VIDEOS Y CURSOS BESHALAJ 5785

EL DESEO Y PLACER DE DI-S ES HACER LUZ LA OSCURIDAD Y DULCE LO AMARGO

LA RESPUESTA ES: BATI LEGANI – VINE A MI JARDÍN

Shemot CAP 14

12 ¿No te dijimos en Egipto que nos dejaras en paz y nos dejaras trabajar para los egipcios? ¡Hubiera sido mejor ser esclavos en Egipto que morir [aquí] en el desierto!”.

13 “No tengan miedo –le replicó Moshé al pueblo–. Manténganse firmes y verán lo que hará Dios para rescatarlos hoy. Pueden estar viendo a los egipcios hoy, pero no los volverán a ver jamás.

14 Dios peleará por ustedes, pero deben guardar silencio”.

Estos versículos describen el comienzo del viaje de los hijos de Israel tras la salida de Egipto. Dios los guía hacia el desierto en lugar de llevarlos por el camino más directo, con el propósito de fortalecerlos y evitar que se arrepientan al enfrentar conflictos. Se menciona también cómo Moshé cumple el juramento de trasladar los huesos de Iosef, y cómo la presencia divina se manifiesta en columnas de nube y fuego para guiarlos en su travesía.

¿Por qué Moshé llevó el arca de Yosef?

En la parashá Vayejí, está escrito: “Sus hijos lo llevaron a la tierra de Canaán y lo enterraron allí” (Génesis 50:13), y Rashí explica: “La tribu de Leví no debía cargarlo, porque más adelante cargarían el Arca”. Sin embargo, en la parashá Beshalaj (Éxodo 13:19), dice que “Moshé tomó consigo los huesos de Yosef”, lo cual plantea una pregunta: ¿cómo es que Moshé, siendo un levita, llevó el arca de Yosef si Leví estaba reservado para llevar el Arca Sagrada?

Los comentaristas señalan que la tribu de Leví estaba exenta de la esclavitud en Egipto debido a su futura misión de cargar el Arca del Pacto. Por esta razón, los levitas no participaron en el trabajo forzado, como explican varias fuentes tradicionales.

El vínculo entre la ausencia de esclavitud y la responsabilidad de cargar el Arca no es accidental. La esclavitud en Egipto comenzó solo después de la muerte de Yaacov. Según Rashí, “cuando Yaacov falleció, los ojos y corazones de los israelitas comenzaron a sufrir bajo la esclavitud.” Por lo tanto, la conexión entre no cargar el ataúd de Yaacov y la exención de la esclavitud se vuelve clara: los levitas no participaron en esa tarea porque estaban destinados a llevar el Arca del Pacto en el futuro.

Sin embargo, cuando se trata del arca de Yosef, la situación es diferente. Llevar los huesos de Yosef no simbolizaba esclavitud, sino la esperanza de redención, ya que Yosef les dijo: “Dios ciertamente los recordará y ustedes llevarán mis huesos de aquí” (Éxodo 13:19). Este acto no representaba servidumbre, sino la promesa de la liberación. Por esta razón, Moshé, como líder de la tribu de Leví y redentor de Israel, fue el más adecuado para llevar el arca de Yosef.

Basado en Likutei Sijot, Volumen 20, p. 237.


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*AÑO NUEVO DE LOS ÁRBOLES*

Tu BiShvat, el Año Nuevo de los Árboles, parece ser solo una celebración de la naturaleza: un día que marca la renovación de los árboles y sus frutos. Sin embargo, está escrito: “Porque el hombre es como el árbol del campo.” Si es así, Tu BiShvat también es una celebración de la renovación humana, o más precisamente, de la renovación del árbol dentro de nosotros, esa parte de nuestra humanidad que es “como un árbol.”

¿De qué manera puede compararse una persona con un árbol? ¿Es realmente posible equiparar nuestro propio crecimiento con el de un árbol?

