“ANIQUILAR O UNIRSE AL PUEBLO ELEGIDO”

Cada meditación una lección de Jasidut y Lashón Hakodesh

El domingo vimos que Bilam no pertenece a ninguna nación, “beló am”, un hombre sin pueblo que se siente “libre” de identificarse con cualquier nación en particular. Pero aún más que eso: niega, en principio, la existencia misma de cualquier nación.

Bilam también puede leerse como bal am/ninguna nación, el universalismo llevado al extremo que busca borrar el concepto de nacionalidad, cada persona debe ser un ciudadano del mundo.

Pero sobre todo Bilam se opone al pueblo de Israel, El Pueblo elegido. Ese rechazo dual surge del hecho de que toda nación tiene su singularidad, pero el pueblo de Israel es el más singular. Después de todo Di-s eligió a Israel como una nación “de entre todas las naciones”.

Así, todas las personas de todas las naciones están en última instancia en el mismo plano, mientras que la nación de Israel está en otro plano, como dice el mismo Bilam: [Bamidba-Números 23:9]

“Son una nación que mora sola y no será contada entre las naciones.”

“הֶן עָם לְבָדָד יִשְׁכֹּן וּבַגּוֹיִם לֹא יִתְחַשָּׁב”

“Hen am levadad ishcón ubagoim lo itjashav”

Y Bilam no puede soportar este nacionalismo, está lleno de odio y de un deseo ardiente de maldecirlos.

Pero sin embargo al final, muy profundo en su ser está tan impresionado por esta soledad y singularidad de Israel que quiere unirse a ellos, como dijo: “Son una nación que mora sola… que mi alma pueda morir la muerte de los rectos y que mi final sea como su final”.

En verdad, la nación de Israel también tiene un rasgo de internacionalidad, pero es un universalismo positivo. Por un lado, se trata de “una nación que morará solitaria”, pero justamente por eso se dirige a todos los pueblos desde su lugar especial y así logra rectificarlos, incluso al huraño y malvado Bilam.

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