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La Universidad de la Torá

Psicología Jasídica

Atravesar una prueba requiere confianza en Dios. En principio, todo desafío es una prueba de fe, cuando parece que la Providencia de Dios desapareció, Dios no lo quiera, la persona tiene que hacer acopio de fuerzas y elegir el camino correcto a seguir. 

El Jasidut usa la metáfora de un sello convexo para un juicio o prueba. Para pasar el juicio o la prueba, por así decirlo, el individuo necesita actuar como un sello cóncavo. El significado detrás de esta doble metáfora es que el juicio o la prueba se experimenta como si Dios hubiera ocultado o contraído Su presencia, por así decirlo, dejando un espacio vacío en la vida del individuo que invita al hombre a llenarlo, de ahí la metáfora del individuo necesitando actuar como un sello cóncavo.

El versículo “Porque Havaiá tu Dios te está probando para saber si amas a Havaiá tu Dios”, describe la atmósfera que se siente cuando uno está soportando una prueba. La Torá plantea que una prueba hace parecer como que Dios no conoce el futuro y por lo tanto no sabe qué elegirá la persona: ¿optará por pasar la prueba o se rendirá? La persona que se enfrenta a la prueba siente que el futuro ahora está completamente determinado solo por ella. Así, la interpretación jasídica de este versículo subraya que lo que sucede durante una prueba es que el individuo tiene la oportunidad de transformar un estado inseguro, incierto (en sí mismo), donde siente, por así decirlo, que Dios está al margen y no se involucra, en un estado concreto, palpable y conciente de seguridad, confianza y amor en Dios.

Cuando Dios esconde Su rostro, por así decirlo, nos enfrentamos a una prueba. Por lo tanto, es normal suponer que la pobreza, un estado en el que Dios oculta, por así decirlo, Su rostro financiero de la persona, es una prueba muy difícil de fe en Dios. Sin embargo, sorprendentemente, los sabios afirman que la prueba de tener riqueza es más difícil que la prueba de la pobreza. ¿Cómo puede ser esto?

En pocas palabras, la prueba de la riqueza es resistir la tentación de pensar y sentir que mi riqueza es el resultado de “mi poder y la fuerza de mi mano [que] me han traído toda esta prosperidad”. La persona rica debe luchar constantemente para evitar caer en un estado de apatía excesiva e indiferencia hacia Dios.

El antídoto para este sentimiento de autoengrandecimiento se puede encontrar en el versículo que también se conoce como el “recuerdo de la Tierra de Israel”. Nuestro servicio Divino en la Tierra de Israel debe ir acompañado de riqueza, no solo material sino también espiritual, como dice el versículo, “con alegría y buen corazón, por la abundancia de todo”. Dado que la Tierra de Israel está destinada a ser un lugar de riqueza, su recuerdo nos proporciona el ejemplo más claro de lo que significa la confianza rectificada en Dios: “Recuerda que es Havaiá tu Dios quien te da el poder para tener éxito, en cumplimiento del pacto que hizo, del juramento que hizo, con vuestros antepasados”. 

Dado que el propósito final de una prueba es animar a una persona a convertirse en un sello convexo, poderoso y confiado, este versículo que conmemora la esencia del servicio Divino en la Tierra de Israel es mucho más que una advertencia. No solo nos advierte que no olvidemos la fuente Divina de nuestro éxito, o que retrocedamos a un estado en el que sentimos que el rostro de Dios está oculto, y que solo nuestros talentos naturales y nuestro arduo trabajo son responsables de nuestro éxito. 

El recuerdo de la Tierra de Israel es un llamado, incluso una demanda: usar los talentos que se nos han dado para tener éxito. Por lo tanto, la prueba de la riqueza se trata de si elegiremos hundirnos en la comodidad o si aprovecharemos al máximo la riqueza, tanto física como espiritual, con la que Dios nos ha bendecido.

Es más fácil atravesar una prueba cuando las circunstancias difíciles nos exigen ser fuertes (la única otra alternativa es perecer, Dios no lo quiera) que exprimir más fortaleza e intensidad de nosotros mismos cuando todo está bien. Pasar la prueba de la pobreza se asemeja a un estado de espera, como tomar un descanso de la vida ordinaria esperando que las dificultades pasen pronto. Por otro lado, pasar la prueba de la riqueza requiere un cambio en nuestras vidas ordinarias y cómodas, con la esperanza de que las bendiciones de la riqueza simplemente no pasen.

No sorprende entonces que la recompensa por pasar la prueba de la riqueza sea mayor. En el último maamar (ensayo) que distribuyó, el Rebe de Lubavitch habló sobre aquellos jasidim que desinteresadamente resistieron la muy difícil prueba de la pobreza en la Rusia comunista. Sin embargo, cuando se les permitió emigrar a países occidentales más ricos, las pruebas que habían soportado no continuaron desempeñando un papel en su servicio Divino.

El Rebe explicó que las dificultades que acompañan a cualquier prueba descubren una dimensión sobrenatural de la psique, que tiene el poder de superar las debilidades personales. Pero esta dimensión sobrenatural desaparece cuando terminan las dificultades. Entonces, aunque los judíos de la Unión Soviética pudieron soportar tremendas dificultades en Rusia, su resistencia no continuó cuando se mudaron a Occidente. Por el contrario, cuando alguien es movido a actuar, no para sobrevivir per se, sino porque experimenta el dolor del largo exilio y esto lo motiva a esforzarse (aunque personalmente los tiempos sean buenos) se abre una dimensión sobrenatural que es constante y estable en la personalidad. Está afectado hasta la más mínima partícula de su ser. Siente que cada ápice de sus habilidades le está gritando,

Este fenómeno descrito por el Rebe es evidente en todos sus miles de cartas, ensayos y discursos. El Rebe mismo fue un símbolo para toda una generación que pasó de los horrores del Holocausto y la vida bajo una dictadura comunista antisemita a la libertad y la prosperidad de los países occidentales que les permitieron actuar, ayudados por las muchas posibilidades que vienen con la prosperidad. Por este motivo el Rebe hizo pública la demanda de más y más iniciativa, compromiso y acción incansable y milagrosa, todo lo cual constituye la forma correcta de navegar la prueba de la riqueza, la prueba de la Tierra de Israel. La integración exitosa de este principio es lo que realmente produce lo que puede llamarse un nuevo judío, uno que experimenta lo sobrenatural en todos los niveles de su alma y afecta al mundo de maneras maravillosas.Foto de Vita Vilcina en Unsplash

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