el domingo descendemos de regreso al mundo de la Creación, con la bendición recibida desde el Shabat. El lunes descendemos al Mundo de la Formación, otra vez con la bendición del Shabat. Finalmente, el martes descendemos al Mundo de la Acción con la bendición del Shabat. Razón por la cual, el Arizal explica que una persona que está comprometida en trabajar en el mundo físico debe, si puede, limitar su trabajo a martes y miércoles. Esto le debe proporcionar un extenso un fin de semana, empezando el jueves y terminando el lunes (con la lectura de la Torá en el primero, medio y último día del fin de semana). Martes y miércoles (los dos días en que estamos en el Mundo de la Acción) podrían bastar para dedicarse a trabajar en este mundo.

Y ahora nos damos cuenta que este orden de 3 días, después de la iluminación del Shabat, seguido por otros tres días tiene la misma estructura que la que se señala en los tres versos que discutimos antes: tres palabras, luego “y él”, vehu, y después otras tres palabras.

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