Los colores del arco iris
El número 7 es fundamental en el pacto que Dios hizo con Noaj después del diluvio. La palabra “pacto”, brit (בְּרִית), en sus diversas formas, se encuentra 7 veces en los versículos[1] que describen a Dios haciendo Su pacto con Noaj y toda la humanidad. En este pacto, conocido como el pacto de Noaj, Dios le aseguró a Noaj que nunca más destruiría el mundo por medio del agua[2]. La La señal visible escogida por Dios para hacer que la humanidad tomara conciencia del pacto fue el arco iris.[3]
En Jasidut se explica que el Diluvio en realidad tuvo un efecto purificador en la tierra y su atmósfera (al igual que las aguas de un baño ritual purifican a quien se sumerge en ellas). Antes del diluvio, el aire estaba sin refinar hasta el punto de que no podía aparecer en él un arco iris. Las aguas del diluvio sirvieron para refinar el aire, permitiendo que apareciera el fenómeno natural del arco iris.[4]
¿Cuántos colores hay en el arco iris? Según el Zohar,[5] hay tres: ¡blanco, rojo y amarillo-verde! Según la ciencia moderna, comenzando con Newton, hay siete: violeta, índigo, azul, verde, amarillo, naranja y rojo. En realidad, el Zohar no está en contradicción con nuestra experiencia empírica. La discrepancia se debe a que el Zohar está relatando cómo nuestra conciencia interior – el alma Divina – experimenta el arco iris. Esta no es la misma experiencia que la que tiene nuestra alma física. La ciencia, basada en la observación empírica, trata de dar sentido a nuestros sentidos físicos y experiencias, que documentan siete colores en el arco iris.
Una forma de reconocer cuán diferente es la descripción del Zohar de nuestra experiencia empírica es señalando que cuando vemos un arco iris, no hay blanco en absoluto. Y, sin embargo, el Zohar escribe que este es uno de los tres colores del arco iris. Por cierto, la perspectiva científica sobre el color es muy compleja,[6] pero también allí el fenómeno del “blanco” no es fácil de definir. Nuestra sensación física de blanco se considera como el resultado de la rueda de colores (con todos sus seis o siete colores, o más) girando a una velocidad lo suficientemente alta como para hacer que los colores individuales sean imperceptibles para el ojo humano, o como el efecto de un objeto que refleja, a la vez, todos los colores presentes en el espectro del rayo de luz que incide sobre él.
A pesar de todas sus diferencias, el Zohar y nuestra experiencia física se complementan y completan entre sí, porque juntos hablan de 10 colores, lo que naturalmente corresponde al modelo más básico de la Torá de 10 sefirot. Además, las sefirot se dividen intrínsecamente en 3 y 7: los 3 poderes intelectuales del alma referidos como las sefirot de sabiduría, entendimiento y conocimiento, jojmá, biná y daat (חָכְמָה בִּינָה דַַּעַת) y los 7 poderes emotivos y conductuales del alma referidos como bondad, poder, belleza, victoria, reconocimiento, fundamento, y reinado (חֶֶסֶד גְּבוּרָּה תִּפְאֶֶרֶת נֶצַח הוֹדְ יְסוֹד מַלְכוּת).
Enfoquémonos primero en la perspectiva del Zohar y en los tres “colores” del arco iris observados por el alma Divina, que dijimos corresponden a las tres sefirot superiores, de las cuales está dicho: “Lo oculto son para Havaiá nuestro Dios”.[7] En otras palabras, se refieren a facultades que se describen como ocultas y, por lo tanto, tienen la capacidad de percibir lo que también está oculto. Otro punto importante es que el Zohar menciona los colores rojo y amarillo-verde, que también son percibidos por nuestros sentidos físicos. Obviamente, los colores del Zohar deben referirse a algo que no es fácilmente perceptible para nuestros sentidos físicos. Dibujemos primero el modelo de la correspondencia de los tres colores del Zohar con las sefirot intelectuales:
Pasemos ahora a explicar esta primera parte de nuestro partzuf. El color blanco del arco iris del Zohar se refiere a la revelación de, o la forma en que podríamos conceptualizar cómo sería ver, la sefirá de sabiduría. La sabiduría es considerada el alma interior de la sefirá de bondad, que se encuentra directamente debajo de ella en el eje derecho del Árbol de la Vida de las sefirot. El color asociado con la bondad es el azul y su alma arquetípica es Abraham. En consecuencia, se hace referencia a la sabiduría divina como la revelación del “Dios de Abraham”.[8] La sabiduría divina se refiere a la sabiduría de la Torá, de la cual está dicho: “Él [es decir, el Todopoderoso] y Su sabiduría son uno”.[9]
Cuando el Zohar se refiere al rojo, en realidad está conceptualizando la facultad de entendimiento de nuestro intelecto, es decir, la sefirá de entendimiento. Si uno viera la sefirá de entendimiento en su mente, la describiría como roja.[10] El entendimiento se considera el alma interior de la sefirá de poder, que se encuentra justo debajo de ella en el eje izquierdo del Árbol de la Vida, y que corresponde al color físico rojo. De nuevo, donde el alma arquetípica que corresponde a poder es Itzjak, el entendimiento se refiere a la revelación del “Dios de Itzjak”.[11]
Lo mismo ocurre con el amarillo-verdoso del arco iris del Zohar, que es el color conceptual de la sefirá de conocimiento, el alma interior de la sefirá de belleza, que se encuentra justo debajo de ella en el eje central del Árbol de la Vida y cuyo color asociado es el amarillo. Como Iaacov es el alma arquetípica asociada con la belleza, el conocimiento es conocido como la revelación del “Dios de Iaacov”.
