5. La Reparación de Diná 

וַתֵּצֵא דִינָה בַּת לֵאָה אֲשֶׁר יָלְדָה לְיַעֲקֹב לִרְאוֹת בִּבְנוֹת הָאָרֶץ”

“Y salió Diná hija de Leá que le dio a luz a Iaacov, para ver a las muchachas de la tierra”

[Bereshit 30-21]

Así comienza la dura historia que tuvo lugar en Shjem. Pero es precisamente en esta difícil historia donde hay una depuración muy oculta y profunda, que solo puede producirse a través de este terrible acto de violación. Sobre historias como esta está dicho “una terrible trama fue urdida sobre los hombres”. Dios produce las depuraciones y rectificaciones del mundo a modo de “trama”, usa nuestras caídas y dificultades para lograr a través de ellas Su propósito.

Por ejemplo, los cabalistas dicen que dentro de la pobre alma de Shejem el hijo de Hamor, había escondida una chispa sagrada que fue liberada y llegó a su lugar correcto de esta manera (como explica el santo Or Hajaim, Rabi Jaim Benatar).

Y así vemos que “ותצא דינה בת לאה” , “Y Dina, la hija de Lea, salió”, sus iniciales son de atrás para adelante * לבדו, levadó“solitario” *. Esta palabra ya nos es familiar de la parashá: “Y Iaacov está solo, y un hombre lucha con él”. Incluso antes de eso, leemos “solo una manada de rebaños” (el regalo de Iaacov a Eisav). Iaacov Avinu tiene una soledad existencial positiva, el solitario hombre de fe, y nosotros también somos “una nación que mora solitaria”.

Para comprender el significado de la palabra, debemos comenzar viendo su primera aparición en la Torá: “No es bueno que el hombre esté solo, haremos una ayuda frente a él”. El hombre tiene que salir de su “soledad” negativa y encontrar a su pareja. Dina también tenía que encontrar a su compañero para salir de la soledad, pero la trama que tuvo lugar trajo el partido inadecuado. Sin embargo, este acto también conduce a la revelación de la “soledad” positiva de Iaacov. Y esta es nuestra bendición que figura al final de la Torá: “E Israel vivirá seguro, solitario en el manantial de Iaacov” [Devarim 33:28]. Estamos solos con Dios, no hay nada más que Él, y no necesitamos nadie más que a Él.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *