Para leer mientras escuchas el nigún jasídico “nijoaj”, placentero
El majatzit Tzedek, Rabi Menajem Mendel el tercer Rebe de Jabad Lubavitch, quería mucho a su hijo Rabi Shmuel, el Rebe Maharash, que acostumbraba entrar a su habitación sagrada todos los días, y a veces varias veces al día. Cierta vez entró Rabi Shmuel cuando todavía era un niño, a una alta hora de la noche, después que su padre había terminado de recibir en iejidut, entrevistas privadas a sus jasidim, que se habían extendido más allá de lo habitual.
Durante su conversación, el Tzemaj Tzedek se quejó con su hijo por la cancelación de su precioso tiempo debido a las ‘iejidut’, y dijo: “¿Qué quieren de mí, puedo estudiar durante este tiempo?”
El niño no respondió nada y se dirigió al armario donde estaban los escritos de jasidut de su padre. Este armario estaba sin puertas y cubierto con una cortina, el niño descorrió la cortina y comenzó a contar los volúmenes de los libros de jasidut que estaban colocados en una de las columnas, contando más de treinta volúmenes. Al final, se dirigió a su padre con la pregunta: “¿Hubieras escrito tantos maamarim, artículos de enseñanzas jasídicas, si no hubieras recibido a las personas en iejidut?”, El Rebe respondió: “¡Sí, tienes razón!”
(Torat Menajem, Volumen 22, página 44)
¡¡¡Sueños jasídicos !!! ❤️