*LA LLAMA DEL ALMA*
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*2 MÚSICA*
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🗓️ DOMINGO 12 SIVAN 5785 – 8 Junio 2025
🕘 21:00 HORAS DE ISRAEL
📖 Con el Rabino Jaim Frim
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¡Shavua Tov y un feliz final de Shavuot!
Nos encontramos justo en las últimas horas del final de los “días de completitud” (iemei hatashlumin), una oportunidad de oro para completar la recepción de la Torá con alegría e interioridad (pnimiut).
El Rebe dice que el 12 de Siván es un buen momento para tomar buenas resoluciones relacionadas con el honor de la Torá, no solo para nuestro propio estudio, sino para la difusión de la Torá en los círculos más amplios.
Gracias a Di-s, las clases y las enseñanzas escritas llegan cada vez a más personas en todo el mundo y este es un buen momento para incentivar el aumento de su difusión.
Recibimos comentarios maravillosos sobre las enseñanzas que transmitimos, y hay muchísimos cuyo Shabat se ve diferente desde que conocieron al rabino Ginsburgh a través de Gal Einai en español y por ende, esto influye en toda la semana.
Pero probablemente hay muchos más que no han tenido el mérito de conocer la obra del rabino Ginsburgh todavía. Los invitamos a tomar parte en la difusión. No les cuesta dinero, pero es una oportunidad para esforzarse físicamente en difundir una nueva Torá.
Te espero hoy para seguir llevando luz al mundo.
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MÚSICA DE LA CLASE
Quien conoce un verdadero nigún jasídico (melodía jasídica) comprende que en toda melodía de anhelo, el clamor no es de desesperación, Di-s no lo quiera; siempre hay un punto de alegría, fe y esperanza. El anhelo no es tristeza, es ansia y deseo. Como dijo el Rebe de Lubavitch: “Cuando hay sed por la revelación de la Divinidad, esta sed misma sacia parcialmente. La sed eleva a la persona al nivel por el cual tiene sed…”. Para el jasid, la melodía de anhelo en sí misma es alegría y deleite…
Esta melodía fue compuesta por el Rabino Ginsburgh.
Piano: Rachel Ferency
Nigunei Jen – Melodias Meditativas
Rabino Itzjak Ginsburgh
Descargable | Tienda Gal Einai
נגון מס’ 17 – הולחן בי”ג כסלו תשמ”ה
נמצא גם באלבומים:
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Proverbios (Mishlei) 28:20
Texto completo del versículo:
- אִֽישׁ־אֱמוּנ֥וֹת רַב־בְּרָכ֑וֹת וְאָ֥ץ לְ֝הַעֲשִׁיר לֹ֣א יִנָּקֶֽה
- “Un hombre fiel será abundante en bendiciones, pero el que se apresura a enriquecerse no quedará sin castigo.”
La frase “איש אמונות” (Ish emunot) no se refiere simplemente a un hombre de fe (en el sentido de creencia), sino a un hombre de fidelidad. Describe a una persona que es confiable, íntegra, honesta y constante en todos los aspectos de su vida: en sus negocios, en sus relaciones personales, en su palabra y en su servicio a Di-s. La forma plural “emunot” (fidelidades) sugiere que esta persona es fiel en muchas áreas diferentes.
El versículo enseña que una persona con estas cualidades de integridad y constancia “será abundante en bendiciones” (rav brajot). Su camino, aunque sea paciente y metódico, finalmente le traerá éxito y bendiciones, tanto materiales como espirituales.
Para enfatizar esta idea, la segunda mitad del versículo presenta el contraste: “pero el que se apresura a enriquecerse…”. Esto describe a alguien que busca atajos, que compromete su integridad por una ganancia rápida. Ese camino, advierte el versículo, no conduce a una verdadera bendición, sino que eventualmente trae consecuencias negativas (“no quedará sin castigo”).
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Iemei HaTashlumin (ימי התשלומין)
Significado Literal: “Días de Completitud” o “Días de Compensación”.
📜 Mekorot (Fuentes) y Explicación Original
El concepto de Iemei HaTashlumin se origina en la Mishná y el Talmud, y está codificado en la Halajá (ley judía).
- Fuente Principal (Talmud): La fuente principal se encuentra en el Tratado Jaguigá (17a). La Mishná establece que si una persona no pudo traer su ofrenda festiva (Korbán Jaguigá) en el primer día de una de las tres fiestas de peregrinaje (Pésaj, Shavuot, Sucot), tiene el resto de los días de la festividad para “completar” o “compensar” (tashlumin) esta obligación.
