PSICOLOGIA
UN BUEN CONSEJO
El primer pecador en la Torá fue la astuta serpiente, que se aprovechó de la inocencia y ceguera de Adam y Eva, fracasando con un mal consejo, el de comer del “árbol del conocimiento del bien y del mal”, y trajo la muerte a el mundo. La serpiente transgredió “ante el ciego no pondrás obstáculo”, “לפני עִוֵר לא תתן מכשֹל”, y provocó que la humanidad se cubriera con “chaquetas de piel”, opacidad y turbidez…
escrito por Itiel Giladi
El primer pecador en la Torá es la serpiente desnuda, que se aprovechó de la inocencia y ceguera de Adán y Eva, les falló con un mal consejo, de comer del “árbol del conocimiento del bien y del mal”, y trajo la muerte al mundo. La serpiente transgredió “ante el ciego no pondrás obstáculo”, “לפני עִוֵר לא תתן מכשֹל”, y provocó que la humanidad se cubriera con “vestimentas de piel”,” כתנות עור” con la opacidad y turbidez de la “mishja dejuia”, “משכא דחויא” (la piel de serpiente).
Dar malos consejos es “algo comprometido con el corazón”, porque quien da el consejo puede justificarse y afirmar que tenía buenas intenciones. Es decir, el obstáculo comienza con una mala intención en el pensamiento del corazón (odio en el corazón, שנאה בלב de guematria “ Un obstáculo” “מכשֹל”), se manifiesta en un mal consejo con una palabra y se pone en práctica cuando el destinatario del consejo falla. En cualquier caso, una corrección profunda del pecado original exige la purificación del corazón de cualquier huella de odio, envidia o maldad hacia el amigo – limpiarse del odio gratuito – generador de la destrucción y del exilio.
La rectificación completa del pecado no consiste sólo en evitar dar malos consejos. El verdadero amor por los demás debe expresarse dando buenos consejos, al menos cuando él lo pide. Un buen asesoramiento es complicado y complejo, y la persona puede fracasar, aunque sea inconscientemente, por una carencia de reflexión o incluso por una ligera e inconsciente actitud negativa hacia los demás. ¿Por qué deberíamos involucrarnos en esto? “תשועה ברב יועץ”, “La salvación está en la abundancia de consejeros”, [Proverbios 11:10] y la Torá ordena a quien sea capaz de esto que dé buenos y dulces consejos a su amigo, “dulce para su amigo, el consejo desde el alma” [Proverbios 27:9]?
Para corregir lo malo en el “árbol del conocimiento del bien y del mal” necesitamos dar buenos consejos dentro de la complicada realidad en la que vivimos, en los problemas del mundo físico, y consejos desde el “árbol de la vida”, consejos vivificantes y claridad en el servicio a Dios, observando la Torá y sus preceptos.
Al igual que los malos consejos, los buenos consejos son también para todos “una cosa comprometida con el corazón”. Para dar buenos consejos a los demás, es necesario “amar a tu prójimo como a ti mismo”, darle exactamente el mismo consejo que yo me daría a mí mismo en una situación similar. Por supuesto, el consejo debe ser “un consejo que sea apropiado para él” – el buen consejo que me daría a mí mismo es adecuado para mí, pero no necesariamente adecuado para la otra persona, y la intención es que, así como yo me daría a mí mismo el mejor y más adecuado consejo para mí, así le daré el mejor y más adecuado consejo para él.
Para hacer esto, uno debe ‘meterse en la cabeza del amigo’, tratar de adaptarme a su carácter, sus patrones de pensamiento y su mundo emocional, y tratar de mantener para él “en aguas profundas está el consejo en el corazón del hombre, y un hombre de entendimiento lo extraerá”, מַיִם עֲמֻקִּים עֵצָה בְלֶב אִישׁ וְאִישׁ תְּבוּנָה יִדְלֶנָּה [Proverbios 20:5]. Después de formular el mejor consejo según mi creencia y entendimiento, también debe expresarse como “un consejo que es justo para él”, con una explicación y una elección de palabras que sea comprensible para él y que se ajuste a su corazón -todo para que adopte el consejo e implementarlo en la práctica.
Un “hombre sabio” da buenos consejos, pero a veces en lo más profundo de su comprensión el consejero descubre que la verdadera respuesta es “no sé”, y cuando esta respuesta se da con amor y desde el fondo del corazón, inspira al consejero a encontrar dentro de sí mismo el mejor consejo para él.
Dar buenos consejos corrige el pecado original, devuelve a la humanidad al Gan Eden, le inviste de “vestimentas de luz” “כתנות אור”, y acerca la venida del Mesías, que es llamado un “consejero maravilloso”, Pele Ioetz “פלא יועץ”.