EL SIGNIFICADO CABALÍSTICO DE LOS SIETE PRECEPTOS DE LOS BNEI NOAJ

El Rabino Itzjak Ginsburgh se dirige a una delegación de bnei Noaj de Rusia el 4 de Av 5778, Julio de 2019, dentro de las tres semanas de duelo por la destrucción del Templo Sagrado.

http://www.youtube.com/watch?v=BdFlZnyi7_I

Muy buen mediodía para todos. Estoy muy feliz de que haya un despertar en el interés de escuchar la palabra de Hashem, porque es lo que puede traer de verdad la redención al mundo. Toda la humanidad se despierte juntos para creer en Hashem, y caminar el en el sendero de Hashem. 

En nuestra Torá hay mitzvot masiot, preceptos que hay que cumplir en la práctica. Y hay también jovot halevavot, obligaciones del corazón. Entre estas hay 6 mitzvot o preceptos especiales. 

El primer precepto es creer hay un Dios, un Creador del Mundo, que dirige el mundo, y es en esencia el primer Mandamiento de los Diez Mandamientos, Aseret HaDivrot

El segundo mandamiento es no creer en nada salvo en el Creador del Mundo, el que conduce el Mundo. Está escrito que dentro de los Diez Mandamientos que los dos primeros todo el pueblo de Israel lo escuchamos, y también las almas de las siguientes generaciones, todos escucharon esos dos de la Boca del Creador del Mundo, Boré Olam. Los siguientes ocho mandamientos los escuchamos a través de Moshé Rabeinu, pero esos dos los escuchamos directo de Hashem. 

Luego hay un precepto especial, que es la declaración del Pueblo de Israel a todo el mundo, que en la lengua sagrada, lashón hakodesh, es Shemá Israel Hashem Elokeinu Hashem ejad, “Oye Israel, Hashem nuestro Dios, Hashem es Uno.” Significando que ese Creador del Mundo es uno, no de divide, no hay ninguna forma de división en Él, y en todo lado y esquina es Uno. En nuestro mundo no hay algo así, porque todo lo que hay en nuestro mundo se puede dividir, pero el Creador del Mundo no es una parte de este Mundo, no se divide, Hashem Ejad, es Uno. 

Este es el tercer precepto. Todo esto está en el corazón, hay que creer y meditar en ellos y conectarnos en el corazón con estas verdades.

Luego hay dos mitzvot más del corazón, que es amar al Creador del Mundo, ahavat Hashem, y tener temor de Él, irát Hashem. Amar es una atracción del corazón, porque quiero estar con Él, como si hubiera querido abrazarlo, pero no puedo realmente porque no tiene cuerpo, no tiene una apariencia corporal como explicaremos. Sentir que verdaderamente soy atraído por el Creador del Mundo.

Temer es que estoy parado ante Él con un temor-irá reverencial, irá ilaá, un temor supremo pero no que tengo miedo. La grandeza del Creador es tan grande que estoy parado firme frente a la Luz Infinita, Or EInsof de Hashem.

El sexto precepto del corazón es no permitir que entren pensamientos no buenos, extraños, en nuestra conciencia. Hay dos clases de pensamientos no buenos, están los pensamientos de deseos, taavot, como desear mujeres, y los pensamientos de herejía, como renegar de Hashem, renegar de la Torá. El cerebro está bajo el gobierno del ser humano. Estos son los seis preceptos.

Seguramente escucharon sobre el Rambam, Rabi Moshé ben Maimón, quien enumeró los 613 preceptos, y así escribe, hay seis preceptos permanentes, cada instante de mi vida, incluso cuando duermo que esos preceptos estén en mi corazón, que este saber conciente esté en el corazón. 

El primer precepto incluye lo que llamamos Hashgajá Pratit, “Supervisión Particular” o “Providencia Divina”. Por Providencia Divina ustedes llegaron a la Tierra de Israel y nos sentamos juntos, por supuesto es una gran providencia, y estamos en el primer día del período que de acuerdo con el calendario hebreo de la Torá, cuando recordamos la destrucción del Beit Hamikdash, el Templo Sagrado de Ierushalaim. Por eso estamos de duelo pero también tenemos que fortalecernos, que pronto Hashem nos envíe el redentor-goel, el Mashíaj, y juntos construyamos el Templo Sagrado para Hashem, y será: 

“Mi Casa se llamará una casa de oración para todos los pueblos”. [Ishaiahu 56:7]

‘כי ביתי בית תפילה יקרא לכל העמים”

“Beití Beit tefilá iekaré lejol haamim”

Una casa para que todo el mundo venga y rece, apegarse, cumplir esos preceptos dentro del Templo Sagrado.

