EMOR

DAR UN CUMPLIDO

PSICOLOGIA JASIDICA

Por Rabí Itzjak Ginsburgh

El sagrado Zohar establece que: «No hay izquierda en este Anciano (el partzuf de Atik Iomin) – todo es derecha». La explicación interior es que, para mover-transferir a alguien de su lugar no es bueno con la línea izquierda, los juicios y las críticas, sino solo con la línea derecha, la bondad y el amor. A veces, para prevenir un daño inmediato se requiere de la crítica, pero debe expresarse con discreción y sensibilidad. El verdadero cambio, sin embargo, solo se logra potenciando los aspectos positivos de la personalidad.

La enseñanza de Rabi Najman de Breslov sobre el versículo «Solo un poquito más, y el malvado no estará más; y mirarás con atención en su sitio, y ya no estará allí» es bien conocida: para sacar a una persona malvada de su lugar original («y mirarás con atención en su sitio, y ya no estará allí»), es necesario ver «aún un poco» el bien («el malvado no estará más») que hay en él. Centrar la atención en la bondad de los demás la amplifica, la convierte en lo central de la personalidad y la eleva a un nivel diferente.

De hecho, para amplificar el bien ajeno y hacer que nuestra sociedad sea mejor y más iluminada, no basta con pensar bien de los demás – hay que expresarlo con palabras, elogiar a los amigos en su presencia y no en su presencia, iluminar el mundo con elogios por las cosas buenas que se ven en los demás. Así describe Maimónides el discurso del sabio: «Juzga a todos favorablemente, habla de los elogios de su amigo y en absoluto de sus deshonras». Un verdadero sabio sabe identificar las buenas intenciones de cada persona, interpretar sus acciones positivamente y expresar su alabanza de forma que no se derive de ella ninguna deshonra o vergüenza (ni siquiera implícita o indirectamente).

Maimónides dice que elogiar a los demás es también la primera expresión del “gran principio de la Torá” de amar al prójimo: “Es una mitzvá para cada persona amar a cada uno de Israel como a sí mismo, como está dicho: ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo’; por lo tanto, uno debe elogiar su nombre, etc.” ¿Cuál es, entonces, la diferencia entre elogiar a un amigo, algo que debe ser una obligación para todos, y la cualidad especial del sabio que elogia a su amigo?

Se puede elogiar a los demás de forma general, sin entrar en detalles, e incluso exagerar sus elogios – lo principal es crear un ambiente positivo, respetuoso y cariñoso. De esta manera, se logra elogiar incluso a aquellos cuyas virtudes no se conocen con precisión, y además se evita el riesgo de que un elogio preciso y mesurado implique una crítica oculta. Pero un verdadero estudioso de la Torá posee la suficiente grandeza mental para identificar con precisión las bondades y fortalezas en los demás, para elogiarlos de una manera que las revele, las amplifique en la personalidad y las afiance en la realidad. Junto a la precisión y la mesura, también sabe cómo hacerlo correctamente, “hablando de los elogios de su amigo y en absolutos de sus deshonras”. Un elogio tan acertado no solo crea una atmosfera general positiva, sino que también genera un cambio psicológico mucho más concreto y profundo.

Sin embargo, hay que recordar que el Alter Rebe dijo que la redención vendrá mediante la bondad, incluso si no es verdadera. Aunque el cumplido amoroso no sea una bondad verdadera y precisa, lo principal es aumentar el amor por Israel y así traer la redención.

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