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Reb Tzvi Hirsch de Ziditchov: TOMAR UN DISFRAZ EN SERIO

Rabi Tzvi Hirsch Eichenstein nació en Sambor, Polonia en 5523 (1763) siendo su padre, Rabi Itzjak Isaac. Fue un famoso Rebe jasídico, un destacado talmudista, cabalista y autor de novelas cortas sobre la Torá y responsa, asi como fundador de la dinastía jasídica Zidichov.

Rabi Tzvi Hirsch fue discípulo de Rebe Moshe Leib de Sassov, Rebe Menajem Mendel de Rimanov, el Maguid de Koznitz y el Vidente de Lublin.

Entre los discípulos de Rabi Tzvi Hirsch se encontraban su sobrino, Rabi Itzjak Isaac de Komarna, Rabi Tzvi Elimelej de Dinov (los Bnei Isajar), su sobrino Rabi Itzjak Isaac de Zidichov, Rabi Shimon de Yaruslav y Rabi Shalom de Kaminka.

A Rabi Tzvi Hirsch le apasionaba estudiar Cabalá, Zohar y los escritos del santo Ari, en particular. Invirtió un tremendo esfuerzo en animar a los judíos a estudiar estas obras. Con la ayuda de sus alumnos, alguna Ieshivá de Galicia agregó el estudio de la Cabalá a su plan de estudios. Rabi Tzvi Hirsch combinó las enseñanzas del Baal Shem Tov con la Cabalá del Arizal. Falleció el 11 de Tamuz de 5591 (1831).

Era costumbre durante el mes de Adar nombrar un “Rav” (rabino) especial para Purim, así como “jueces”, “oficiales” y “líderes”. Durante los días del santo Rabi Tzvi de Zidichov, la congregación de Zidichov nombró al sobrino de Rabi Tzvi, Rabi Koppel, como “ministro de estado” que legisló leyes y decretos para Purim. Él, el “ministro”, eligió a sus “consejeros” entre los jasidim profundos y temerosos de Dios, y ellos le trataron con honores de realeza.

Rabi Koppel, vestido como el “ministro de Estado” junto con sus “asesores”, todos los cuales estaban, por supuesto, embriagados con vino, se presentaron a su tío, el santo Rabi Tzvi. Su santo tío lo trató con honores reales y le suplicó que emitiera un “decreto real” para cancelar el impuesto sobre las velas y el impuesto sobre la carne que el gobierno había impuesto ese año. El “ministro” accedió a esta petición.

Rabi pidió además a su sobrino que cancelara la orden de reclutar judíos para el ejército, pero él se negó. Su tío habló con firmeza y amabilidad, implorándole que accediera, pero él se negó rotundamente. Cerró los oídos, y todas las súplicas y ruegos fueron en vano. Los jasidim se acercaron a él, hablándole con firmeza y delicadeza, y él se mantuvo firme en su negativa. Su santo tío se fue enojado y se negó a mirarle a la cara durante todo Purim.

Al día siguiente, cuando el vino se había disipado, todos los jasidim le preguntaron: ¿Qué te pasó ayer, que ignoraste las palabras de nuestro santo Rabi? Juró por el nombre de Di-s que no recordaba nada de lo que le había sucedido el día anterior. Todo lo que le dijeron le parecía información nueva, y no podía creer que tales hechos hubieran ocurrido.

Ese año, el gobierno canceló los impuestos a las velas y a la carne; sin embargo, el decreto para reclutar judíos no fue abolido. El pueblo vio que esto fue de Di-s.

¿Por qué Rabi Koppel no canceló todos los decretos? ¿Y por qué no recordaba nada de lo sucedido?

Estos eventos dan a entender que una persona que cumple meticulosamente el mandamiento de “Ad d’ló iadá” (beber en Purim hasta no saber la diferencia entre Mordejai y Hamán) en su sentido literal merece la revelación de la raíz de su alma. Es imposible sentir conscientemente la iejidá (“el singular”, el nivel más elevado) del alma. Sólo el inconsciente le sirve de recipiente. En este estado, la memoria y la conciencia racional simplemente desaparecen, y una persona puede actuar de maneras que nunca imaginó: cancelando decretos por un lado y contradiciendo al Rabi por el otro…

Pero Rabi Koppel no recurría únicamente a la embriaguez; él también se disfrazaba. ¿Qué le hace un disfraz al alma?

El sentido asociado con el mes de Adar, según el Sefer Ietzirá, es el sentido de la risa. La risa implica alegría y juego – “jugar ante Él en todo momento. Jugar en el mundo, Su tierra”.[1] En Adar, y específicamente en Purim, todos somos actores que nos disfrazamos de variados personajes y, mientras estamos disfrazados, nosotros también buscamos. ¿A quién?

Considere esto: en hebreo usamos la forma reflexiva del verbo para decir que una persona que se viste (lovesh) a sí misma está “vistiéndose”, (mitlabesh). Si se corta el pelo (mesaper), se está cortando el pelo (mistaper). ¿Y si se busca a sí mismo (mejapes)? Él está mitjapes, que también significa “disfrazarse”.

De ahí que el disfraz sea también una forma de buscar y encontrar el verdadero yo, la esencia del alma. Sorprendentemente, esto sucede precisamente jugando y disfrazándose como alguien completamente diferente a ti, tal como nuestro padre Iaacov se vistió con la ropa de Esav y así logró “engañar” a su padre y recibir las bendiciones que le pertenecían desde la raíz de su alma. Este nivel de nuestra alma juega ante Dios en todo momento. Escucha los avisos desde arriba, conoce el futuro y puede anular decretos. Entonces, ¿cuál será tu disfraz este año?


[1] Proverbios 8:30

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