- El Caso de Shavuot: Pésaj y Sucot duran siete días, por lo que el período de compensación es claro. Sin embargo, Shavuot dura solo un día (dos en la diáspora). Para crear un paralelismo, los Sabios establecieron que Shavuot también tiene un período de “completitud” de siete días en total. Por lo tanto, los seis días posteriores a Shavuot (del 7 al 12 de Siván) son los Yemei HaTashlumin de Shavuot.
- Rambam – Hiljot Jaguigá 1:6
“מי שלא הביא קרבן חגיגה ביום טוב הראשון של חג, מביא כל שבעת הימים.”
Quien no trajo su sacrificio en el primer día de la festividad puede completarlo en los días posteriores, que son Iemei HaTashlumim.
El significado original y halájico es un período de gracia de seis días después de Shavuot para traer la ofrenda que no se pudo llevar en la festividad misma.
📖 Explicación jasídica:
En Jasidut se enseña que Iemei HaTashlumim no son solo un permiso “técnico” para compensar lo que no se hizo, sino una dimensión espiritual:
🔹 El Rebe de Lubavitch (Likutéi Sijot, vol. 4, parashat Emor) explica que estos días representan que la vida judía no es rígida ni limitada a un instante: Hashem da al alma oportunidades ampliadas para conectar con Él, incluso si no se logró en el “momento ideal”. La vida tiene “corrección” y “reparación”.
🔹 En términos del alma: no todo lo que el alma necesita revelar se logra de inmediato. Hay un proceso, y Hashem otorga días de expansión de luz para permitir integrar lo recibido en el jag.
🔹 Según la Kabalá: cada día de Iemei HaTashlumim baja una “or iashar” (luz directa) y una “or Jozer” (luz que retorna) para completar la unión de lo recibido.
El Jasidut toma los conceptos de la Halajá y los aplica al servicio espiritual e interior de la persona (avodat Hashem). En este contexto, los Iemei HaTashlumin adquieren un significado mucho más profundo y personal.
- La “Ofrenda” Espiritual de Shavuot: Shavuot es “Zman Matán Torateinu” (El Tiempo de la Entrega de nuestra Torá). La “ofrenda” que cada judío trae en Shavuot no es un animal, sino la aceptación y recepción de la Torá. Es un acto de ofrecerse a uno mismo a la voluntad Divina.
- Una Extensión de la Luz de Shavuot: El Jasidut enseña que la intensa revelación Divina y la energía espiritual de Shavuot no terminan abruptamente cuando concluye la festividad. Los Yemei HaTashlumin son una extensión de esa luz, una oportunidad de oro para absorber e integrar la experiencia.
- Completar la Recepción de la Torá: Si una persona siente que durante Shavuot no recibió la Torá con suficiente alegría (simjá), profundidad o interioridad (pnimiyut), estos seis días son un “otorgamiento de fuerza” (נתינת כח – netinat cóaj) Divina para “completar” esa recepción. Es una segunda oportunidad para rectificar cualquier deficiencia en la conexión espiritual de la festividad.
- Tiempo de Resoluciones: Por esta razón, los Rebes de Jabad, en particular, enfatizan que este período, y especialmente su último día (el 12 de Siván), es un momento muy propicio para aceptar buenas resoluciones (hajlatot tovot) relacionadas con el estudio de la Torá y el cumplimiento de las Mitzvot. Es el momento de asegurarse de que la inspiración de Shavuot no se quede como una experiencia aislada, sino que se traduzca en acciones concretas que iluminen el resto del año.
En esencia, para el Jasidut, los Iemei HaTashlumin transforman un concepto legal sobre ofrendas en un poderoso período de crecimiento espiritual, dándonos la oportunidad de completar, integrar y llevar a la práctica la luz y la inspiración de la Entrega de la Torá.
Los Iemei HaTashlumim de Shavuot (hasta el 12 de Siván) son días especialmente propicios para:
- Reforzar el estudio de la Torá.
- Renovar el “kabalat haTorá” personal.
- Aumentar en ahavat Israel, pues el jag de Shavuot es un jag de unión.
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Estudio de la Parashá Behaalotejá (Números 8:1-12:16)
Puntos Principales de la Parashá:
La Parashá Behaalotejá es rica en eventos y enseñanzas que marcan la transición de la organización en el campamento a la preparación para los viajes por el desierto.
