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El Rebe Jaim de Tzanz una vez ayudó a una pareja pobre y organizó su boda. En el momento de la boda, Rabí Jaim quiso darle un regalo a la joven pareja, pero no pudo encontrar ni un centavo en su bolsillo. En cambio, les dijo:

Una vez, el Baal viajó a Shem Tov con sus discípulos y en el camino se encontraron con un hombre joven y una mujer joven con él. El Baal Shem Tov les preguntó:

“¿Adónde se dirigen?”

Los dos respondieron:

“Nos vamos a casar en unos días. Y como los gastos de la boda en la ciudad son muy grandes y somos pobres, nos vamos a casar en el pueblo, donde los gastos son menores”.

Y también le dijeron a Baal Shem Tov en qué día se llevaría a cabo su boda.

En el día señalado de la boda, el Baal Shem Tov y sus alumnos fueron a ese pueblo para asistir a la boda de la joven pareja. Cuando llegaron al lugar de la boda, el Baal Shem Tov y sus alumnos alegraron a los novios el día de su boda.

Cuando llegó el momento en que es costumbre anunciar el “dorón hadrasá“, estos son los regalos que los participantes entregan a la joven pareja, los jasidim buscaron en sus bolsillos y no encontraron dinero. En cambio, los estudiantes de Besh”t decidieron darle a la pareja los pequeños alicates que solían llevar consigo, como era costumbre en aquellos tiempos.

El Baal Shem Tov también pidió dar un regalo a los novios, pero no encontró ni dinero ni un cuchillo en sus bolsillos. En cambio, pidió que se anunciara que el regalo que él le da a la joven pareja era una mansión.

Luego bendijeron la comida con las siete bendiciones que se dan en el momento de la boda, y continuaron alegrando más a los novios.

Por la mañana, el Besh”t siguió su camino, y los novios también volvieron a la ciudad. Y he aquí, cuando pasaron por el bosque en medio del camino, encontraron a un niño gentil de unos tres o cuatro años llorando solo en el bosque. La pareja llevó al niño a su casa y lo alimentaron con la comida que tomaron del banquete de bodas.

Unos días después la pareja escuchó que se anunciaba por toda la ciudad  que quien encontrara al niño perdido y se lo devolviera a sus padres, recibiría a cambio una mansión. Devolvieron al niño a sus padres y recibieron una mansión, tal como dijo el Besh”t”.

Cuando Rabí Jaim terminó la historia sobre el Besh”t, Rabi Fishel, uno de sus jasidim se levantó de inmediato, y anunció que el Rebe les otorgaba una mansión a la pareja como regalo de bodas.

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