ABRIR LA MENTE AL ESTUDIO

HISTORIAS DE TZADIKIM

El rabino gaón Rev Najum Aharon de Magerov contó:

Durante mi juventud, tenía una gran dificultad para captar el aprendizaje. Por más que intentaba entender lo que me enseñaba mi melamed (maestro), no lograba avanzar en mis estudios. Un día, mi abuelo, Rabí Yehoshúa de Belz, le preguntó al melamed: “¿Por qué no te esfuerzas más en acercarlo a la Torá?”.

El melamed respondió: “Tiene una mente dura, sin talento”. Mi abuelo insistió en que, aun así, no se debía perder la esperanza, y que el maestro debía descender al nivel del niño para ayudarlo a elevarse.

El melamed, asombrado, replicó: “¿Cómo puedo poner mi cabeza sobre la suya para que entienda el estudio?” y no aceptó las palabras de mi abuelo.

El trato del melamed me causaba mucho sufrimiento, y aumentaba mi tristeza al ver que no lograba avanzar en el aprendizaje. Un día, después de una sesión de estudio especialmente difícil, regresé a la casa de mi abuelo llorando sin cesar. Cuando le conté que el melamed me había angustiado enormemente por mi falta de progreso, mi abuelo se indignó y exclamó con dolor: “¿Qué quiere el melamed de él? ¡El niño desea con toda su alma estudiar, pero no tiene los talentos necesarios!“.

Mi abuelo repitió estas palabras con profunda amargura. Poco tiempo después, el melamed cayó enfermo y, eventualmente, falleció. Cuando mi abuelo se enteró, se lamentó diciendo: “No quise, Dios no lo quiera, que el melamed fuera castigado, solo me dolió el sufrimiento del niño”, y se entristeció mucho por la tragedia.

La enseñanza secreta de su abuelo

Cuando cumplí 13 años, mi abuelo estudió conmigo la “pshatil”. Al ver que no lograba comprender bien lo que aprendíamos juntos, me dijo:

“Mi padre, el Maran R’ Shalom de Belz (el ‘Sar Shalom’), me transmitió una segulá (remedio espiritual) especial para abrir la mente de quienes tienen dificultades en el estudio. En su momento, no entendí por qué me lo dijo, ya que mis hermanos y todos los miembros de la familia eran conocidos por su gran intelecto. Pero ahora comprendo el propósito”.

Mi abuelo me llamó, hizo lo que hizo… y desde entonces mi mente se abrió, logrando grandes avances en el estudio.

La sorpresa de los sabios

El gaón tzadik R’ Moshé Grünwald, autor del “Arugat HaBosem”, quien fue uno de los principales jasidim de Rabí Yehoshúa de Belz, solía visitar la corte jasídica de Belz y conversar con los nietos del Rebe sobre el estudio, examinándolos según las instrucciones del Rebe.

Siendo un experto en identificar talentos, R’ Moshé sabía que el niño Najum Aharon no poseía una comprensión destacada, por lo que evitaba examinarlo para no avergonzarlo.

Incluso después de que el Rebe realizara su intervención milagrosa, cuando R’ Moshé visitó nuevamente Belz, continuó omitiendo a Najum Aharon en sus exámenes. Al despedirse, el Rebe le preguntó:

“¿Examinaste a mis nietos?”

R’ Moshé respondió afirmativamente.

El Rebe volvió a preguntar: “¿Examinaste también a mi nieto Najum Aharon?”

R’ Moshé, comprendiendo que había una razón detrás de la pregunta, decidió examinarlo. Para su asombro, el niño respondió con claridad y precisión, con gran agudeza y conocimiento.

Al año siguiente, cuando R’ Moshé regresó a Belz, volvió a examinar a Najum Aharon y, maravillado, le dijo al Rebe:

“¡Ya sabe de memoria cuatro simanim del Shulján Aruj, Joshen Mishpat!”