- Encendido de la Menorá: La parashá comienza con la instrucción de Di-s a Aharón sobre cómo encender las lámparas de la Menorá en el Mishkán (Tabernáculo). Este acto simboliza la difusión de la luz espiritual y la sabiduría divina que emana del Templo.
- Consagración de los Levitas: Se detalla el proceso de purificación y consagración de los levitas para su servicio en el Mishkán, sustituyendo a los primogénitos en el servicio divino. Esto incluye su purificación, afeitado de todo el cuerpo y la ofrenda de sacrificios.
- Pésaj Sheni (Segundo Pésaj): Para aquellos que estaban impuros o demasiado lejos para celebrar Pésaj en su tiempo, Di-s instituye una segunda oportunidad un mes después, enseñando la importancia de no perderse la conexión con Di-s.
- Las Nubes y las Trompetas: Se describe la señal de la nube que indicaba cuándo el pueblo de Israel debía levantar el campamento y viajar, o cuándo debía detenerse. También se dan las leyes sobre el uso de las dos trompetas de plata para convocar al pueblo y anunciar la partida.
- Quejas del Pueblo: El pueblo comienza a quejarse de su dieta de maná y anhelan la carne y las “ollas de carne” de Egipto. Esta queja revela una falta de fe y aprecio por la providencia divina.
- El “Man” y las Codornices: Di-s responde a las quejas enviando una plaga de codornices, pero también una plaga entre el pueblo por su glotonería y descontento.
- Establecimiento de los Setenta Ancianos: Para aliviar la carga de liderazgo sobre Moshé, Di-s le instruye a reunir a setenta ancianos, sobre quienes se posa el espíritu profético para ayudarlo a juzgar al pueblo. El texto menciona a Eldad y Medad, quienes también profetizaron en el campamento.
- Queja de Miriam y Aharón: Miriam y Aharón hablan contra Moshé por su esposa cushita y cuestionan su autoridad. Di-s interviene para defender a Moshé, afirmando su singularidad como profeta y sirviente fiel. Miriam es castigada con tzara’at (una aflicción cutánea similar a la lepra) y luego sanada por la oración de Moshé.
Enseñanza Jasídica: La Luz que Nunca se Apaga
La Parashá Behaalotejá comienza con el mandamiento de encender la Menorá. Los Sabios preguntan por qué la Torá especifica “cuando subas las lámparas” (בעלותך את הנרות), en lugar de simplemente “cuando enciendas las lámparas”. El Midrash explica que Aharón debía elevar la llama hasta que se mantuviera por sí misma.
La enseñanza jasídica, particularmente del Alter Rebe en el Tania, profundiza en esto: La Menorá simboliza el alma judía (Ner Hashem Nishmat Adam – “La vela de Di-s es el alma del hombre”). Las “lámparas” son las almas de Israel. La instrucción de “elevar” la llama significa que Aharón (y por extensión, cada líder espiritual y cada judío) debe encender el alma de tal manera que su luz arda con una llama autosuficiente y constante, que no necesite ser sostenida o reavivada constantemente desde el exterior.
Esto se logra mediante la conexión profunda y genuina con Di-s a través del estudio de la Torá y el cumplimiento de las mitzvot. Una llama encendida externamente puede apagarse, pero una llama que ha sido “elevada” hasta que arde por sí misma, es decir, una conexión interna y personal con la Divinidad, permanece encendida incluso en las circunstancias más desafiantes del “desierto”. La verdadera devoción no es una chispa esporádica, sino un brillo constante que emana del interior del ser. La responsabilidad de los líderes y de cada uno de nosotros es no solo iluminar, sino capacitar para que la luz interna de cada alma arda con fuerza y auto-sostenibilidad.
Una Historia Jasídica: La Queja Silenciosa
En una pequeña aldea, vivía un jasid devoto que era conocido por su profunda fe y su constante alegría, incluso en tiempos difíciles. Tenía un vecino, un hombre bueno pero propenso a las quejas, que a menudo lamentaba su suerte.
Un día, el vecino se acercó al jasid con el ceño fruncido. “Dime, Rebe”, dijo, “la Torá nos cuenta que el pueblo se quejó en el desierto por la falta de carne y por el maná. ¿Por qué Di-s se enojó tanto con ellos? ¿Acaso no es natural querer algo diferente, o quejarse cuando uno está insatisfecho?”