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RESUMEN DE LA PARASHÁ

La parashá Beshalaj narra los acontecimientos inmediatamente después de la salida de los israelitas de Egipto. Al principio, Dios los guía a través del desierto con una columna de nube durante el día y una columna de fuego por la noche. Luego, el faraón se arrepiente de haberlos dejado ir y los persigue con su ejército hasta el Mar de los Juncos.

Dios divide el mar para que los israelitas crucen en seco, y cuando los egipcios intentan seguirlos, las aguas se cierran y los destruyen. En gratitud, Moisés y los israelitas cantan el famoso “Cántico del Mar.” Miriam, la hermana de Moisés, dirige a las mujeres en un canto de alabanza con tamboriles y danzas.

Después del cruce, los israelitas enfrentan varios desafíos en el desierto: sufren por falta de agua y comida, pero Dios les provee agua dulce y maná del cielo. Aunque algunos dudan y prueban la paciencia divina, Dios sigue cuidando de ellos. También deben enfrentarse a los amalekitas, quienes atacan a los más débiles. Con la ayuda de Dios, los israelitas logran vencerlos.

En resumen, Beshalaj relata milagrosas manifestaciones de la protección y provisión divina, así como las primeras pruebas de fe y la consolidación de los israelitas como un pueblo que depende de Dios en su camino hacia la libertad y la Tierra Prometida.

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14:7

Puntos de las charlas sagradas

Nuestros sabios enseñan que el “naJash” (serpiente) representa la inclinación al mal. Se destaca un detalle en la expresión del versículo “Te ganarás el pan con el sudor de tu frente” (Génesis 3:19): el esfuerzo para el sustento debe limitarse a las acciones físicas, mientras que la mente debe permanecer constantemente inmersa en el estudio de la Torá. La idea de “romper su cabeza” implica someter la mente del instinto negativo, para que la nuestra se dedique plenamente a la santidad y a la Torá.
(Basado en Likutei Sijot, vol. 16, p. 160)

Puntos de las charlas sagradas

La “profesión” de la oración
Sobre el versículo en la parashá Vaiyegash que dice: “Tomaron el arte de sus ancestros” (Génesis 14:7, y explicado por Rashi), encontramos que los Sabios utilizan la palabra “omanut” (profesión, arte) para describir la oración. A primera vista, parece curioso llamar a la oración una “profesión”, ya que este término implica algo que se realiza de forma constante, mientras que la oración es generalmente entendida como una súplica que uno eleva solo en momentos de necesidad.

Sin embargo, una explicación más profunda revela que el término “tefilá” (oración) se refiere, en esencia, a una súplica al Creador para que satisfaga las necesidades del individuo. En este sentido, la oración parecería ser principalmente para el beneficio de la persona, permitiéndole recibir lo que necesita tanto material como espiritualmente.

No obstante, el Rambam (Maimónides) enseña en su introducción a las leyes de la oración que la mitzvá de orar no se limita a pedir necesidades personales, sino que constituye “servir al Eterno diariamente a través de la oración”. El propósito principal de la oración no es solo satisfacer nuestras necesidades, sino acercarnos y unirnos al Creador a través de este servicio diario.

Por esta razón, los Sabios describen la súplica al Eterno como una “profesión” (omanut), destacando que la oración no es solo un medio para resolver problemas personales, sino que es una parte central del servicio a Dios. La oración es el continuo compromiso espiritual del pueblo de Israel, no solo en tiempos de dificultad, sino como una expresión constante de su relación con el Creador.
(Basado en Likutei Sijot, vol. 11, p. 52 y ss.)