Con el tiempo, su fama como erudito se extendió, y cuando su padre se estableció en la ciudad de Rava, le confió la rabinato de Magerov. R’ Najum Aharon sirvió con gran éxito como Av Beit Din (juez rabínico) de la ciudad. En sus últimos años, se trasladó a Lemberg, donde fue reconocido como un líder jasídico.

(Basado en el libro “Zikronam LeBrajá”)


Reflexión: El secreto detrás del milagro

¿Qué hizo Rabí Yehoshúa de Belz para abrir la mente de su nieto al estudio de la Torá? ¿Fue simplemente una segulá que, de repente, le permitió comprender todo con facilidad?

A lo largo de la historia jasídica, ha habido un uso frecuente de segulot, amuletos y nombres sagrados. Sin embargo, resulta interesante notar que en la infancia de su nieto, cuando sufría con el melamed y lloraba por su incapacidad para aprender, el Rebe no usó la segulá de inmediato.

¿Por qué?

El verdadero poder de lo sobrenatural es que se manifieste dentro del mundo natural. En jasidut se enseña que Dios desea que la iniciativa del ser humano desde abajo despierte la influencia desde lo alto. Es decir, el esfuerzo genuino de la persona en sus limitadas capacidades naturales hace que se le otorgue una bendición desde el cielo, permitiéndole superar sus limitaciones.

Así ocurrió con el Rebe y su nieto. Desde pequeño, el Rebe observó cuánto deseaba aprender Torá y cuánto esfuerzo ponía en ello, a pesar de las dificultades impuestas por el melamed. El niño no se rendía. Su sed de conocimiento era genuina. El Rebe, al ver esta dedicación, entendió que una voluntad tan fuerte merecía recibir ayuda del cielo.

La segulá fue el medio para canalizar esa ayuda divina, pero no sustituyó el esfuerzo humano. Fue solo cuando el niño demostró su incansable deseo de aprender que el Rebe decidió activar esta herramienta espiritual.


Breve biografía de Rabí Iehoshúa Rokeaj de Belz

Rabí Iehoshúa Rokeaj de Belz nació en el año 1825 (תקפ”ה) como el hijo menor de Rabí Shalom Rokeaj, conocido como el “Sar Shalom”, y su esposa, la rabanit Malka. Tras asumir el liderazgo de la dinastía Belz, fue apodado en la comunidad jasídica como el “Admor Ha’emtzaí” (el Rebe intermedio). Dirigió la dinastía durante casi cuarenta años hasta su fallecimiento.

En 1839 (תקצ”ט) contrajo matrimonio con la rabanit Rivka Miriam, bisnieta del “Ohev Israel” de Apta.

Rabí Iehoshúa fue una figura clave en la vida comunitaria judía de su época, considerado uno de los líderes jasídicos más influyentes de Europa. Durante su liderazgo, el jasidut Belz se convirtió en la comunidad jasídica más grande de Galitzia.

En 1871 (כ”ג בשבט תרל”א) fundó el movimiento “Majzikei HaDat”, una organización para fortalecer la observancia del judaísmo tradicional. A pesar de su firme oposición a las reformas en la religión judía, en el ámbito personal fue conocido por su amor incondicional hacia cada judío, afirmando que “Así como nos esforzamos por resolver un difícil comentario del Rambam, también es una mitzvá tratar de comprender a un judío difícil”.

Sus últimos días

En el invierno de 1894 (ה’תרנ”ד), Rabí Yehoshúa se sometió a una cirugía compleja en Viena, Austria, que lo debilitó considerablemente. Pocos días después, expresó su deseo de regresar a Belz. Debido a su delicado estado de salud, sus jasidim alquilaron un vagón especial en el tren y contrataron a un médico para acompañarlo.

Sin embargo, durante el trayecto de regreso, falleció en el tren el 23 de Shevat de 1894 (כ”ג שבט תרנ”ד) y fue sepultado en Belz.


📩 ¡Nos encantaría recibir sus comentarios sobre esta historia!

📖 Este relato fue compartido en el grupo Gal Einai – Historias Jasídicas.

📢 Si disfrutaste esta historia, compártela con otros ❤️

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *