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En los Diez Mandamientos, primero figura el precepto del Shabat: “Recuerda el día de Shabat para santificarlo”. Luego está el precepto de honrar a los padres, “honra a tu padre y a tu madre.
¿Cuál es el secreto de esta contigüidad, por qué primero Shabat y después de Shabat honrar a los padres? Está escrito que hay tres socios en el hombre, el padre y la madre, le dan el cuerpo aportando cada uno su parte, y entonces viene Dios y le da el alma.
¿Qué tiene especial el Shabat? En Shabat todo judío recibe un alma extra. En palabras de Cabalá, todos tienen nefesh [fuerza innata de vida] y ruaj, [espíritu de vida] pero hay que recibir un agregado, el nivel de neshamá [alma]. Y después además jaiá [viviente] y luego además iejidá [unicidad con Dios]. Este es el agregado, el agregado de Shabat, el alma extra, la neshamá ieterá.
En Shabat se siente el descenso del alma dentro del cuerpo, y así se puede reconocer que mis padres construyeron el escenario (el cuerpo) y luego viene Dios y me da el alma. Pero hay algo más profundo que esto, los padres mismos corresponden a neshamá y jaiá, dentro de los niveles nara”n ja”i, (las iniciales de nefesh, ruaj, neshamá, jaiá y iejidá). Así, el padre es jaiá y la madre neshamá. Entonces en realidad, en Shabat también el padre y la madre entran dentro de mí y por encima de todo Dios, que corresponde al nivel de iejidá en el alma.