En la cosmología de la Cabalá, el orden actual de la realidad es la versión rectificada de diversos estados inmaduros (de la creación) que le precedieron (hay que tomar la palabra precedieron en forma alegórica, ya que el tiempo como nosotros lo conocemos, sólo comenzó con la creación del orden actual).
Los órdenes previos a la creación se caracterizaban por la falta de unión entre las fuerzas creativas que los gobernaban; cada fuerza creativa seguía su propio curso de acción, sin tomar en consideracin el efecto que esto podría tener en las demás fuerzas paralelas ni el que éstas podrían ejercer sobre ella. El resultado fue el caos, que llevó a la destrucción de esos universos. A diferencia de esto, en el orden actual (al menos en su forma ideal), las fuerzas creativas que Di-s utilizó y utiliza para crear y mantener el mundo, actúan en armonía cada una tomando en consideración las características de todas las otras fuerzas. Esto es posible ya que estas fuerzas poseen “inter-inclusión”, es decir, que cada fuerza creativa posee dentro de su propia estructura algo de todas las demás. La presencia de un elemento de otra fuerza dentro de sí misma le permite interactuar con ella en forma constructiva.
De esta manera, la creación refleja la unidad subyacente que posee, en virtud de ser la creación de un Unico Di-s. Esta maduración de la creación se puede comparar, a grandes rasgos, al proceso de desarrollo de un niño hasta llegar a ser adulto. El niño posee los mismos rasgos personales que un adulto, pero ellos están en estado de caos, de desorden y falta de armonía. Sus deseos e impulsos son poderosos pero no mitigados, y cuando quiere algo le resulta difícil, si no imposible, tomar en consideración el impacto que puede tener la satisfacción del deseo actual, sobre otros deseos que por ahora están subyugados.
El proceso de maduración para convertirse en adulto, es mayormente un proceso para aprender a atemperar la naturaleza unilateral de sus deseos frente a su espectro completo de motivaciones. Para llevar a cabo este proceso se debe anular el egocentrismo del niño, a medida que se va dando cuenta gradualmente que debe moderar la búsqueda de sus propios intereses efímeros, en favor de objetivos superiores, más humanitarios y de largo plazo. El trauma que debe experimentar el niño por este despertar y por la consecuente redefinición de su personalidad es una característica muy importante en la adolescencia.
El sello del orden de la creación actual y rectificada, entonces es la inter- inclusión. Todo proceso, modelo, sistema u organización exitoso debe evidenciar esta cualidad. Y, por el contrario, cualquier proceso que no posee esta característica se considera no rectificado, es decir, perteneciente al orden anterior de la creación y antagónico al orden actual y a su progreso hacia la perfección.
Esta es la definición del “mal” de acuerdo a la Cabalá. Así, el potencial que tiene el modelo triple de crecimiento espiritual del Baal Shem Tov, como una senda hacia la rectificación, se hace completamente evidente cuando cada etapa es vista como una inter-inclusión de las tres. Por consiguiente, esto es válido tambien para el proceso terapéutico que hemos estructurado de acuerdo con este modelo: cada una de las tres técnicas de reprimir, ignorar y articular, están presentes como sub-etapas dentro de cada una de las tres.A continuación detallaremos todo el proceso terapéutico, de acuerdo con este principio de inter-inclusión.