P: ¿El tai chi o rai kei son prácticas permitidas? ¿Y el yoga? ¿Es lícito usar el alef beit para curar?
R: El tema de la medicina alternativa es ciertamente complejo. Mucha gente se ha acercado a nosotros con preguntas similares a la suya. Respondiendo a su pregunta específica: los símbolos chinos en reiki son definitivamente instrumentos de avodá zará, idolatría, y no deben ser usados. Asimismo, está prohibido utilizar el péndulo para diagnosis. Es aceptado utilizar el alef beit (con la intención de rezar) para pedir salud; no obstante, bajo ninguna circunstancia debe darse un nombre foráneo a estas formas de curación, como reiki (judío), Di-s lo prohiba. En cuanto al Tai Chi, es prohibido. Estas prácticas, obtienen o manejan fuerzas de fuentes impuras.
Toda sabiduría debe provenir de la Torá. El yoga tiene una energía negativa que está conectada con la avodá zará, idolatría, y por eso es inaceptable, incluso si la persona que lo practica no tiene estos pensamientos negativos.
El “reclamo” de que estos métodos de curación, son parte de las antiguas enseñanzas que Abraham envió al este con sus hijos, no es serio. Lo que sí es serio, y podría ser peor aún, es que los “regalos” por los que Abraham mandó al este a sus hijos no judíos (de su sierva Ketura), practicantes de la idolatría, eran de hecho “nombre impuros [mantras]”, es decir, nombres y prácticas para la espiritualidad impura. Ciertamente que no son para los judíos, los descendientes de Isaac y Iacob. Abraham mando lejos a estos hijos extraños, para prevenir de que se mezclen con Isaac.
Seguramente, todo lo que hay en “el otro lado”, tiene su paralelo en el “lado de santidad”. Sumado a las prácticas espirituales (y físicas), que recibimos directamente de nuestros patriarcas y del Sinaí, uno de los poderes esenciales inherentes a nuestra Torá, es su habilidad de “depurar” y “redimir” las chispas Divinas caídas, esparcidas en toda la realidad del mundo, especialmente en las vestimentas foráneas de la sabiduría y las prácticas espirituales de los no judíos.
El comienzo de todo proceso de “depuración” basado en la Torá, (y cuánto más, respecto de alguna sabiduría o práctica que hayamos heredado directamente de nuestra tradición), es abandonar el “nombre” no judío, (inherente a su origen espiritual) unido e identificado con la sabiduría o práctica a depurar.
Un “nombre” denota un “camino” y filosofía completos. “Depuración” se asocia siempre a (buenos) “puntos” o propósitos, nunca a un “camino” completo en el que los “propósitos” están en exilio.
Por eso, el mismo uso del nombre “yoga, tai chi, etc.”, tanto precedido por la palabra “judío” o no, no permite la verdadera depuración. De hecho, la yuxtaposición de los dos términos “yoga judío” es shatneiz, una combinación inapropiada.
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