Puntos de charlas jasídicas sobre la redención y el Mashíaj

Ventajas visibles de inmediato
A Ben Koziba (Bar Kojba) se le reconocieron todas las virtudes, excepto aquella que se dice del Rey Mashíaj: “Holerá y juzgará” (es decir, juzgará según el aroma). Por ello, cuando lo probaron y descubrieron que carecía de esta cualidad, dejaron de creer en él. Sin embargo, al Rey Mashíaj no será necesario probarlo, ya que sus virtudes se reconocerán de inmediato.
(“Torat Menajem – Hitvaaduiot”, vol. 3, p. 30. Extraído de “Lekrat Shabat”)

La bendición de la Torá repetida y renovada
Cada día recitamos la “Bendición de la Torá” una vez. Sin embargo, cuando un judío sube a la Torá, realiza una bendición adicional, debido a la singularidad de leer directamente del rollo de la Torá. Así será también en la redención completa: cada vez que oigamos del Mashíaj nuevas e impresionantes revelaciones de la Torá, bendeciremos nuevamente debido a la altura única de ese aprendizaje.
(“Torat Menajem – Hitvaaduiot 5750”, vol. 3, p. 289. Extraído de “Lekrat Shabat”)

“Para el pequeño y el grande”
Respecto a las revelaciones del tiempo futuro se dice: “Ya no enseñará más un hombre a su prójimo… porque todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande” (Jeremías 31:33). Es decir, en el futuro todos estudiarán Torá de forma igualitaria, tanto el pequeño como el grande. La preparación para este nivel de estudio igualitario es el estudio del Rambam, quien escribió su obra “Iad Hajazaká” (Mishné Torá) para “el pequeño y el grande” por igual.
(Basado en “Hadranim al HaRambam”, p. 156 y nota 137. Extraído de “Lekrat Shabat”)

“Montados sobre los hombros de gigantes”
Es bien conocido el ejemplo que aparece en libros de ética judía: el enano que se para sobre los hombros del gigante puede ver más lejos que el gigante mismo, a pesar de ser un “enano”.
De manera similar, las primeras generaciones de nuestro pueblo son como “gigantes”; eran tan espiritualmente elevados que se decía de ellos: “Los primeros eran como ángeles”. En contraste, nuestra generación es como un “enano” en comparación. Sin embargo, dado que nuestro trabajo espiritual viene después del de las generaciones anteriores, es precisamente gracias a nuestra labor que podemos alcanzar la redención futura.
(Discurso de Ajarón Shel Pésaj 5742)

Los tefilín de Rabeinu Tam y la redención
El Zóhar menciona que los tefilín de Rabeinu Tam están vinculados con la llegada del Mashíaj. Dado que esto es así, y dado que ya se ha extendido la costumbre de colocarlos, es apropiado y recomendable que todos comiencen a utilizarlos.
(Discurso de Purim 5736. Extraído de “Lekrat Shabat”)

Juzgar por el aroma
En relación con la cualidad del Mashíaj de “oler y juzgar” (es decir, juzgar según el aroma), se explica que el aroma afecta directamente a la esencia del alma. Por esta razón, cuando alguien pierde el conocimiento, el aroma puede reanimarlo al despertar la vitalidad desde la profundidad del alma.
De manera similar, el juicio del Rey Mashíaj será tal que reconocerá la bondad esencial de una persona, viendo los aspectos negativos no como inherentes a su esencia, sino como algo externo.
(Ajarón Shel Pésaj 5711. Extraído de “Lekrat Shabat”)

¿Qué preguntas se dirigirán a Moshé Rabenu y cómo decidirá el Sanedrín?
La Guemará (Nidá 70b) menciona que en los días del Mashíaj se consultará a Moshé Rabenu y a Aarón sobre ciertas dudas. Estas preguntas se refieren a tradiciones recibidas, es decir, halajot transmitidas desde el Sinaí y preservadas a través de la tradición oral. En esos casos, se aclarará con Moshé Rabenu si esa halajá fue recibida directamente del Sinaí o de otro modo.
Sin embargo, cuando se trate de temas que se deducen a través de los métodos de interpretación halájica, que dependen de la opinión mayoritaria del Gran Sanedrín, la decisión no será determinada por Moshé y Aarón (que son solo dos), sino que requerirá el fallo de la mayoría del Sanedrín de 71 miembros.
(6 de Marjeshván, 5752. Extraído de “Lekrat Shabat”)