El jasid sonrió amablemente. “Mi querido amigo, el pueblo de Israel en el desierto recibía el maná directamente del cielo, un alimento espiritual y físico que era perfecto para sus necesidades. Además, tenían la Presencia Divina, la nube que los guiaba y la columna de fuego por la noche. Su queja no era solo por la comida.”
“Entonces, ¿por qué se enojó Di-s?”, insistió el vecino.
“Su queja era una queja de corazón. No era por la ausencia de algo, sino por la falta de aprecio por lo que ya tenían. Era una falta de fe en la bondad de Di-s, que provee exactamente lo que es mejor para ellos. Cuando se quejaron del maná, en realidad se quejaban de la providencia divina, de la relación con Di-s.”
El jasid continuó: “Imagina que un padre da a su hijo el mejor alimento posible, adaptado a sus necesidades, con amor infinito. Si el hijo, en lugar de agradecer, se queja y anhela la ‘comida’ de un lugar de esclavitud, el padre se entristece no por la queja en sí, sino por la falta de reconocimiento del amor y la generosidad que se le está dando. La queja del pueblo no era un ‘estómago vacío’, sino un ‘corazón vacío’ de fe y gratitud.”
El vecino reflexionó sobre las palabras del jasid. Comprendió que, a menudo, nuestras propias quejas no son por lo que nos falta, sino por lo que no valoramos. La verdadera enseñanza es cultivar un corazón lleno de gratitud y fe, incluso cuando las cosas no salen exactamente como esperábamos, porque la providencia Divina siempre está presente.
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APRENDER A ELEVARSE – NASO
Se cuenta en la Guemará que Rav Yosef solía preparar una comida festiva en la festividad de Shavuot, y decía: “Iló haí iomá de’ká garim, káma Yosef íka be’shuka” – “Si no fuera por este día que lo causó, ¡cuántos Yosef habría en el mercado!”. Y como explica Rashi: si no fuera por este día de la Entrega de la Torá, gracias al cual “aprendí Torá y me elevé, ciertamente hay muchas personas en el mercado cuyo nombre es Yosef, ¿y qué diferencia hay entre ellos y yo?”…
De la misma manera, también la Parashat Nasó la leemos (generalmente) en el Shabat posterior a la festividad de Shavuot, el tiempo de la Entrega de la Torá. Esto se expresa en el nombre de la parashá, que manifiesta la maravillosa virtud que el estudio de la Torá obra en nosotros: Nasó, del lenguaje de la exaltación y la elevación.
¿Qué es esa “elevación”, esa exaltación y enaltecimiento?
En el momento de la Revelación en el Monte Sinaí, el Santo, bendito sea, eligió al pueblo de Israel y dijo: “Y vosotros seréis para Mí un reino de sacerdotes y una nación santa”, y con ello nos elevó a un nivel supremo, por encima de todos los pueblos. Cuando un judío estudia Torá, esta hace que se eleve y se exalte por encima de los límites de la realidad material del mundo.
La virtud especial del estudio de la Torá –incluso en comparación con el cumplimiento de las Mitzvot– radica en que, a través del estudio de la Torá, se crea una unificación completa entre el intelecto de la persona y la sabiduría de Di-s que está investida en la Torá. Esto nos eleva a un nivel sumamente superior que nos une con Di-s, como en las palabras de Rav Yosef: “aprendí Torá y me elevé”.
Esta elevación, que se logra a través de la Torá, emana del vínculo esencial entre un judío y el Santo, bendito sea. Cuando un judío estudia Torá, no es un simple estudio y comprensión de un tema. El alma de un judío es “una parte de Di-s de lo alto, literalmente”, y la Torá es el puente que conecta el alma Divina con el Santo, bendito sea.
Por lo tanto, el estudio de la Torá crea en el judío un estado de “Nasó et Rosh” – “elevar la cabeza”. La cabeza, que es la parte más elevada e importante de los miembros del cuerpo humano, se exalta y se eleva a través de la Torá en una medida que no tiene parangón. De esta manera, el judío se eleva por encima de los límites del mundo y se unifica con el Dador de la Torá en Su propia gloria y esencia.
Esta es la exaltación de la Entrega de la Torá en sí misma, y después de esto viene la Parashat Nasó y enfatiza un aspecto adicional en la exaltación que se creó a través de la Entrega de la Torá. Además de la exaltación de cada judío, en virtud de ser parte de un “reino de sacerdotes y una nación santa”, viene un énfasis adicional en el “levantamiento de la cabeza” de todos los hijos de Leví. Y sobre esto escribe el Rambam (Maimónides), que todo aquel “cuyo espíritu lo mueva, y su conocimiento le haga entender que debe separarse para estar ante Di-s para servirle y ministrarle” – está en el nivel de la tribu de Leví.