La meditación inicial de acuerdo con la Cabalá, es meditar en esos preceptos que dijimos, y construir como si fuera alrededor mío, cada uno de los que estamos aquí en el centro del Templo Sagrado espiritual, construir alrededor suyo el Templo Sagrado. Tenemos un precepto de construir en la conciencia un Templo Sagrado, vivir dentro del Beit Hamikdash toda la vida. 

Ahora, en toda casa física hay “6 vientos”, 6 direcciones, arriba, abajo, derecha, izquierda, adelante y atrás. Cada una de estas direcciones corresponde a uno de los preceptos que nombramos antes. Si pienso, medito correctamente, construyo a mi alrededor el llamado “merjak Elokit”, un “espacio Divino”, por medio de estar conciente, creer y apegarme a esos preceptos.

Arriba: Creer en Dios

En la meditación comenzamos desde arriba. Si hay 6 direcciones hay 3 ejes. Está el eje de arriba hacia abajo, lo que está por encima de mí, como está escrito en el Tratado de los Padres: “sabe lo que hay encima de ti”. [Pirkei Avot 2:1] Nos figuramos que Hashem está encima de mí y por eso nos colocamos la kipá en la cabeza, un sombrero, e incluso si no pienso todo el tiempo en el sombrero o la kipá, como aquí que todos tienen cubierta la cabeza. Pero ese cobertor me dice que hay algo encima de mí, y eso que hay es El Santo Bendito Es, Hashem el Creador del mundo. Esto se denomina la conciencia de arriba. 

Abajo: No Creer en Nada más

No creer en la idolatría, que es lo opuesto y complementario, es la dirección hacia abajo. De momento que la persona pone su confianza, cree que hay alguien en el mundo que puede ayudarme además Hashem Ejad, el Dios Único, es como si cayera en el abismo. Hay que construirle un piso seguro desde abajo para que no caiga. 

Estos son los dos sentidos arriba y abajo, la fe en Hashem que crea el Mundo, también ahora crea el mundo y controla el Mundo, y no confiar en nada más. Esto mi arriba y abajo.

Derecha: Amar a Dios

La derecha es amar. El sentimiento de amor está a la derecha y se extiende por la mano derecha. 

Izquierda: Temer a Dios

El temor está a la izquierda.

Así tengo un muro a la derecha en mi conciencia, en mi Templo sagrado que construyo alrededor, de tal manera que si me paro frente al este, a la derecha está el sur, y el sur es el amor en Cabalá, correspondiente a Abraham Avinu, y el norte el temor, es Itzjak. Los dos primeros patriarcas corresponden entonces al amor y el temor, el sur y el norte, derecha e izquierda. 

Adelante 

El último eje es adelante y atrás, y si me paro frente al este corresponde a este y oeste. Lo primero que tomo conciencia es de lo que está adelante de mí, en esto medito porque está frente a mí. Así, lo que tiene que estar ante mis ojos, por así decirlo, es la unicidad de Hashem. El Creador del Mundo es uno, como dijimos, cada costado y esquina imposible dividirlo, solo hay Uno. 

¿Qué lo unifica? En la Torá hay varios Nombres para referirse al Creador del Mundo, pero el Nombre particular, el más importante es el de cuatro letras Iud-Hei-Vav-Hei, י-הוה, que corresponde a la cualidad de misericordia, Hashem se apiada. También en Cabalá la misericordia está al este, el sur a la derecha es amor y la misericordia adelante es el este, y allí el Nombre de la cualidad de misericordia meditamos en que es Uno. Es decir, lo que unifica a Hashem en mi conciencia es sentir todo el tiempo que tiene misericordia por mí y por todos, por todo el mundo, porque “Sus misericordias se extienden a todas sus obras”, está escrito en Tehilim 125:9. Esto está frente a mí.

Atrás

El lado trasero complementario, es como poner un guardián a mis espaldas, para que no roben, no entren a mi conciencia pensamientos extraños.

Estas son las seis mitzvot, preceptos y esta es la intención para meditar en ellos, y hay quien medita en ellos cada día, incluso a la mañana. Ingresar dentro de un espacio divino, construir alrededor un Templo Sagrado, que por Providencia Divina corresponde a esta época y así es toda la vida. Nuevamente, este conocimiento es 24 horas por día cada día, y esto le produce alegría a la persona porque todo el tiempo está con el Creador del Mundo, que es bueno por esencia, tiene misericordia y es Uno, no hay que pensar en nada más porque Él incluye todo. 

