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P: Estoy en posición de guiar e influir en otros en su camino espiritual hacia la observancia de la Torá. Pero yo mismo estoy lejos de ser perfecto y tengo muchos fallos que necesitan corregirse y cuestiones en mi vida que tengo que mejorar. ¿Se supone que debo rectificarme primero antes de intentar influir en los demás? ¿O debería seguir adelante y ser mentor, con fallos y todo?

R: Las generaciones anteriores solían exigir que una persona se perfeccionara antes de dedicarse a ser mentor de otros. Pero el Rebe Lubavitcher enseñó que esta demanda ha cambiado. El principio del Rebe, que nos encargó, es enseñar a otros tan pronto como aprendamos algo nuevo: si has aprendido la letra alef, enséñala a tantas personas como sea posible – y sólo entonces aprende la siguiente letra, bet . Además y lo más importante, desde el momento en que una persona realmente quiere rectificarse, en el Cielo ya se considera que ha completado la rectificación en lo que se refiere a influir positivamente en los demás.

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