Cuando un judío no se conforma con su santidad y elevación básicas, como parte de un “reino de sacerdotes”, sino que se dedica al estudio de la Torá, como la tribu de Leví que fue consagrada para servir a Di-s, merece una “elevación de cabeza” adicional y una unificación completa con el Santo, bendito sea.
(Adaptado de un discurso de la festividad de Shavuot y Shabat Parashat Nasó, ‘Hitvaaduyot’ 5750, vol. 3, pág. 272. De ‘Nishmata d’Oraita’)
¿POR QUÉ NO PODREMOS? BEHALOTJA
En el año posterior a la salida de Egipto, cuenta la Parashat Behaalotjá, HaShem ordenó a los hijos de Israel hacer la ofrenda de Pésaj en su fecha designada, el 14 de Nisán. Más adelante, se presentaron unas personas que estaban ritualmente impuras y no podían ofrecer el sacrificio en su fecha, y exigieron: “¿Por qué hemos de ser excluidos, para no poder presentar la ofrenda de HaShem en su momento?”. El Santo, bendito sea, aceptó su petición y les dio “Pésaj Sheni” (el Segundo Pésaj), una oportunidad adicional para ofrecer el sacrificio el 14 de Iyar, para quien no pudo hacerlo el 14 de Nisán.
Ese año fue la segunda vez que los hijos de Israel celebraron Pésaj. La primera vez fue cuando todavía estaban en Egipto, y la segunda en el desierto.
¿Y cuándo fue la tercera vez? Pasarían aún muchos largos años…
Rashi pregunta: si la mitzvá de hacer el Pésaj en el desierto fue dicha a Moshé “en el primer mes” –Nisán–, en el “segundo año” después de la salida de Egipto, ¿por qué el libro de Bamidbar (Números) no comienza con ella, sino con la mitzvá de censar a los hijos de Israel, que fue dicha a Moshé solo un mes después, en el mes de Iyar?
Y explica [Rashi] que, dado que durante los cuarenta años que los hijos de Israel estuvieron en el desierto, esa fue la única vez que ofrecieron el Korbán Pésaj, y la siguiente vez fue solo al entrar a la Tierra [de Israel], en los días de Iehoshúa (Josué) – por lo tanto, había en esto un descrédito (gnut), lo opuesto a una alabanza para el pueblo de Israel. Y la Torá quiere comenzar el Jumash (Pentateuco) con un asunto que muestre el afecto y la alabanza (shevaj) del pueblo de Israel. Por esta razón, el libro de Bamidbar comienza con la mitzvá de contar a los hijos de Israel, a pesar de que fue dicha más tarde (según la regla de que “no hay orden cronológico en la Torá”).
Surge la pregunta: ¿por qué se considera esto un descrédito para el pueblo de Israel, si la única vez que HaShem les ordenó ofrecer el Pésaj en el desierto fue solo en ese año, y no durante todos los años siguientes en los que estuvieron en el desierto, y acaso no está prohibido ofrecer un sacrificio sin una orden Divina?
Mas, explica el Rebe, dado que en nuestra parashá, inmediatamente después de la orden sobre la ofrenda de Pésaj en el segundo año, aparece la historia de aquellas personas que vinieron y exigieron “¿por qué hemos de ser excluidos?” y por cuyo mérito HaShem dio la mitzvá de “Pésaj Sheni”, entonces, todos los hijos de Israel deberían haber aprendido de ellos y exigirle al Santo, bendito sea, que les permitiera ofrecer el Pésaj en cada uno de los treinta y nueve años siguientes en los que permanecieron en el desierto, ¡y ciertamente el Santo, bendito sea, habría aceptado su argumento! Y como no lo hicieron, esto es lo opuesto a una alabanza para ellos.
En cada momento que nos encontramos todavía en el exilio (Galut), debemos pedir y exigir “¿por qué hemos de ser excluidos?”. ¡Queremos ofrecer el sacrificio de HaShem, las ofrendas diarias (Temidim) en su orden y las ofrendas adicionales (Musafim) según sus leyes! Y ciertamente HaShem escuchará nuestro clamor y nos traerá a nuestro justo Mesías muy pronto.
(Adaptado de Likutéi Sijot, vol. 23, pág. 62 y siguientes. De ‘Nishmata d’Oraita’)