MAAMAR BARI LEGANI 5710

Atención a la serie de yahrzeits de grandes tzadikim (de bendita memoria) que nos acompañarán esta semana:
El 2 de Shevat, el Rabí Zusha de Anipoli;
El 4 de Shevat, el Rabí Moshe-Leib de Sassov (y en nuestra generación, también el Rabí Israel Abuhatzeira, el Baba Sali)
El 5 de Shevat, el Sefat Emet;
Y el 7 de Shevat, el Rabí David de Lelov.

(Además, a lo largo de este mes, conmemoraremos a figuras como el Rashash, el Rabí Mordejai de Lechovitz, el primer Rebe de Alexander, el Rabí Iejezkel de Kozmir, el Rebe de Kotzk y otros.)

En Jabad, particularmente en la última generación, el mes de Shevat se asocia con la conexión al tzadik, ya que el 10 de Shevat marca el yahrzeit del Rebe anterior, el Rabí Yosef Yitzchak Schneersohn (el Rebe Rayatz), y el inicio del liderazgo de su sucesor.

No solo recordamos a tzadikim, sino también a grandes tzadikót: ¡cuatro! rabaniot de Jabad fallecieron en el mes de Shevat:

  • La Rabani Rabka (10 de Shevat)
  • La Rabani Shterna-Sara (13 de Shevat)
  • La Rabani Jaya-Mushka (22 de Shevat)
  • Y la Rabani Menuja-Rachel (24 de Shevat).

¿Qué significa conectar con un tzadik, por qué es importante y cómo se logra correctamente?

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BATI LEGANI 5725 –  

El décimo día de Shevat es el aniversario del fallecimiento de la abuela del Rebe, el Rebe Rayatz, la madre del padre del Rebe Rashab, esposa de su abuelo el Rebe Maharash (quien falleció en el año 5674). En esa misma fecha, también falleció el propio Rebe Rayatz en el año 5710, y después del evento se supo que había entregado un maamar (discurso jasídico) para su publicación, destinado precisamente para el día de su fallecimiento.

En este maamar, se cita un versículo que dice: “Vine a Mi Jardín” (Shir HaShirim). Este versículo, dice el discurso, no solo menciona un jardín, sino “mi jardín”, indicando el lugar donde Dios experimenta deleite y placer desde los tiempos de la Creación. Originalmente, la Presencia Divina (Shejiná) residía principalmente en los mundos inferiores. Sin embargo, el primer pecado cometido en los inicios de la creación hizo que la Presencia Divina ascendiera desde la tierra hacia el primer cielo. Con los sucesivos pecados, como los de Caín, Enosh y las generaciones posteriores, la Shejiná continuó ascendiendo de un cielo al siguiente, hasta llegar al séptimo cielo.

Por otro lado, los actos de grandes tzadikim (justos) durante generaciones lograron que la Shejiná regresara desde el séptimo cielo hacia la tierra. La revelación plena de la Divinidad en la tierra se completó finalmente a través de la obra de Moisés en la entrega de la Torá, y así la Presencia Divina volvió a estar presente entre los seres humanos en este mundo inferior.

El pasaje también hace referencia a la idea de que la residencia divina no se limita al Tabernáculo o al Templo físico. Cuando la Torá dice: “Y habitaré entre ellos,” utiliza el plural “entre ellos” en lugar de “entre él,” indicando que la intención es que la Divinidad resida dentro de cada individuo del pueblo de Israel. De este modo, cada persona puede convertirse en una morada para la Presencia Divina, contribuyendo a la manifestación de la Divinidad en el mundo.

Cuando la Divinidad regresa para residir plenamente en este mundo inferior, el lugar más bajo, volvemos al estado original previo al pecado del Árbol del Conocimiento. El Midrash citado al inicio subraya que la residencia de la Divinidad al comienzo de la creación era similar a lo que experimentamos con la construcción del Mishkán (Tabernáculo) y el Beit Hamikdash (Templo), devolviendo la presencia divina al nivel inferior como era antes de aquel pecado primordial.

