Cada meditación una lección de Jasidut y Lashón Hakodesh
“Envía por ti hombres que recorran la tierra de Cnaán”. [Bamidbar 13:2]
שְׁלַח לְךָ אֲנָשִׁים וְיָתֻרוּ אֶת אֶרֶץ כְּנַעַן”
“Shlaj lejá anashim veiaturu et eretz Cnaán”.
Lo que parece ser una orden de lo Alto: “envía”. Pero en el libro de Deuteronomio afirma que el envío de los espías fue una iniciativa del pueblo de Israel que vino a Moshé, y él aceptó su petición. Así Rashi explica: ‘envía por ti, según tu buen saber y entender, pero Yo no te lo ordeno, si lo deseas envía”.
Entonces, ¿enviar o no enviar? Hashem “insiste” en dejar la decisión a la discreción de Moshé. Puede ser una mitzvá, una orden, pero ni una como todas las demás, que tiene que ser cumplida anulando el deseo personal, sino una acción voluntaria que si se desea es un mandamiento, pero si no lo desea no hay necesidad de hacerlo.
¿Qué significa todo esto?
Para entrar a la Tierra de Israel y darle validez a su conquista, se necesita sentir que la cuestión nos incumbe y preocupa. Como se le dijo a Abraham: לך לְךָ”, “Lej Lejá”, “Ve por ti”, “para tu provecho y para tu propio bien”. Así se le dice también a Moshé: “שלח לְךָ”, “Shlaj Lejá”, “Envía por ti”, sólo si realmente quieres y lo deseas, si tienes una motivación urgente entonces el asunto va a progresar. Si no, nos quedamos en el desierto.
Por supuesto, no solo Moshé tiene que desearlo, sino todas las personas deben estar imbuidas de esta voluntad. Pero los espías “detestaron la tierra anhelada”, no la desearon, no quisieron suficiente.
Y más en profundidad: cuando vivimos en el desierto estamos solos con Dios, todo se anula a Él y no hay nada en mi contra a lo que tenga que enfrentarme, todo aquello que parece “algo”, se convierte en “nada”, el cuerpo se subordina al alma. Pero en la Tierra de Israel entramos a una vida en la que la realidad simple no se “ajusta” fácilmente a nuestros planes. Hay una realidad resistente que no se anula a Dios, comenzando por los personajes de los habitantes de la tierra, hasta la ocupación en la vida práctica, la herencia de las tierras y las viñas, etc.
Para hacer frente a esta realidad amenazante debemos revelar dentro nuestro, una fuerza especial: no sólo el alma que se eleva sobre cuerpo, sino además una conexión con la fuente del alma y el cuerpo juntos, este nivel en que queremos encontrarnos con Dios también en el ámbito terrenal físico, y descubrir que la firmeza de la realidad oculta en su interior la firmeza de Dios. Pero para que esto suceda necesitamos voluntad y deseo. No podemos ser vacilantes y dudar si tomar o no la iniciativa. Debemos querer y decidir, y así le dice Hashem a Moshé: “envía por tu propia decisión”.
[De la publicación: “El pecado de los espías y su respuesta”, del Libro Rujó Shel Mashíaj, El Espíritu del Mashíaj]
Meditación diaria del Rabino Itzjak Ginsburgh
37. Shlaj – Envía Espías
Lunes 21 de Sivan 5778 – 4 de junio 2018