Yo me encuentro dentro de este espacio, de este Templo Sagrado. ¿Qué hace cada uno allí? Hay otro precepto en la Torá que no es constante porque no se puede cumplir todo el tiempo, pero aspira a ser constante y es el precepto de la plegaria. Cuando estoy siempre en presencia del Creador del Mundo, tengo siempre la oportunidad de derramar mi corazón ante Él, Bendito Es. Y este es el precepto, y por eso el Templo Sagrado, el Beit Hamikdash, se llama “Mi casa”. Hashem dice Mi casa es una casa de oración para todas las naciones. Hay que ingresar en él y rezar, pedirle a Hashem cosas buenas, para mi amigo, para todo el mundo, pedir que venga el Mashíaj. Estar constantemente en una actitud activa espiritual de plegaria.

Este es el séptimo precepto que no está definida como constante, pero tiene a serlo, como dicen los sabios: “ojalá rezara el hombre todo el día”. O sea es ojalá, hay que aspirar a rezar cuanto más posible a Hashem todo el tiempo. 

Los Siete Preceptos de los Bnei Noaj

Ahora, siendo que la audiencia aquí son Bnei Noaj, seguramente escucharon acerca de los Siete Preceptos de los Bnei Noaj, Sheva Mitzvot Bnei Noaj. Y también entiendo que escucharán más en profundidad acerca de estos siete preceptos. ¿Hay relación entre los preceptos de Bnei Noaj con los que dijimos de la Torá? Sí lo hay, y la relación es que los preceptos de los que acabamos de explicamos son del corazón, la dimensión interior. Todas las cosas de este mundo tienen su interior y exterior. El interior de los preceptos de los Bnei Noaj, que son no asesinar, no cometer adulterio, no robar, no idolatrar, no maldecir a Dios, no comer miembro de un animal vivo, establecer juzgados, cortes de justicia, el alma interior de todos esos preceptos son en esencia los preceptos constantes del corazón, más espirituales que acabamos de enumerar.

Sólo digamos en breve cómo funciona. Para entenderlo hay que saber que tanto los preceptos de los Bnei Noaj como los siete preceptos constantes del corazón más la plegaria, que también suman siete, en Cabalá corresponden a las siete sefirot, los canales a través de los cuales Hashem crea el mundo. Sus nombres en Cabalá son jesed-bondad, guevurá-poder, tiferet-belleza, netzaj-eternidad, hod-esplendor, iesod-fundamento, maljut-reinado. Con la traducción verán el significado de esas palabras, pero diremos en resumen, sin explicar, los siete preceptos constantes y los siete preceptos de Bnei Noaj cuál es el paralelo, מקביל, makvil. Está escrito que la palabra Cabalá, קבלה, su significado literal es recibir algo, sabiduría, inteligencia. Pero en la Torá esta palabra proviene de הקבלה, hakvalá, “correspondencia”. 

Cuando hay dos sistemas paralelos uno con el otro, en castellano “correspondencia uno a uno”, este es el significado original de la palabra Cabalá. Es exactamente lo que queremos hacer ahora. Las tres primeras palabras correspondientes a las sefirot son jesed-guevurá-tiferet, correspondientes a los patriarcas, Abraham, Itzjak, amor y temor, y el tercero es Iaacov, que es la misericordia en el medio. ¿Cómo es con los siete preceptos de los Bnei Noaj? No cometer adulterio. El adulterio es la falla, lo contrario, lo malo para el amor. Hay que conservar el amor puro y sagrado. No asesinar corresponde a guevurá, rigor o poder. Es decir que no violar es mi lado derecho, no asesinar es la izquierda, y no robar es el frente, correspondiente a Iaacov, así está escrito. Abraham, Itzjak y Iaacov, no adulterar, no asesinar y no robar. Corresponden a los preceptos constantes que es amar a Dios…, que son el alma. 

Algo más que es Providencia Divina. Que ustedes hayan llegado a la Tierra de Israel, la Tierra Sagrada, este lugar dice que todo fenómeno externo tiene un alma. Es justamente lo que estamos estudiando, hay cosas prácticas en el exterior que hay que cumplir, pero hay que saber que hay alma, y hay que conectarse con el alma de cada cosa. 

Así, el alma que me cuida del adulterio, no cometerás adulterio, tal como está en los Diez Mandamientos, es el amor, a Dios y al ser humano pero de verdad, porque el hombre fue creado a imagen Divina. No matar es por medio de la cualidad de temor a Hashem, esa es su alma. Y no robar, es como está dicho que Hashem tiene misericordia por mí, y por todos, también yo tengo que tener misericordia y no perjudicar, no dañar, no molestar en nada. Siempre hay que tener consideración del prójimo, que se expresa a través del precepto de no robar. Estos son los tres primeros preceptos, tanto de los bnei Noaj, como las del alma, del corazón como explicamos.

El sexto precepto de los bnei Noaj es no comer miembro de un animal vivo. ¿Qué significa? Hoy la mayoría de las personas del mundo no atrapan un animal y lo comen vivo. Pero nos habla de un problema que sí es de todas las personas, tanto judías, como también no judías, se llama impulsividad. Impulsividad es que la persona tiene un deseo por algo e inmediatamente tiene que conseguirlo, no tiene fuerza para contenerse. En Cabalá contenerse y también anular los pensamientos, o sea reconocer inmediatamente que un pensamiento que entra en mi conciencia no es bueno, eliminarlo y echarlo del pensamiento, es exactamente ese precepto que explicamos del lado de atrás, el poder de contención contra la impulsividad corresponde a no comer miembro de un animal vivo. 

Los seis preceptos primeros de los bnei Noaj son negativos, “mitzvot lo taasé”, no hacer. Hay dos clases de preceptos, lo prohibido hacer, no hacer, y lo que sí hay que hacer, los preceptos positivos o “mitzvot taasé”. En toda la Torá hay 613 preceptos y también hay más negativos que positivos, 365 negativos, prohibido hacer, y hay 248 positivos, para sí hacer. En cuanto a los Bnei Noaj, los 6 que nombramos son negativos, pero solo hay uno que sí, es positivo. O sea, después de todos los preceptos negativos, en realidad el objetivo es sí hacer. 

Sobre Moshé rabeinu que nos dio la Torá hay un versículo que dice: “No [a]sí mi siervo Moshé, en toda Mi Casa es fiel”, “lo jen avdí Moshé, bejol Beití neemán hu” [Bamidbar 12:7] En toda la casa que construimos ahora es fiel. Primero cumple con el no, se denomina “aléjate del mal”, y después por gracias a eso recibe la fuerza para “y haz el bien”, [Tehiilim 34:15] “Lo jen”, “No sí”.

Así los preceptos de los Bnei Noaj son primero no seis veces, y luego un sí. ¿Cuál es el sí? Establecer un sistema de justicia, para preocuparse de la rectificación de la nación, de la sociedad. No solo de cada uno en particular viva correctamente, Hashem desea que el ser humano viva en sociedad, y que esta sociedad sea correcta. Y también el ben Noaj tiene que ser conciente permanentemente que me compete una tarea sagrada de preocuparme de la corrección de la sociedad. 

Esto corresponde al precepto de permanecer en el Templo Sagrado, como está escrito mi actividad allí es rezar, lehitpalel. De esto podemos decir que hay una conexión entre ambos, entre rezar y ocuparme de la corrección de la sociedad. Ambos son maljut, reinado, en Cabalá “tikún hamaljut”, “Rectificación del Reinado”. El rey David que se preocupó de la rectificación de la sociedad al ser rey de Israel, dice de sí mismo en el libro de Salmos, Tehilim 109:4: “y yo soy plegaria”. Es decir, todo mi ser, es decir todo lo que soy por dentro es hacia el Creador, todo el día rezo. Justamente quien tiene una función pública es quien más tiene que rezar que Hashem le ayude a no equivocarse en el juicio, y conducir el estado con justicia.

Y cada uno tiene un ámbito en que se conduce, y tiene que preocuparse no solo por sí mismo sino por los demás, de las personas a su alrededor. Tiene que estar con la conciencia de rezar en aras de la corrección de la sociedad. Al final de cuentas la corrección de la sociedad es traer la redención al mundo. Es el sí hacer de los bnei Noaj, es la plegaria a que se refiere “Mi Casa, se llamará una casa de oración para todas las naciones”.

Si hablamos de la rectificación de la sociedad, esto comienza dentro de la casa de cada uno. Aunque no es uno de los siete preceptos de los bnei Noaj, es claro lo que está escrito [Ishaiahu 45:18]: “No para el caos la creó, sino para ser habitada la formó”. Significa que el Creador del Mundo quiere que cada persona se case y construya una casa, porque la casa es su círculo privado más cercano, donde tiene que ocuparse de que la casa esté correcta con todas las buenas cualidades que dijimos comenzando por lo principal, el amor. Como los primeros preceptos de los diez Mandamientos son creer en Hashem y no creer en otra cosa que en Hashem, también es así dentro del hogar porque tener fe [להאמין, lehaamin] significa fidelidad [נאמנות, neemanut]. Hay que casarse con una sola pareja, ser fiel solo a su pareja y no a otro. En el Cantar de los Cantares, la relación entre nosotros y el Creador es la del novio y la novia, nosotros somos la novia y Él es nuestro Novio. Todo empieza por la fe-emuná, y la fe es fidelidad. Hay solo Uno, no hay dos, no hay tres, es solo Uno.