El propósito final de esta residencia divina no es para los mundos superiores; más bien, toda la secuencia descendente de la Divinidad a través de las diferentes etapas de creación tiene como objetivo final el mundo físico y material. Este mundo, en su estado más bajo, es donde se encuentra el mayor ocultamiento de la luz divina, pero precisamente aquí es donde se revela el mayor propósito. Según el Tania (capítulo 36), la verdadera meta no es un “arriba” o un “abajo” en términos físicos, porque para Dios no existe tal diferenciación. Antes de la creación, Dios era todo lo que existía, llenando todo espacio posible. Con la creación del mundo, la “diferencia” no está en Dios mismo, sino en los receptores de Su luz: las criaturas y los mundos inferiores que perciben Su presencia a través de “vestimentas” que ocultan y limitan Su luz.

En última instancia, el objetivo de la creación es que este mundo físico y material, el nivel más bajo, se convierta en una morada para la Divinidad. Este propósito es lo que genera mayor placer divino, porque implica la transformación de oscuridad en luz y el sometimiento de las fuerzas negativas. El Zohar señala que esta transformación, cuando la inclinación al mal (la “otra parte”) se somete y convierte en un canal para el bien, eleva el honor de Dios en todos los mundos.

Así, la mayor revelación de luz divina ocurre en este mundo, más incluso que en los mundos superiores. La Cabalá y el Jasidut explican que la luz divina se manifiesta en dos formas principales: como “luz que rodea todos los mundos” y como “luz que llena todos los mundos.” La primera es la manifestación infinita que brilla por igual sobre toda la creación sin adaptarse específicamente a ninguna criatura. La segunda es la luz que, aunque igualmente divina, se limita y adapta a las características de cada mundo y ser, llenándolos interiormente. Este proceso de revelación y adaptación crea las distintas jerarquías de mundos y seres, permitiendo que cada uno reciba la luz divina de acuerdo a su nivel.

El concepto central es la diferencia entre cómo la luz divina (el “Or Elokí”) se revela en los diversos mundos y la forma en que es percibida. Mientras que en los mundos superiores la luz divina se manifiesta con gran intensidad y claridad, en los mundos inferiores la luz se reduce, está más oculta y velada. Esta diferencia no reside en la luz misma, ya que el Creador es igualmente presente en todos los lugares, sino en la capacidad de cada mundo y nivel de revelar y percibir esa luz.

A lo largo del proceso de la creación, se produce una transición desde lo oculto a lo revelado, y desde lo superior a lo inferior. Los mundos más altos como Atzilut (Emanación) están más cerca del Creador y experimentan menos ocultación, mientras que los mundos más bajos, como Beriá (Creación), Yetzirá (Formación) y Asiá (Acción), presentan un alejamiento gradual de la luz divina evidente, lo que lleva a una realidad más limitada y definida.

El mundo de Atzilut se describe no como una creación nueva de algo que no existía previamente, sino como una “revelación de lo oculto”. Esto lo diferencia de los mundos de Beriá, Yetzirá y Asiá, que se consideran un “algo” (yesh) creado a partir de la “nada” (ayin). En Atzilut, aunque hay una estructura de diez sefirot (atributos divinos), estas están tan íntimamente ligadas a lo Divino que se consideran parte de la realidad misma de la Divinidad. Por otro lado, en los mundos inferiores, la luz divina se adapta y se limita a las características de cada nivel, lo que da lugar a la diversidad y las restricciones que definen cada mundo y criatura.

Esta cadena de ocultaciones y revelaciones no implica que el Creador esté más presente o menos presente en algún lugar. Más bien, se trata de un proceso destinado a que los seres creados puedan experimentar y reconocer la luz divina de acuerdo con su nivel y capacidad. En última instancia, el propósito es que incluso el mundo más bajo, el físico y material, sea capaz de revelar la Divinidad de una manera única, cumpliendo así el objetivo final de la creación.

