JASIDUT PARA CHICOS
RAZI NOS CUENTA
cómo, cuánto, por qué, quién y qué.
Y también sobre la fuerza especial de Moshé Rabenu.
El pueblo de Israel sale de Egipto
¡El pueblo de Israel sale de Egipto!
La alegría de la libertad del yugo de Faraón, junto con los milagros de las plagas y la apertura del Mar Rojo, aún resuenan en el ambiente. Aún no ha pasado un mes desde la noche del Seder y ya el pueblo se enfrenta a una dura prueba: la comida se ha agotado.
El miedo a la escasez de alimento se vuelve real, y los hijos de Israel acuden a Moshé con una dura queja:
“¡Ojalá hubiéramos muerto en manos de Hashem en la tierra de Egipto!”
Hashem responde a su pedido, pero junto con ello, los somete a una prueba de fe y confianza: hace descender el man (maná) en abundancia, pero con la condición de que recojan solo la cantidad suficiente para un solo día.
“¿Y nosotros qué?” – La humildad de Moshé Rabenu
Cuando Moshé se acerca para anunciar al pueblo la decisión de Hashem de enviar el man, junto con la condición impuesta, añade una expresión interesante que revela un rasgo fundamental de su carácter.
Los hijos de Israel se quejan ante Moshé Rabenu. ¿Cómo no? Después de todo, él es el representante de Hashem, el emisario que los sacó de Egipto. Pero Moshé, en su respuesta al pueblo, da un paso atrás y les pregunta:
“¿Y nosotros qué, para que se quejen contra nosotros?”
El significado de esta frase es claro: “Si tienen un problema con Hashem, diríjanse directamente a Él. Nosotros, Moshé y Aarón, no somos parte de esta cuestión, así que no tiene sentido reclamar contra nosotros.”
La enseñanza jasídica: “¿Y nosotros qué?” es la respuesta
En los libros de Jasidut se explica que detrás de la pregunta de Moshé Rabenu “¿Y nosotros qué?” se esconde también la respuesta.
Moshé no la dice en tono de queja, sino en forma afirmativa y con signo de exclamación:
“¡Y nosotros qué!”
Es decir, en nosotros – en mí y en Aarón, mi hermano – existe una fuerza inmensa llamada ‘Ma’ (¿qué?)”.
El Koaj HaMa (la fuerza del “¿qué?”) en Moshé Rabenu representa su máxima humildad y anulación del ego ante Hashem.
Diferentes tipos de preguntas
Después de una actividad nocturna intensa, regreso a casa tarde, casi a la medianoche. Entro en silencio para no despertar a nadie, dejo mi mochila pesada a un lado y pienso: “No importa, ya la ordenaré mañana. Estoy más cansado que ella…”
En la mañana, apenas me despierto y abro los ojos, me encuentro rodeado por mi familia, bajo un intenso interrogatorio con una lluvia de preguntas:
- “¿Cómo estuvo?”
- “¿Te divertiste?”
- “¿Cuántos niños participaron?”
- “¿Cuándo terminó la actividad?”
- “¿Quién era el guía del grupo?”
- “¿Quién ganó?”
- “¿Quién no llegó?”
Y muchas más…
Comparto con alegría todas mis experiencias y les cuento que la actividad fue realmente especial y enriquecedora.
Luego, al calmarse las cosas, me quedo pensando no en la actividad, sino en el interrogatorio familiar. Me doy cuenta de algo interesante: las preguntas que me hicieron se pueden dividir en distintos tipos, y cada miembro de la familia tiene su propio estilo de preguntar.
¿Cómo? ¿Cuánto? ¿Por qué?
- Rubi se interesa por los detalles numéricos:
- ¿Cuántos niños asistieron?
- ¿Cuánto duró la actividad?
- ¿Cuántos ganaron un premio?
- ¿Cuánto costaba cada premio?
- ¿Cuánto tiempo debía durar la actividad?
En resumen, Rubi quiere saber el “cuánto”. Parece que quiere registrar toda la información en su base de datos personal de números…
- Dasi, la hermana atenta, se preocupa menos por los números y más por los sentimientos:
- ¿Disfrutaste?
- ¿Te emocionaste?
- ¿Cómo reaccionaron los demás a tu éxito?
- ¿Cómo trató el guía a los que no lo lograron?
Para ella, lo importante es el “cómo”.
- Eliezer también pregunta sobre el “cómo”, pero desde otro ángulo:
- “Dime, ¿fue una actividad de calidad?”
- “¿Era mejor que la que hicimos la semana pasada?”
Él quiere comparar la experiencia con otras y evaluar su valor cualitativo.
- Yehoyadá siempre pregunta:
- ¿Por qué la actividad empezó antes del anochecer?
- ¿Por qué nos dividieron en dos grupos y no en tres?
- ¿Por qué me tocó jugar al final, después de todos?
Como era de esperarse… por eso se llama Yehoyadá (“Dios sabe”).
¿Quién y qué?
- Mamá escucha todas las preguntas con ojos atentos y luego añade la suya:
- “Dime, Razi, ¿cómo se llama el guía?”
- “Azrieli”, respondo.
Pienso para mí: ¿Para qué necesita saber eso? ¿Qué cambia el nombre del guía?
Pero así son los adultos… si conocen a la madre del guía o a sus hermanos, entonces ya lo saben todo sobre él. Solo diles “quién”, y ellos sacarán todas las conclusiones.
- Papá entra en la habitación después de recopilar toda la información:
- “¿Cómo estás, Razi? Escuché que tuviste una actividad interesante ayer.”
Pero a él siempre le interesa algo diferente.
- “Razi, ¿qué puedes aprender de esta actividad desafiante que hiciste?”
- “¿Qué aprendiste sobre ti mismo?”
Y aquí está su pregunta clásica:
- “Razi, ¿qué está enseñándote Hashem aquí?”
¿Ven la diferencia?
A mi papá no le interesa el “cuánto”, el “cómo”, el “por qué” ni el “quién”. A él solo le interesa el “qué”. ¿Para qué todo esto?”
El poder del “¿qué?” en la sabiduría
El deseo de saber qué hay más allá y cuál es el propósito de cada cosa es una característica asociada a la sefirá de Jojmá (sabiduría).
Una persona inteligente se basa en el conocimiento previo que ha acumulado en el pasado para sacar conclusiones.
Pero una persona sabia no se conforma con ello. Siempre busca experimentar y descubrir las cosas por sí mismo. Para ello, deja de lado todo lo aprendido y se abre a nuevas ideas y pensamientos.
Este tipo de pensamiento indica bítul (anulación del ego).
La grandeza de Moshé Rabenu – Sabiduría y humildad
Este es el gran poder de Moshé Rabenu: el poder de la sabiduría y la anulación del ego.
Por eso, Hashem lo elige para bajar el man del cielo y enseñar al pueblo una lección crucial de fe y confianza.
¿Quién es adecuado para una tarea así?
Alguien que “vive del cielo”, que no siente su propia existencia como independiente, sino que está completamente anulado ante Hashem y dedicado a su misión.
Que podamos merecer el “¿qué?” de la humildad ante Hashem.
¡Shabat Shalom y bendiciones!
Razi