También la relación íntima de la pareja se llama tefilá-plegaria, porque tefilá en hebreo significa “apegarse juntos”, como en la expresión [Mishná, Tratado de Keilim-recipientes] “התופל כלי חרס”, “hatofel cli jeres”, “el que pega un recipiente de arcilla”. Así la plegaria es apego, dveikut, por eso dentro de la casa se produce la unión, para cumplir con primer precepto que Hashem le dio a Adam y Javá “pru urvú umelú et haaretz”, “fructificad y multiplicaos y llenen la tierra”, como dijimos antes “No para el caos la creó, sino para ser habitada la formó”, hay que ocuparse de que haya hijos, esto es lo que quiere el Creador del Mundo. Así como nos creó a nosotros, quiere que aprendamos de Él que tenemos que crear, y creamos procreando hijos, también con verdadero amor.

Finalicemos con una palabra muy importante. Está escrito en Cabalá que también para los no judíos, si hay un amor verdadero entre el hombre y la mujer, entre los padres, el niño que nazca tendrá la tendencia a convertirse al judaísmo, ser judío. En hebreo amor-ahavá-אהבה y uno-ejad-אחד, suman ambas lo mismo, su guematria, sumando el valor de sus letras es 13, y si hay amor hay una tendencia hacia el uno. ¿Qué es el judaísmo? Es Uno, que hay un solo Dios y no hay tres y nada más, solo Uno de manera absoluta, y Uno es amor.

Nuevamente, la palabra final. En los no judíos, si los dos padres se aman de verdad uno al otro y son fieles entre sí, van a procrear un hijo que va a querer convertirse al judaísmo.

En este libro [Cabalá y Meditación para las Naciones] está explicado que la buena relación en aras de la rectificación de la sociedad y traer la redención al mundo, entre los judíos y los no judíos, es una relación muy cercana al dador y receptor, mashpia y mekabel. Todos oyeron acerca del Rebe de Lubavitch, le preguntaron cómo entender la relación entre judío y al gentil, y dijo que el judío es el dador, que influye y aconseja, y el no judío bueno está abierto de verdad a escuchar como ustedes hoy aquí. Está dispuesto a escuchar y recibir, y quiere colaborar de verdad. Esta es la relación buena. Y con esta relación, juntos traeremos la redención. Para traer la redención se necesita tanto a los judíos y como a los no judíos, pero se necesita mucha buena voluntad, apertura de parte de ambos. Cada uno tiene que ir en pos del otro.

Y durante este proceso, como dijimos antes, si hay un amor verdadero entre los padres, el hijo querrá convertirse. Este es también una de las señales, cuanto más los no judíos está más y más dispuestos a traer la redención, y quieren colaborar con los judíos, no todos porque se necesita también muchos no judíos que cumplan los Siete Preceptos, pero hay un cierto porcentaje que quieren ingresar al pueblo judío, en especial aquellos que quieren vivir aquí en Israel, tienen que ser completamente parte del pueblo de Israel.

Una de las cosas importantes escritas en este libro, es que nosotros creemos de acuerdo a la Cabalá que en el judío hay una parte de Dios en lo Alto verdaderamente dentro de su corazón. Respecto al no judío, está escrito que la diferencia entre ambos es que eso es algo actual, pero en el no judío es potencial. O sea también tiene esa parte, llamada chispa-nitzotz Divina que flota encima y es lo que lo despierta. Es como en potencial o en la práctica.

Por eso algunos se equivocan y piensan que el judaísmo es racista, pero es todo lo contrario. El judaísmo dice que todos los seres humanos del mundo tienen el potencial de ser judío. Y si no quiere, también tiene el potencial de ser una buena persona, que es atraer a su interior algo de la luz que lo rodea-or hamakif.

Si no hay preguntas, entonces bendigo a todos, que la visita aquí a la Tierra de Israel sea muy fructífera, que reciban mucha luz y despertar, y como dijimos antes que juntos los judíos y los no judíos nos asociemos para traer la redención al mundo. Entonces todo será diferente, todo será luz. Justamente es apropiado para este período de las tres semanas que pensamos en la construcción del Templo Sagrado. Buenos días.   

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