En resumen, esta carta del Rebe de Lubavitch proporciona una guía detallada para el 10 de Shevat, el aniversario (iahrtzeit) del fallecimiento de su suegro, el Rebe anterior, el Rabí Yosef Yitzchak Schneersohn.

El Rebe describe los siguientes puntos principales:

  1. Aliot en Shabat: En el Shabat anterior al iahrtzeit, se debe intentar que todos los presentes reciban aliot (subidas) a la Torá. Si no hay suficientes aliot en una sola sala, se puede leer la Torá en habitaciones separadas, pero no se debe aumentar la cantidad de aliot. La aliá de maftir (final) debe ser dada, preferiblemente, a la persona más respetada del grupo, elegida por mayoría o por sorteo.
  2. Dirigir los servicios de oración: Durante el iahrtzeit, se debe designar a diferentes individuos para dirigir las tres oraciones diarias—Maariv (por la noche), Shajarit (por la mañana) y Minjá (por la tarde)—de modo que más personas puedan participar.
  3. Encender velas: Se debe encender una vela que arda durante las 24 horas completas del iahrtzeit. Si es posible, se prefiere una vela de cera. Además, se deben encender cinco velas durante los momentos de oración.
  4. Estudio de Torá y recitación del Kadish: Después de las oraciones de la mañana, la persona que dirigió el servicio debe estudiar secciones específicas de la Mishná y luego decir una breve frase de conclusión seguida del Kadish del Rabino. También se deben leer en voz baja algunas líneas del Tania.
  5. Revisar el Maamar (discurso jasídico): En la noche del iahrtzeit (después de Maariv) y nuevamente después de las oraciones de la mañana, los participantes deben repasar una parte del maamar del Rebe anterior, “Basi LeGani”, publicado justo antes de su fallecimiento. Esto puede hacerse de memoria o leyendo el texto. Todo el discurso debe completarse después de Minjá.
  6. Tzedaká (caridad): Por la mañana antes de las oraciones y nuevamente antes de Minjá, todos deben dar caridad específicamente para causas relacionadas con el Rebe anterior, tanto por ellos mismos como por cada miembro de su familia.
  7. Recitar un Pidión Nefesh (oración por el alma): Después de las oraciones de la mañana y de repasar el maamar, cada persona debe escribir y leer un “Pidión Nefesh”, imaginándose de pie ante el Rebe anterior. Luego se debe colocar el mensaje entre las páginas de un maamar u otros escritos del Rebe anterior y, si es posible, enviarlo el mismo día para que se lea en su lugar de descanso.
  8. Estudio de Mishná y realización de farbrenguens: A lo largo del día, estudiar la Mishná correspondiente a las letras del nombre del Rebe. Realizar reuniones jasídicas (farbrenguens) y dedicar tiempo para hablar con los miembros de la familia sobre la vida y las enseñanzas del Rebe anterior.
  9. Alcance comunitario: Se alienta a las personas capacitadas a visitar sinagogas locales y casas de estudio para compartir enseñanzas y dichos del Rebe anterior, destacando su amor por cada judío y sus iniciativas, como el Tehilim diario (Salmos), Jumash con comentarios de Rashi y, donde corresponda, el estudio del Tania.
  10. Involucrar a la juventud: Visitar reuniones de jóvenes judíos y, cuando sea posible, incluso jóvenes que aún no son observantes. Explicarles cuánto se preocupaba el Rebe anterior por ellos, lo que esperaba de ellos, y su esperanza y confianza de que finalmente cumplirían con su papel de fortalecer el judaísmo y difundir la Torá.

La carta concluye con una plegaria por la pronta llegada de la redención y la resurrección de los justos, para que el Rebe anterior pueda nuevamente guiar a sus seguidores en persona.

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