Llegó la hora de despertar
¿Qué sucede en Rosh Hashaná? Oramos, escuchamos el shofar, mojamos nuestra manzana en miel y deseamos a todos “un año bueno y dulce”. Pero, ¿qué sucede en la dimensión interior, en las profundidades ocultas de la realidad? ¿Qué pasa no solo con nosotros, sino también, por así decirlo, con Dios?
Dormir y despertar
Primero, debemos recordar lo que sucedió en el primer Rosh Hashaná que se describe en nuestras oraciones “este es el día del comienzo de Tus acciones, un recuerdo del primer día de la creación”. Rosh Hashaná es el cumpleaños de la humanidad, la creación del hombre en el sexto día de la creación. Este cumpleaños también es un aniversario de bodas. El día que el hombre fue creado, no tardó en llegar a la conclusión de que “no es bueno que el hombre esté solo, haré una ayuda frente a él”. Y luego, “Dios hizo que el hombre se durmiera y se durmió”, llevó a cabo un pequeño procedimiento quirúrgico y le llevó la mujer al hombre.
Los cabalistas dicen que un proceso similar tiene lugar en los mundos superiores en cada Rosh Hashaná. Al igual que Adám cayó en un sueño profundo, también en la primera noche de Rosh Hashaná Dios entra como en un sueño, por así decirlo. Esta descripción también aparece en el salmo 44: “Despierta, ¿Dios por qué duermes?” Este sopor metafórico de Dios, llamado dormita en Cabalá, termina cuando tocamos el shofar. Esto pone en marcha todo un proceso que termina con Dios sentado en el trono de la misericordia e inscribiéndonos para una buena vida y para la paz.
Un ayudante frente a él
Para entenderlo mejor volvamos a Adám. Su somnoliencia llegó después de muchos intentos fallidos de encontrar pareja. Consideró aparearse con todas las creaciones de Dios, pero no encontró a nadie que quisiera desde lo profundo de su corazón: “Adám no encontró una ayuda frente a él”. Parece que en este punto Adam está un poco desanimado y frustrado, pero sin embargo su sueño no es simplemente un escape, porque no fue él quien lo inició, fue Dios quien lo trajo sobre él. Es un sueño como de desconexión, un tiempo vacío: Olvídate de la realidad que hay frente a tus ojos, vuela sobre las alas de tu imaginación, estate abierto al cambio, y luego, cuando despiertes, verás a la persona que buscabas.
Además, comprenderás que ella estuvo contigo todo el tiempo, era parte de ti. Todo lo que tenías que hacer era sacarla de su estado de espalda con espalda para que pudieras conectarte con ella cara a cara.
De manera similar, en Rosh Hashaná (o más precisamente, al final del año que termina), Dios dice: Ha pasado un año y ¿dónde nos quedamos? ¿Dónde está mi mundo? ¿Puedo encontrar un socio allí con quien comunicarme de verdad, cara a cara? ¿Alguien me quiere? ¿Hay alguien aquí que desee mi reinado? Parece que todo el mundo está durmiendo, con un deseo mínimo o nulo por Dios.
¿Quién es el ayudante de Dios frente a Él?
Así Dios entra en un estado de letargo, de dormita. Es como si estuviera diciendo: “No quiero seguir reciclando, reprocesando la creación solo porque lo deseaba en el pasado. No quiero mantener el mundo solo por la ley de la inercia o por un sentido de responsabilidad. En realidad, es muy agotador. Entonces, detengamos todo y vete a dormir, despiértame cuando haya algo por lo que despertar. En este punto, toda la vitalidad de la creación del año pasado se ha disipado, y mientras tanto el mundo contiene la respiración, colgando de la nada.
Este sueño puede parecer aterrador, pero está repleto de expectativas. Dejamos atrás el año anterior y soñamos con un año nuevo y bueno.
El despertar Shofar
¿Quién puede despertar a Dios de su letargo? Podemos hacerlo con un simple toque del shofar. El toque del shofar es nuestro llamado a Dios. Todavía es un mensaje sin palabras, sin detalles. Es una expresión de nuestro deseo esencial de conectarnos con Él desde el lugar donde estamos, no importa lo distante que sea, lanzamos una larga línea de comunicación que abarca la raíz de todas las raíces. Pero su poder y virtud es que llega a Dios, Quien está concentrado en Sí mismo, por así decirlo, en Su sueño de dormita. “Dios dice: ‘Di delante de mí en Rosh Hashaná versos de soberanía (maljuiot), de recuerdos (zijronot) y de los sonidos del shofar (shofarot) para que me corones como tu Rey. Recuérdame para que tu recuerdo ascienda benévolo ante Mí. ¿Y con qué? Con el shofar’”.
El toque del shofar le indica a Dios: Aquí en este mundo hay alguien que realmente te quiere, alguien que quiere que seas su Rey. Y no es alguien extraño, es la “esencia de Tu esencia”, literalmente, porque después de todo, nuestras almas son en realidad una parte del Dios en lo Alto.
Entonces Dios ve que vale la pena despertar. Está dispuesto a renovar su soberanía y renovar toda la creación. “Dios, el Dios de Israel es rey y Su soberanía es sobre todo lo que existe”. No porque fuera así el año pasado, sino porque ahora todo comienza de nuevo, una nueva luz de un nuevo año. La luz que nunca antes había existido ahora sostiene la creación. Todos los años, desde la creación, se han ido y no son más que un recuerdo efímero. Comienza un nuevo año. Un año de despertar de nuestro profundo letargo.
¡Que sea un año bueno y dulce de despertar, inspiración, creatividad y conexión con Dios!
Rabino Itzjak Ginsburgh