En la Torá, la palabra que el Zohar usa para “amarillo-verde”, iaroq (יָָרוֹק) significa amarillo, el color de la sefirá de belleza, o verde, el color de la sefirá de fundamento. En Cabalá, muchas veces la sefirá de belleza incluye la sefirá de fundamento,[12] personificada por la figura de Iosef, el hijo de Iaacov.[13]2F
El arco iris de siete colores
Como se mencionó, en los versículos que establecen el pacto entre Dios y Noaj (y todas las generaciones venideras) con el arco iris como señal de este pacto, la palabra “pacto” (בְּרִית) se repite 7 veces. Estas siete apariciones de la palabra “pacto” aluden claramente a los siete colores newtonianos del arco iris y a las siete Leyes de los Bnei Noaj, que, como veremos ahora, corresponden a los siete poderes emotivos/conductuales del alma. La correspondencia de color es la siguiente:
La física moderna ha revelado que cada color es esencialmente la experiencia de las partículas de luz (fotones) que viajan a una frecuencia particular. El orden físico de los siete colores tal como aparecen en el arco iris, de mayor a menor frecuencia (de derecha a izquierda), es: violeta, índigo,[14] azul, verde, amarillo, naranja y rojo. En el siguiente partzuf, veremos cómo las 7 sefirot inferiores corresponden a las 7 leyes de Noé y cómo el orden de los colores en el arco iris refleja este orden.
[1] Génesis, capítulo 9, versículos 8 al 17
[2] Ibíd. 8:21. Véase Sotá 11a.
[3] Génesis 9:13-16
[4] Mamarei Admur Hazaken – Bereshit, pp. 57-60. Los sabios enumeran el arco iris entre las diez cosas que fueron creadas antes del resto de la creación (Avot 5:6). Esto se aprende en el versículo: “Coloqué Yo mi arco en las nubes…” (Génesis 9:13), lo que indica que efectivamente existía antes del pacto con Noaj (veáse Zohar 1:71b), pero no pudo ser visto como un fenómeno natural hasta después del diluvio.
[5] 1:98b.
[6] Véase nuestro seminario sobre Luz y Color.
[7] Deuteronomio 29:28.
[8] Éxodo 3:6, y en otros lugares.
[9] Rabi Moshé Cordovero, Pardés Rimonim 4:10. Cabe señalar que “Su sabiduría” se refiere al origen de la sabiduría en la sabiduría de la corona superconsciente, una facultad a la que se hace referencia en el Zohar como el “cerebro oculto”, moja stimá (מוֹחָה סְתִימָאה). Por lo tanto, el origen último del color blanco del arco iris según el Zohar está en la sefirá de corona.
[10] En Jasidut, la relación entre el rojo y el entendimiento aparece con respecto al versículo: “Tus ojos se volverán rojos como el vino” (Génesis 49:12). El significado simple es que la pupila del ojo de Iehuda debe ser tan colorida como el color rojo, que es la vivacidad exhibida por una persona que bebe vino. En sentido figurado, este versículo representa el entendimiento interno simbolizado por el color rojo y percibido por alguien que se involucra en la meditación, que está simbolizada por el beber vino.
[11] Éxodo 3:6.
[12] Porque “el cuerpo [la sefirá de belleza] y el órgano procreador [la sefirá de fundamento] se consideran uno” (Zohar 3:223b), a diferencia de la relación del brazo derecho (bondad) con la pierna derecha (victoria) y el brazo izquierdo (poder) con la pierna izquierda (reconocimiento), porque la pierna no es una extensión directa del brazo.
[13] Iaacov y Iosef también son considerados uno, como en el versículo: “Estos son los descendientes de Iaacov; Iosef…” (Génesis 37:2).
[14] A menudo, el índigo no se distingue del violeta (victoria), y entonces se ve que reinado corresponde al marrón, el color de la tierra, creado mezclando todos los colores físicos, tal como la sefirá de reinado recibe de todas las sefirot por encima de ella y, como tal, no posee ningún color individual propio.