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Rabi Jaim Mordejai de Nadvorna: Pavimentando el Camino 

Todos los días, una voz celestial sale del monte Sinaí. El alma siempre lo escucha…

Rabi Jaim Mordejai Rosenbaum de Nadvorna nació en 5663 (1902) siendo sus padres Rabi Itamar y Rebetzin Malka. Creció en Chernowitz y a la edad de 15 años se casó con Rebetzin Sima Raizel, la hija de su tío, Eliezer Ze’ev Rosenbaum de Krenchif. Rabi Jaim Mordejai vivió en Sziget, Hungría y luego en Sart en Rumania. En 5683 (1923) Rabi Jaim Mordejai se convirtió en Rebe jasídico y después del fallecimiento de su padre, lo sucedió. Durante el Holocausto, su familia huyó de ciudad en ciudad en condiciones difíciles, mientras que Rabi Jaim Mordejai intentaba ayudar a sus compañeros judíos. En el gueto de Djurin sirvió en un tribunal especial de ley judía que liberó a agunot (mujeres cuyos maridos habían desaparecido y cuyo estado civil no estaba claro, lo que les impedía volver a casarse). Rabi Jaim Mordejai hizo aliá a la Tierra de Israel en 5708 (1947) y se instaló en Beit Mazmil en Jerusalén. Durante la Guerra de Independencia, se trasladó a Jaffa. Después del establecimiento del Estado de Israel, trasladó su corte jasídica a Iafo y estableció su Ieshivá “Maamar Mordejai – Nadvorna”. En 5710 (1950) Rabi Jaim Mordejai abrió una sala de estudio en Jerusalén y en 5720 (1960) se mudó a Bnai Brak y abrió una sinagoga en la parte occidental de la ciudad. Rabi Jaim Mordejai falleció el 15 de Tevet de 5738 (1978) en Bnai Brak y fue enterrado en el Monte de los Olivos.

Rabi Meir Pechtholtz de Haifa relató la siguiente historia, en primera persona: “Cuando vine a vivir a Haifa, conseguí un trabajo como administrativo principal en uno de los bancos de la ciudad. Antes de la festividad de Shavuot me acerqué al gerente del banco y le pedí vacaciones desde la mañana anterior a la festividad hasta dos días después de la festividad. Cuando el gerente me preguntó por qué necesitaba unas vacaciones tan largas para una festividad de un día, le dije que pasaría el día festivo con mi santo Rebe en Bnai Brak y que me despediría de él al día siguiente del día festivo (isru jag) por la tarde. “Te daré las vacaciones, como lo pediste”, dijo el gerente del banco, un hombre religioso. “Pero solo con la condición de que le digas a tu Rebe que fui yo quien hizo posible que tomaras las vacaciones y que le pido que tenga la amabilidad de enviarme -a través de ti- un pensamiento especial de Torá para mí”.

Cuando llegó el momento de despedirme de mi Rebe después de la festividad, le dije tal como lo había pedido el gerente que él me había permitido dos días libres para que pudiera pasar la festividad con él, pero con la condición de que el Rebe le enviara un pensamiento de Torá a través de mí. El Rebe obedeció de inmediato y dijo: “En los Salmos hay un versículo que dice: ‘Porque Dios conoce el camino de los justos y el camino del malvado perecerá’. Es el camino de los justos que sean cuales sean los acontecimientos o circunstancias que se les presenten dicen ‘Dios sabe’. Dios ciertamente sabe lo que está haciendo porque Él controla el mundo entero y trae todas las circunstancias a la existencia y todo lo que hace el Compasivo lo hace para bien. Pero el camino de los malvados ‘perecerá’. Cuando encuentran dificultades inmediatamente pierden la confianza en Dios y ven su mundo destruido”.

Cuando regresé al trabajo el gerente se me acercó de inmediato y me pidió escuchar el pensamiento de Torá que el Rebe le había enviado. Le repetí las palabras del Rebe y cuando terminé el gerente se levantó y pude ver que estaba muy emocionado. Sin decir nada salió del banco. Regresó un tiempo después y me dijo: “Debes saber que tu Rebe salvó la vida de mi hijo”. No ofreció más explicaciones.

Después de un tiempo, el gerente me contó lo que había sucedido. Su hijo era oficial del ejército. Durante su servicio había sido acusado de negligencia criminal. Fue arrestado y puesto en libertad bajo fianza hasta el juicio. El hijo estaba seguro de que lo condenarían ya que las acusaciones eran extremadamente graves y había intentado suicidarse varias veces. Cuando el gerente del banco escuchó las palabras del Rebe inmediatamente corrió hacia su hijo y se lo contó. Para su sorpresa el pensamiento de Torá entró en el corazón de su hijo y prometió esperar hasta el juicio y detener sus intentos de suicidio. El juicio se llevó a cabo poco después y sorprendentemente fue completamente absuelto de cualquier delito.

“Desde ese día” Rabi Meir terminó su historia “el gerente fue muy amable conmigo y siempre me recordaba que su hijo fue salvado por mi mérito”.

Es sorprendente ver cómo con una oración enfocada es posible sacar a una persona de las profundidades de la desesperación e infundir esperanza y confianza en su corazón.

No es casualidad que esta historia tuviera lugar durante la festividad de Shavuot. Escuchar un dicho de la boca de un tzadik (persona justa), particularmente un tzadik que es hijo de un tzadik, actúa sobre el alma como una Entrega personal de la Torá y manifiesta su luz Divina. Esta es la explicación de la afirmación del Baal Shem Tov de que la raíz del alma escucha la voz celestial que sale del Monte Sinaí todos los días, y que es desde allí que los pensamientos de arrepentimiento y retorno a Dios entran en el corazón de una persona.

Podemos decir que este es el aspecto principal del Jasidut: siempre ha habido rabinos y estudiosos de la Torá. Pero un verdadero Rebe es una chispa de Moisés. Sus palabras traen alegría como el día que fueron dadas en el Monte Sinaí. La percepción intelectual por sí sola no le da a una persona la fuerza para aceptar sus dificultades con alegría. Pero la experiencia de una Entrega renovada de la Torá endulza las dificultades desde la raíz.

En “Siduro shel Shabat” escrito por Rabi Jaim Tirrer de Chernowitz, el verso que Rabi Jaim Mordejai citó de los Salmos, “Dios conoce el camino de los justos” se explica de la siguiente manera: Hay una santificación del Nombre de Dios tanto en el atributo de juicio infligido a los impíos, así como en el atributo de bondad amorosa que fluye sobre los justos. Sin embargo, Dios conoce y ama el camino de los justos y es Su voluntad colmar a todos con el bien revelado y ser santificados de esa manera. Según la explicación del Rabi Jaim Mordejai la fe en la bondad de Dios es en sí misma el camino de los justos. Con la ayuda Celestial que merecía, la Torá del Rebe dio exactamente en el blanco y devolvió al hijo del gerente a Dios, evitando que se sumiera por la desesperación en el camino de los malvados. De esta manera, el tzadik, que conecta todo con la bondad de Dios, allana el camino de los justos y lo allana para todos. Esto encaja con las palabras del Rebe Aharon de Zhitomer, quien explica que el camino de los justos es un camino angosto que no es transitado por la persona común. Pero el tzadik, con su servicio a Dios, la transforma en una carretera ancha, pavimentada, abierta a todos.

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